Capitulo II - Nueva Vida [18 +]

El cuervo hizo lo que consideró más prudente: se alejó unos pasos y siguió fumando. Ya sabía que no debía fumar tan joven, pero no había nada más que calmara sus nervios. Además, entre el humo podía ver más claramente los problemas. Y lo que pasaba ahora no era problema suyo.
-.... Lobo- habló tranquilamente tras un rato de pensar. -Lo que el perro dice es verdad. Sólo he de ganar limpiamente en una batalla, ni siquiera es necesario que lo mate. Me han echado de mi casa. Supongo que puedes imaginar por qué.-

Spades, por su parte, no se movió un ápice.
-Qué? Yo no me quiero ir. Yo quiero estarme aquí y ver la pelea- respondió, terco, sacándole la lengua al lobo. Sí, su lengua era larga y dividida en dos. Parecía raro, pero en realidad era bastante útil... Y completamente necesario, pues la usaba para *oler*.
La nariz de Spades sólo servía para respirar. Los sensores que detectaban los olores y el calor estaban en su lengua: era casi como sus ojos, así que la apreciaba mucho. Además, la necesitaba para lamer caramelos.

-T-tranquilos! No, Dai, tranquilo, es una pelea limpia. Nada va a pasar, está bien?- Taiga miró al lobo que estaba apunto de atacar a la culebra, quien luego lo obvervó por unos instantes y se calmó.
-Bien! Bien! Pero vamos rápido, que su gato espera. Es inteligente, sabe que algo anda mal.- Dijo, cruzandose de brazos. -Pero si huelo algo equivocado en esa pelea, me meto y no respondo!- Como le gustaba ser rudo y romper narices.
Taiga bajó sus orejas, suspiró y se volteó al cuervo. -Seguimos? No se donde es que queda...-

Al ver que los otros habían finalmente resuelto sus problemas, Kuroi retomó su camino un poco más rápido que antes. Spades lo siguió, conversando amigablemente con Taiga sobre miles de cosas, entre las cuales se contaba artes culinarias y papiroflexia. El serpiente era, en realidad, versado en varios temas. Antiguamente, su pueblo había fundado las bases de las ciencias orientales como se conocían hoy.
-Pero mis ancestros se dieron cuenta de que era la cosa más aburrida del mundo, así que lo dejamos estar- concluyó alegremente, reptando por ahí y jugando a tener una cola de cascabel. Spades sabía que tenía primos en las regiones selváticas que SÍ tenían un cascabel en la cola, y veneno, y le parecía la cosa más genial del mundo ser músico y asesino de nacimiento.

Finalmente llegaron a la gran montaña que se elevaba al centro del bosque. En realidad parecía más un volcán abierto, pues por la base se podía entrar al cráter y si se miraba arriba el cielo era un círculo azul.
Todo era blanco, recubierto por cal, pero al fondo se veía un sencillo y pequeño altar de madera, lleno de papeles que colgaban calmos de las vigas. En el suelo se había trazado un círculo con carbón, que era el terreno de pelea.

-Aquí es- comunicó Kuroi, adelantándose a pagar sus respetos al espíritu de la montaña. Spades se quedó atrás, metiéndose otro caramelo en la boca con gesto indolente.

El perro y el lobo siguieron a sus anteriores enemigos, uno llevadero y otro malhumorado.
-Oh, enserio? Sabes muchas cosas.- Le respondió Taiga, siguiendo la conversación por un rato hasta llegar a lo que parecía ser el campo de batalla. Taiguita no estaba nervioso, ni asustado, ya que sabía que no lo iban a matar y Dai estaría allí para ayudarlo si algo salía mal.

-Wow, es enorme! Dai mira, es enorme! Tenemos que venir a pelear aqui tambien, jaja.- Se rió un poco. A los caninos les gustaba pelear amistosamente algunas veces, como para demostrar quien era el jefe de la manada. Tai siempre perdía, ya que no estaba tan acostumbrado a ganar, pero eso si, le daba una buena apaleada al lobo gracias a su excelente condición física.

-Ya, ya, ahora ve, terminemos con esto de una buena vez para regresar a casa.- Dijo, empujando al perrito dentro del circulo que debía ser la zona de batalla.

Ajeno al alboroto que se desarrollaba a sus espaldas, Kuroi hablaba silenciosamente con la montaña. Con los ojos cerrados, arrodillado frente al altar, pedía que tuviera una pelea justa y honrosa para ambos combatientes. La sangre no era necesaria ese día, pues el honor no se lavaba con ella.
Finalmente, el cuervo giró sobre sus talones y entró en la arena. Miró al perro a los ojos pero no con la furia de un combatiente, sino con la tranquilidad de quien sabe está haciendo lo correcto. Tiró una de sus plumas al aire y la vio bajar lentamente, sin ser perturbada por ninguna brisa. Cuando la pluma tocó el suelo, Kuroi saltó sobre Taiga.

(no sé hacer escenas de pelea, así que o hacemos timeskip o pasamos a otro pj :3)

(meehh time skip, no hay mucho que hacer sobre los otros)

Taiga miró con atención aquella pluma, negra como los ojos de su amigo el lobo, mientras caía armoniosamente.
-Pero que pa....Aaahh!!- Se asustó al sentir al otro saltar y comenzar a atacar, lo cual lo puso en modo canino-sobrevivencia y comenzó a defenderse.

