Capítulo I: Suddenly falling with you

Caleb jugaba nervioso con dos pequeños objetos que tenía en su bolsillo mientras caminaba de aquí para allá en la salida de la universidad. Su novio estaba en clases y pronto saldría para ir a casa, así que Caleb decidió hacerle una visita para hacerle una gran pregunta.
Una a la que no sabía como respondería y que cambiaría sus vidas.
-Vamos! Vamos...- ¿Que pasa si la respuesta es no? ¿Que harían a partir de ahora? Esa incertidumbre lo estaba matando...
-Caleb.- Se acercó uno de sus antiguos profesores. Su favorito.
-Ah, señor Lamberg.-
-Deja los saludos. ¿Cuando te vas a dignar a volver a medicina?- Le encantaba este profesor, siempre tan directo.
-No pronto. Las cosas se complicaron y...
-Si, si, la carrera no es barata y todo lo que me contaste.- Lo miró, con animos de regaño, pero al final solo suspiró. -Mira Caleb. No esperes mucho tiempo. Porque cuando estés "bien" verás que ya ha pasado la mitad de tu vida. Simplemente no hay un momento correcto para comenzar estas cosas.- El profesor se acercó y le puso una mano en el hombro. -No esperes más de un año, está bien?-
-Si, señor.- Respondió con decisión, aunque por dentro sabía muy bien que todo esto dependía de la respuesta de Joseph.

Pues el profesor se despidió y siguió su camino. Probablemente sería la última vez que se vieran.
Caleb volvió a su estado de nervios y caminata incesante...hasta que sonó la campana del termino del periodo.

Últimamente, a Jo se le estaba haciendo más difícil prestar atención.
No era a todas las clases. Era, en particular, a Estadística. El profesor tenía un efecto sedante en él: sería la voz? La manera de pasar las hojas con cuidado, de escribir lentamente? Fuera cual fuese el caso, lo relajaba y adormecía.
Lo cuál no entorpecía sus estudios, claro. Joseph se forzaba a estar despierto, a anotar, a preguntar, a pasar las pruebas. Y hasta ahora lo conseguía.

Sintió una mezcla de alivio y desaliento cuando sonó el timbre. No le gustaba dejar una clase relajante, pero sí irse por ahí a hacer las tareas de una y a ver si se veía con Caleb. No era acaso un día precioso para caminar?
(Estaba nublado y llovía un poco. La niebla cubría los últimos pisos de los edificios en la lejanía, y no se podía ver más allá de tres calles. Pero era un día precioso, sin embargo. La clase de día cuando puedes exhalar tu aliento en forma de una nube de vapor, cuando sientes la nariz fría y las mejillas ardiendo, y al empinarte para besarlo comparten la poca calidez que queda en el rostro, con ese frío...)

Juntando sus cosas, Jo se despidió del profesor y salió del salón de clases rebuscando en su bolsillo a ver si tenía unas monedas.

(Monedas para que XD)

Caleb suspiró y volvió a meter las manos en los bolsillos por dos razones. Una, porque hacía un frio terrible y la otra porque en uno de los bolsillos todavía reposaba el pequeño regalo que le quería hacer a Jo, o más bien a la relación, y quería sentirlo, saber que todavía estaba allí.

Los estudiantes poco a poco comenzaron a salir, al igual que los profesores. Uno de ellos salió y le sonrió a Caleb mientras caminaba a su auto y arrancaba. Era el profesor Alexander Collins, un hombre serio y centrado. Daba clases en la facultad de derecho de la universidad, pero llegó a trabajar un tiempo con Caleb en uno de los festivales, además de un curso introductorio de política. Nadie sabía mucho del hombre, además de que trabajaba como fiscal y que le gustaba estar solo.

En fin, siguió en su interminable circulo de preocupación, mientras levantaba la mirada cada vez que un estudiante pasaba. Pronto estaría aquí su Jo y no podía dejar de pensar en que pasaría si rechazara su propuesta.

(pues para un sandwich!)

El cling de las monedas bajando por la máquina dispensadora recordaron a Jo que andaba algo corto de tiempo. Se puso el sandwich en la boca y corrió todo el camino fuera de la universidad, haciendo equilibrio con los libros y los apuntes. No desayunar era una pésima idea. Sus padres siempre se la cargaban por eso.

