Our show so far!!

*SE ABRE EL TELÓN*

Malice Mortis, un joven con la maravillosa habilidad de soportar sin dolor las más terribles mutilaciones y de nunca dejar de sonreír, es expulsado de su casa. Llega por coincidencia a la colorida carpa de un circo de fenómenos que pasaba por su ciudad, y decide unirse ya que no tiene nada que perder y es más o menos su ambiente. Al entrar un poco más conoce a Tighel, un payaso de labios cosidos, a quien le pide que lo deje trabajar ahí. Tighel lo piensa un poco y lleva a Malice a conocer al maestro de ceremonias, Arda Karanlik, un turco que lleva siempre una máscara en la cara. La fuerte presencia y personalidad de Arda parece cautivar sobremanera al payaso, y termina ganándose también a Malice. El maestro de ceremonias examina al joven y lo acepta de conserje, asignándole como compañero de cuarto a Tighel. Ambos jóvenes se retiran a pasar la noche en el carromato del payaso, que pronto acomoda a su nuevo colega en una litera.

Al día siguiente Malice despierta para encontrar un dibujo de las carpas traseras sobre su cara. Como Tighel no sabe escribir, se lo había dejado para que se ubique. Malice va al encuentro del payaso, que lo lleva a las jaulas de los animales indicándole con un gesto que lo ayude a limpiar y alimentarlos. Deja que vaya por todas las jaulas, excepto una gran caja de hierro cerrada con cadenas y candados. En ella sólo entra el payaso.
Dentro espera Phutric, un caníbal asignado al cuidado de Tighel, que sólo sale de su prisión para los espectáculos y no recibe bien a nadie que no sea su cuidador. Tighel va con un gran cofre lleno de partes de niños que él ha matado, por haberlos encontrado robando. Al ver a Phutric se acerca a él descosiéndose los labios, y conversa con la mayor naturalidad del mundo mientras le da de comer. Tighel sólo habla con Phutric, y es el único que entiende los gruñidos y ruidos que usa el caníbal para comunicarse.

Afuera, Malice nota una jaula con dos grandes leones negros. Sonriendo por lo lindos que le parecen, entra justo cuando Tighel iba de salida. Los leones se le echan encima, atacándolo, a lo que Tighel reacciona tomando las cadenas que hay en el suelo. Tras entrar en un killing spree, Tighel despierta con las cadenas manchadas de sangre y arrastrando a Malice fuera de la jaula. Los leones gimen en una esquina, arrepentidos de haber herido así a Malice. Pero el joven se levanta como si nada ante el asombro de Tighel, y regaña a los leones por jugar así de fuerte.

El payaso decide que después de todo no ha sido una herida muy fuerte, y deja a Malice a que vea el acto que ya va a empezar. Ahí, Tighel y Phu hacen una excelente demostración de canibalismo y agilidad. Pero Malice está más atento en ver presentar a Arda, que de por sí ya es casi un espectáculo aparte. Pasan los números uno tras otro, cada cual más extraño y fantástico que el anterior, y finalmente los espectadores se retiran entusiasmados.

Para preparar el segundo acto, Tighel y Malice se apuran en limpiar los alrededores. Pero Tighel no ha notado que, en su apuro, dejó la puerta de la celda de Phutric abierta. El caníbal decide escaparse, pero el brillo del sol y el tumulto de la gente lo confunden y corre hacia la carpa. En ella se encuentra Malice, limpiando feliz. En su desesperación, Phutric ataca a Malice. Tighel, alarmado por el ruido, le grita que por favor pare. El movimiento es tan brusco que le rompe las costuras, hiriéndole los labios. El caníbal se detiene y arrepentido se va con su cuidador, dejando el cadáver de Malice en el suelo.

Tighel empieza a bañar a Phutric dentro de la jaula, más triste que molesto, porque sabe que Arda va a estar muy decepcionado. En lo que eso pasa, el maestro de ceremonias va silbando a arreglar la carpa.
Para su sorpresa, se encuentra con el cadáver de Malice. Frunce el ceño, porque sabe que quien lo ha matado ha sido Phutric, y con algo de pena va a jalar el cadáver del pie para llevárselo. Pero no atina ni a tocarlo y ya ve a Malice recogiendo sus tripas tan campante y regenerándose en un dos por tres. Al darse cuenta del increíble talento del joven, Arda sonríe iluminado por una idea millonaria y se lo lleva, bailando con él por el camino y exclamando feliz que lo convertirá en una gran estrella.
Llegan al carromato de Arda, donde éste empieza a seleccionar la ropa que Malice debe ponerse para su debut esa misma tarde. En la presentación está la magia. En lo que el maestro de ceremonias hurga en sus baúles, Malice toma disimuladamente una de las máscaras y se la guarda. Cuando el nuevo miembro del circo está listo, Arda lo manda a explorar un poco. Por otro camino llegan Tighel y Phutric, para disculparse por haber matado a Malice. Pero Arda no castiga a Tighel, pues sabe que no es su culpa y que Malice no está muerto. En vez de eso le da un paquete indicando que Phutric debe comerse su contenido y se retira a arreglarlo todo, dejando a los otros dos confundidos.
Tighel se guarda el misterioso paquete y va con Phutric a hacer su acto nuevamente. Salen tan rápido que no notan que Arda está anunciando a Malice, quien como parte de su acto se automutila varias veces y se disloca huesos para que los espectadores vean cómo no le duele y cómo en cuestión de segundos está bien de nuevo. La ovación fue de pie, atronadora, y Malice puede ver cómo Arda sonríe emocionado desde el techo de la carpa.
Mientras tanto, en la jaula, Tighel abre el paquete y ve un simple y delicioso pastel de crema. Sorprendido y un tanto desconfiado, va y lo prueba. Como no siente nada raro y más bien está rico, se lo da a comer a Phutric. Lo que ellos no saben, y Arda sí, es que el organismo del caníbal no está acostumbrado a la comida normal. En poco tiempo, Phutric se siente enfermo y se queja de que Arda lo ha envenenado. Pero eso no puede ser, puesto que de ser así Tighel también estaría mal.
Dándose cuenta del castigo, Tighel se aplica en cuidar a su caníbal hasta la noche. Cuando regresa a su carromato se lleva el susto de su vida al ver a Malice feliz de la vida, porque pensaba que estaba bien muerto, pero naturalmente no dice nada y va a dormir. Malice, enamorado, toma la máscara que le robó a Arda y la besa antes de esconderla en su almohada y dormir soñando con él.
Temprano en la mañana, Arda se lleva a Malice a conocer al verdadero jefe del circo. Van muy dentro, al bosque, hasta llegar a una caseta oscura de la que emerge un hombre de aspecto cansado y profundas ojeras. Es Dorian, jefe del circo, que aprueba a Malice con un leve gesto de molestia. Tras dejar bien claro que no quiere que lo molesten más, se retira de nuevo a su caseta. Arda parece aliviado de no tener que tratar más con su jefe, y se lleva a Malice a practicar actuación para mejorar sus entradas dramáticas.
Entretanto, Tighel ha ido donde Phutric. El caníbal parece estar mucho mejor, y pide que lo desaten para estirarse un poco. Tighel así lo hace, pero los instintos de Phutric hace días que deseaban mostrarle cariño a su cuidador, así que el payaso se ve sujeto por Phutric. Libre para hacer lo que quiere, el caníbal recuerda una escena vista en casa de su amo anterior y fuerza su camino por el cuerpo de su cuidador.

*ENTREACTO: https://www.youtube.com/watch?v=beDZjR78_wk&feature=related *