A lo lejos, logró avistar a su amado Caleb. Sonrió sin soltar el plástico de su sandwich y apuró el paso, yendo a plantarse frente a él y dejando hábilmente el sandwich sobre sus libros.
-Te doy la mitad si tienes hambre- ofreció como saludo, dándole un beso cariñoso. -Es bien grande, no podría comérmelo solo.-

Caleb le respondió el rapido beso. Hace años, cuando todavía estaban en el instituto, Caleb no dejaba que Jo le diera muestras de cariño en público ya que le gente hablaría y tendrían muchisimos problemas. Pero a medida que fueron creciendo y entraron a la universidad, se dieron cuenta que lo que la gente dijera no importaba, y más aun cuando Caleb le dijo a su familia sobre su orientación sexual y que el amigo de la infancia era en realidad su pareja.
Algunas personas de la universidad hablaban a veces sobre ellos, unos no les importaba y lo veian bien, a otros les molestaba. Pues, asi era la vida.
-No, ya comí. Ven, te ayudo con tus libros.- Caleb tomó los libros del otro, para dejarlo con el sandwich. -Come.- DIjo, no sabiendo bien como abordar el tema. -Jo, tenemos que hablar...por favor...- Comentó al fin, mirandolo algo nervioso.

Joseph agradeció el gesto de Caleb con una sonrisa, le quitó el plástico a su sandwich y empezó a desayunar. Ya era hora de almuerzo, pero qué puede uno hacer. Aprovechó también para subirse el cierre de la chaqueta, que empezaba a hacer frío, y caminar calle abajo en dirección a la parada de autobús.
Le sorprendió un poco la seriedad y el nerviosismo en la voz de su pareja. Qué sería? Pasó su pedazo de sandwich (tocino, queso y mantequilla!) y guardó el resto para luego. No le gustaba comer mientras discutía temas importantes.
-Claro, dime... No es nada con tus padres o los míos, no?- inquirió. La familia de Joseph se empeñaba en tratar "el problema" como si no pasara nada. Vaya un apoyo que eran a veces.

Caleb comenzó a caminar también, mirando lo adorable que se veia cuando comía y se llevaba la boca.
Caleb suspiró de nuevo y se detuvo en medio camino, balanceando los libros en una mano, para dejar libre la otra.
-Se trata de mis padres.- Comenzó. -Tuve problemas con ellos ayer...o más bien, uno muy grande. Y pues... luego te contaré más. La cosa, Jo es que... ya no puedo volver a casa.- Explicó. No lo dejarían y tampoco lo haría aunque se estuviera muriendo de hambre.
-Mis cosas están en la casa de un amigo por ahora y gracias a él pude encontrar un apartamento rápidamente.- Y aqui venia el asunto dificil. -Además de eso, creo que tendrán un problema con tu familia...- Sus padres odiaban a Jo, con toda su alma, por ser el novio de su hijo. -Tal vez hablaron con ellos...no se. Lo siento.- Ahora que habia expuesto sus puntos, era hora de culminar la idea. -Entonces pensé...de verdad te sientes comodo en ese ambiente? Es decir...No te puedo ver nunca en privado...La única intimidad que tenemos es si pagamos un motel. Ya estoy harto.- Dejó los libros sobre una baranda al lado de ellos. -Quiero tenerte siempre, Jo. No quiero esconderme.- Lo miró intensamente. -Vamos a vivir juntos. Te llevaré conmigo.-

Era bueno que Joseph no estuviese comiendo en ese momento, o se habría atragantado.
La primera parte del relato de Caleb lo indignó un poco, pero era normal. A ninguna familia le gustaba enterarse de que el niño les había "salido mal", así que era natural pensar que no lo tomaban de a buenas. Asintió al oír lo del departamento, pensando para sus adentros que podrían encontrarse más tranquilamente.
Y sí. Tal vez habían hablado con sus padres. Jo sintió algo en la garganta al pensar en eso, como si su sandwich se hubiera transformado de repente en lija. La idea que tenía su familia era meterlo en alguna clase de institución psiquiátrica o algo así. Los quería, los quería mucho, pero no podía dejar que se metieran en su vida de esa forma.
Jo se apoyó también contra la baranda, silencioso, pensando en la oferta de su pareja. Quería, pero llevaba tanto tiempo viviendo con sus padres que no estaba seguro de poder. Bajó la vista, mirándose las puntas de los zapatos.

-... Si me ayudas a cargar las cajas con mis cosas...-

Al verlo con esa expresión, Caleb ya estaba seguro que lo rechazaría. Y estaba bien, despues de todo vivir solo a esas edades era algo complicado. Pero luego, al oir esa oracion, no pudo evitar sonreir.
-Si! No te preocupes por nada! Empezaré a trabajar y te pagaré la universidad, lo prometo. Solo...Solo no quiero que te preocupes, esta bien?- Caleb estaba brillando, todo su rostro iluminado por la ilusion de vivir junto a su novio.
-Ah y...- Buscó en su bolsillo, el del regalo, y sacó un anillo plateado y simple. -Amm...Yo se que no es nada elegante ni caro pero...Vi que ultimamente las parejas estan usando estas cosas. Son como anillos para novios...- Al verlo en su mano, se avergonzó. -Ugh...No, perdona, no se en que estaba pensando. Es vergonzoso, no creo que quieras....- Lo miró una vez más. Que tonto y precipitado.

Jo iba a ponerle trabas a lo de trabajar, pero luego se dio cuenta de que de otra manera no podrían. Así que, silenciosamente y dentro suyo, empezó a buscar algo que hacer también. Apartó así la imagen de su familia observando en silencio mientras empacaba sus cosas. No le dirían nada, no se despedirían. Como si nada pasara.
Su atención se distrajo hacia el bonito anillo que sostenía Caleb en las manos. Lo tomó sin más y se lo probó en la mano izquierda. Miró a su pareja con una sonrisa curiosa.
-Y tú usarás uno también? Pensé que no te gustaba llevar cosas que combinasen- le bromeó. Pero se enroscó alrededor del brazo de Caleb, sin quitarse el anillo.

Caleb se sonrojó y le miró la mano con el anillo. Prontamente sacó uno igual del bolsillo. Si, habia comprado uno identico para él.
-Si tu lo usas, yo usaré el mio.- DIjo, mirandolo apenado por unos segundos y luego poniendoselo en la mano izquierda. -Y pues...no es que me guste usar cosas, pero no pude evitarlo.- Cuando se trataba de Jo, hacía las cosas más cursis. Como cuando cumplieron un año de noviazgo, todavia cuando eran adolescentes, y le compuso una canción. Al dia siguiente se pateaba por eso, como es posible que hiciera cosas tan vergonzosas? Él ni sabia cantar?! ...Todo por dejarse llevar por la televisión.
Se acercó más al otro y le plantó un beso en la cabeza. -Yo cuidaré de ti. No te preocupes.-

-Ni me lo pregunto- respondió con sinceridad el estudiante, jalando un poco de su novio para que siguieran caminando hasta al menos la parada de autobús.
Estuvieron conversando un rato hasta que el bus llegó, pero ésta vez subieron juntos. Los llevaría a la calle de Jo, donde de una vez podrían empacar sus cosas y ya irse. Si tenían mucha suerte, sus padres no estarían ahí. Así mejor, podía evitarse tener que explicar nada.
-Me gusta el plateado, porque es tan limpio- le comentó mientras bajaban del bus. -Siempre veía los adornos dorados que se pone la gente, y me parecen horribles.-
La casa de Jo era alta y blanca, aunque angosta. Esa parte de la ciudad había sido diseñada en bloques, así que todas las casas eran iguales. Pero esa era la suya, porque veía su bicicleta apoyada contra la valla blanca.
-Espero que te guste cargar cajas. Tengo muchas cosas~-

El viaje en bus fue placentero. Consistió en una charla ligera y bromas sobre el tema. Que quien iba a cocinar, como serían los vecinos, de que color las paredes...Era uno de los recuerdos que Caleb apreciaba más, ya que era la calma antes de la tormenta.
Una vez que salieron del autobús, se encaminaron a la casa de Jo.
-También te tengo que cargar a ti?- Bromeó, mientras le tomaba la mano con decision y entraron para enfrentar lo que tuvieran que enfrentar, y empacar lo que se pudiera.

***

-Haaa...ok! Esta es la ultima caja, Jo!- Dijo Caleb, poniendo el ultimo plato que habian comprado en la lacena. De su casa se llevaron muchas cosas, pero todavia les faltaba, asi que Caleb compró los demas artefactos con ayuda de sus ahorros para la universidad. De ahí también tomó para el primer mes de renta y la comida. Por un mes y medio tenian para vivir perfectamente, pero luego de eso dependia de él para mantenerlos a los dos.
Se dejó caer en el sillón barato, sudoroso y cansado de llevar y traer cajas y acomodar sus contenidos. Luego de recoger las cosas de la casa de Jo, se dirigieron a la casa del amigo que Caleb para pasar la noche allí. A la mañana siguiente se dirigieron al nuevo apartamento y se acomodaron como pudieron. Les habia tomado una semana comprar lo demás y preparar el apartamento para que se sintiera como un hogar.
Ponerse habia sido algo dificil, ya que Joseph debia asistir a clases, mientras que Caleb iba por ahi a buscar empleo como loco, asi que no les quedaba mucho tiempo.
-Por fin! A descansar un rato!- Ya era de tarde, asi que podian tomarse el resto del dia.

Si había algo que Joseph sabía hacer bien, era ambientar un lugar de forma que se sentía uno en casa. Lo llevaba haciendo con su habitación año tras año, para no sentirse raro en su propia familia. Aplicó ésta arte a su hogar nuevo, cuidando que cada detalle tuviera al menos una manera de ser interpretado. Sabía que la gente no se pondría a analizar su departamento, pero al menos él lo vería.

Al terminar con esa última caja, su labor estaba hecho. Se tiró, pues, al regazo de su amado y enterró la cara entre los brazos perezosamente.
-Hay que estar aquí y no hacer nada por el resto del día. Hay que quedarnos en el sillón, y arrastrar la comida hasta la sala- propuso, volteándose apra quedar viendo la cara de Caleb. Desde ese ángulo, su pareja se veía mucho más alta. Claro que ya le llevaba media cabeza o algo así, pero siempre era reconfortante estar al lado de alguien alto.
-Puedo ver si vendo las cajas mañana. Al menos, de ahí saco otro sandwich!-

Ahh, como le encantaba tener a su Jo tan cerca de él.
-Ja,ja, bien.- Le puso una mano en la cabeza y lo comenzó a acariciar. -Todavia tenemos fondos, asi que podremos comer bien.- "Por lo menos unas dos semanas." Terminó la oración en su cabeza. Gracias al cielo que los padres de Jo había pagado la universidad ese periodo. El próximo no estaba cerca así que Caleb por ahora no tendría que preocuparse, pero sabía que si no comenzaba a ahorrar, no lo lograría.
-Pero te juro que esta semana tendré mejor suerte encontrando trabajo. Tu solo estudia, de acuerdo?- Había hecho una promesa. Lo iba a cuidar y se iba a ocupar de todos sus gastos y educación...todo para tenerlo a su lado. Y si tenía que trabajar tres jornadas, pues que así fuera. Pero el problema es que no habían muchos puestos disponibles en ninguna parte...solo en un lugar del que no quería acordarse. Era un tipo de bourdel...gay. Y con travestis. Sería el último lugar de la tierra en el que pediría trabajo!

No tener que traer cuidado de si venía alguien era un gran alivio para Jo, que se dejó acariciar tranquilamente. Su pareja olía a colonia. Era ese olor que tanto le gustaba.
-Estudiaré, te lo prometo- le sonrió. También estaba buscando un empleo, pero uno que pudiera hacer desde casa para no levantar muchas sospechas. Tenía algunas opciones, más que nada corregir y editar textos. Daba poco, pero algo daba.
-Tengo que estudiar de todas maneras. Falta nada para los parciales y me tienen nervioso.-

Unas horas luego, Jo estaba en la cocina haciendo tocino. Se lo había traído de casa el otro día. Sus padres aún no habían llamado. Seguro no lo harían.
-Quieres huevos también, o sólo el tocino?- preguntó en voz alta para que Caleb le oyera.

Ya Caleb había tomado un baño y estaba secandose el cabello con una toalla en la sala, sentado en su recientemente colocado sillón.
-También los huevos, por favor! Tengo hambre!- Le gustaba también que Jo le cocinara. Se sentía como si fueran recién casados.
Caleb se asomó al cuarto para tirar la toalla en la cesta de ropa sucia y luego volver a sentarse en el sillón. Un mechón azulado de cabello le cayó en el rostro, pegándosele por efecto del agua que todavía quedaba.
Se pasó los dedos por la cabellera, ya llegándole casi a los hombros. -Jo, crees que deba cortarme el pelo? - Siempre lo llevaba hacia atrás, ya que no le gustaba lidiar con cabello estorbándole en la cara. -Como quieres que lo haga?- No es que siempre hiciera lo que Jo decia, pero bueno...también queria que su novio lo encontrara atractivo.

-Huevos será- Jo cascó un par de huevos y los echó con maestría en la sartén. Él tendría uno también, pero luego. Éstos eran para Caleb.
Los frió por ambos lados, porque así era más rico al menos a su parecer. Luego los espolvoreó con alguna especia que tenía por ahí. No era usual, pero a falta de sal... (se le había olvidado comprar y no iba a admitirlo nunca).

Se tomó un rato para responder la pregunta de su amado, porque tenía que poner la mesa y servir la comida. Cuando todo estuvo listo, se acercó a Caleb por la espalda y apoyó la barbilla en su cabeza, aspirando el olor a bañado.
-No, amor, así estás perfecto- le contestó con una sonrisa sincera, dándole un beso.
-Y ahora pasa a comer. Se enfría y el tocino frío es malo.-

Caleb no pudo evitar sonreír. Su Jo simplemente lo mimaba demasiado.
Se levantó y fue a la mesa de plástico que con costos Caleb consiguió para poderse mudar lo más rápidamente posible. Fue algo desastroso y constantemente se preguntaba si fue una buena idea sacar a Jo de su hermosa casa para meterlo en una situación precaria. Pero suponía que el tiempo resolvería cualquier duda y calamidad que se presentaran.
-¿No me acompañas a comer?- Preguntó, llevándose un bocado de huevos a la boca y levantando una ceja extrañado. Sabían un poco diferente a lo usual, pero decidió no decir nada. -Están buenos. Gracias.- Dijo, mientras partía el tocino. Hmmm...tocino...
-Oh, por cierto, compraste los condones? Estoy harto de ensuciar las sábanas. Es más trabajo luego.-

"Mierda, los condones!!" pensó Jo espantado, manteniendo una cara neutral. Los había comprado o no??? No podía recordarlo. Últimamente, con los exámenes, se le olvidaban muchas cosas.
-Aahhh... Nnno estoy muy seguro. Tendría que revisar- dijo con una sonrisa culpable, tomando un vaso y sirviéndose algo de beber. Hacía calor esa noche, excelente excusa para... Para qué?? Si no tenían condones! Una noche tan sexosa y él sin condones.
Bueno, pues al natural. Así llevaban haciéndolo desde hace tiempo y no se iban a morir. A menos claro que los condones sí estuvieran en el baño.

-Lo siento! Seguro se me olvidó! Ésta cabeza mía no sirve para nada- se quejó el estudiante, jugando con su vaso en la mesa.

-Pppfff no importa. Solo hay que dejar de ser flojos y limpiar.- Comió otro bocado de tocino. Estaba bueno y engordante, justo como le gustaban sus alimentos.
-Jo, debería...decirle esto a mi hermana?- Como él sabía, la hermana de Caleb era cuatro años mayor que él y estaba en Inglaterra estudiando medicina. Ella siempre fue el cerebro de la familia y la persona más cercana a Caleb...aunque en realidad no sabía que su hermano menor era gay. El escándalo con sus padres comenzó cuando Caleb cursaba el último año del instituto, y para ese entonces, su hermana ya estaba fuera del país. Pues, una cosa llevó a la otra y la verdad se le terminó ocultando. Tal vez fue más fácil decirle a sus padres porque al fin y al cabo, no le importaba mucho si ellos daban su consentimiento o no. Pero su hermana era un caso diferente.

-Es decir, no es un noviazgo de una semana. Ya llevamos años y pues...es más formal ahora que vivimos juntos.- No es que tuviera miedo de lo que dijera por su preferencia sexual, sino por la cantidad de tiempo que se lo había ocultado. -Y es que resulta que en último mail que me envió, me preguntó como iban los estudios. Es decir, ¿como puedo decirle que dejé la universidad sin contarle el motivo?- Bebió de su vaso. -O debería seguirle mintiendo?-

Con el tema de la hermana de Caleb, a Jo se le fue el poco hambre que tenía. Pero no por preocupación, no, sino por concentrarse en encontrar una respuesta al dilema.
Jo sabía que la hermana de su novio era una chica simpática y razonable, muy cercana a Caleb, que lo apoyaría en todo. Incluso se podría decir que era la única de la familia dispuesta a realmente escuchar.

-Creo que hay que decirle, Caleb- respondió Jo luego de un rato. -Pero no a la loca. Explícale tus motivos para ocultarle el tema, dile la verdad. Si luego se entera que se lo ocultaste o peor aún, que le mentiste, no creo que se lo tome muy bien.-
En el caso de Joseph su familia sabía. Todos lo sabían, sólo habían decidido ignorarlo. Otro de los motivos por los cuales Jo se sentía mejor viviendo fuera de casa, aunque hace meses ya que no se dirigía la palabra con ellos.

-No lo hagas hoy mismo, diría yo. Piensa bien en lo que vas a decir.-

((cuándo le damos trabajo a Caleb?? ouo ya quiero llegar a esa parte omgz))

(Caaaalmaaa, calmaaaaa! Ya iremos a eso! Vamos con paciencia, xq si lo hacemos a lo salvaje, nos aburrimos muy rapido XD o bien, lo hacemos al chambón como el rol del circo 8D Lo que vamos a hacer es terminar este tema y adelantar dos semanas, en las que Caleb ha estado buscando empleo pero no encuentra.)

Caleb se tomó su tiempo para contestarle. Sus cejas se juntaron mientras terminaba su plato y lo llevaba al lavabo. -Pues...si. Tienes razón.- Abrió la llave y comenzó a lavar lo que había utilizado. -Es decir, creo que es necesario. Estoy más que seguro que ella lo entenderá pero...no se, sabes bien como son estas estas, Jo. Nunca es fácil.-
No, no lo fue. Sus padres se llevaron una gran sorpresa cuando les confesó todo, ya que aunque Caleb no había tenido ninguna novia en el pasado, nunca creyeron que fuera "anormal". Sus padres estaban convencidos que los homosexuales andaban por ahí hablando como mujeres y vistiéndose como una, y fue por esto que nunca siquiera pensaron que podrían estar equivocados con respecto a su masculino hijo.
"Es raro. Acaso mamá no me vio una vez pintándome con su maquillaje? Claro, que me dio la paliza del siglo..." Se detuvo. "Y este recuerdo? No! Yo....yo nunca fui asi! No me gusta vestirme como mujer! Soy un hombre!" Tiró el limpión en el lavabo cuando terminó, lleno de una ira que no tenía fundamentos.
Y pues, ahí iba de nuevo. Caleb había aceptado casi desde el principio su homosexualidad pero por siempre reprimiría cierta parte de él, una parte escondida en lo profundo, que había sido callada por los regaños constantes de sus padres.
-Jo! Vamos al cuarto, mierda! Tendremos sexo y punto!- Dijo, más enojado aún.

-Sé que no es fácil, cariño, pero tu hermana te quiere. Vale la pena que no le ocultes nada- reflexionó Jo, levantándose y saltando al sillón. Empezaba a sentir algo de modorra, pero el súbito anuncio-órden de Caleb lo hicieron erguirse con una sonrisa divertida.

-Qué fue, Caleb? Aún ni siquiera está oscuro.- El joven estudiante se quedó echado en el sillón, tirando los zapatos al suelo y desabotonándose los puños de la camisa perezosamente. Aaah, no. Si Caleb quería divertirse que fuera a buscarlo a la sala.
-Además acabas de comer- añadió, con un tono inocente que no era más que un pequeño desafío. A que no puedes, Caleb? A que no vienes y me levantas en vilo, peleando conmigo para llevarme a la habitación? A que no te atreves?

(Hell yeah XD)

-Si, acabo de comer y por eso tengo más energía...- Ah, era la hora de jugar.
A Caleb le gustaban los momentos así, ya que en el pasado eran escasos gracias a los pocos lugares donde podían estar a solas. Ahora tenían el apartamento solo para ellos y bien que le estaban sacando provecho.
Caleb pasó una mano por su cabello ya algo largo y entró en la sala, sonriendo ante el delicioso platillo que le ofrecían. Se acercó como un depredador que caza a su presa, deseoso de incarle el diente.
Se inclinó sobre él en el sillón y comenzó a acariciarle el costado con una mano, mientras que con la otra se apoyaba.
-Y que tiene que no sea de noche? Me gusta verte...- Se terminó de inclinar para darle pequeños besos en el cuello.