----

-Pppfff...te ha dado pelea, cuervo, jaja!- Se reía Dai, mientras observaba a Taiga de narices en el suelo, bastante cansado luego de la lucha.
-Eh, Tai, estás bien?- Preguntó sin preocuparse. El perro levantó la cabeza, con lagrimitas en los ojos y asintiendo ligeramente.
Taiga en efecto no sabía pelear para nada, pero cada puñetazo que acertaba debía caer pesado, por su oficio de carpintero y últimamente de leñador. Su cuerpo había crecido en masa y fuerza.

(Ya, pues, adoro a mi Taiga XD)

Kuroi se detuvo, sin caer pero haciendo un gran esfuerzo para mantenerse en pie.
Estaba de espaldas al inu, concentrándose para aislar el dolor físico de su mente y así poder pensar bien. No dijo palabra alguna a los vivas y ánimos que le lanzaba Spades desde fuera del círculo, sino que su mente analizaba la situación.
Había ganado? En realidad no lo sabía. No sentía haber ganado. Con un leve movimiento se soltó un poco el traje para respirar mejor, y salió del círculo de pelea hacia el altar. Se arrodilló ante él, permitiéndose un suspiro de cansancio. Estaba fuera de forma. Tenía que entrenar más.

Finalmente habló, pero no volteó a mirar.

-Lobo. Tú has visto la pelea, y juzgarás mejor que Spades. Quién ganó?-

Dai miró al cuervo, quien le pedía la opinión. La desición era obvia pero iba a jugar de importante.
-Pues, vamos a ver... Taigaaa, te puedes levantar y seguir luchando?-
El perro, aún tirado en el suelo, hizo grandes esfuerzos por voltearse y mirarlo.
-Nnnn...Nnn...Nnnaaaaa!! Me dueleeee! Waaahhh!-
Dai rió levemente, poniendose una mano en la cara. -Declaro ganador al cuervo. Definitivamente...- Dijo en voz alta, entrando calmadamente en el círculo y cargando al perrito en un de sus hombros.
-Bueno, ya nos podemos ir? Taiga no puede ni moverse...-

-Esperen!!!- los retuvo el cuervo, volteando hacia ellos y cortando algo de pelo de Taiga con sus garras.
-Necesitaba una prueba de haber ganado. Se los agradezco mucho...- les dijo con una inclinación. Spades, desde su sitio, miraba todo indolentemente comiendo sus caramelos. Kuroi no esperó a que los otros dos se fueran: extendió las alas y echó a volar, tomando fuertemente el mechón de pelo con las manos. Iba derecho a su nido, esperando ser aceptado, ignorando el dolor de los golpes y mordidas que había recibido. Si era para volver a casa, pelearía contra quien fuera.

-Oye, no!! Ku... ah... maldita sea!- renegó Spades, a quien no le gustaba que lo dejaran solo. Miró un poco a los otros dos y enfiló hacia la salida lo más rápido que le permitía ir su cuerpo. Reptando, reptando... Si su familia no tuviera la manía de ir en S y no en Z como las cobras, Spades podría ser mucho más rápido. Pero noooo.

(XDD reptando, reptando)

Dai miró a los hombres irse, algo feliz de que todo ese asunto hubiera terminado.
-Bueno, Taiga...Vamos a casa.- Dijo, dando media vuelta y corriendo como el viento hacia aquella casa de los murcielagos.

Talvez media hora después de correr con el perro al hombro, Dai llegó a su destino, abriendo las puertas con rudeza. -Ya terminamos de jugar!- Anunció, caminando hacia uno de los sillones de la magífica sala y echando allí a su amigo.
-Ahora duerme. Bueno! Ya terminé con mi labor! Me voy a cazar un rato!!- Necesitaba despejarse y que mejor que salir a la pradera por un conejito o dos? De todas maneras le habian enseñado a comer carne cruda, como los lobos de verdad!

(pues sí xDD)

El portazo que escuchó Hisame lo hizo enervarse todo. Pero también le causó un suspiro de alivio, porque al fin estaba Taiga en casa! Bajó casi al mismo tiempo que Kohitsuji, justo para toparse de frente con Taiga en el sillón.
-Tai!!- exclamó asustado el neko, yendo a arrodillarse al lado de su novio. Se lo veía cansado... qué le pasaría? Tan difícil era jugar a las escondidas con un lobo?
Algo en su olfato le decía que no era eso lo único que habían estado haciendo esos dos, pero ni el cordero ni el neko mencionaron nada y más bien se quedaron mirando preocupados a Taiga, esperando una explicación o al menos una excusa.

El lobo se escapó rápidamente por la puerta antes que bajaran, no fuera a hacer que le preguntaran algo. Ademas habia sido culpa de Taiga!

El perro, todo herido y cansando en el sillón, abrió los ojos y ladeó un poco la cabeza para encontrarse con su novio y su amigo.
-H-Hisa...Lo siento...- Dijo, más que todo por la pelea que habían tenido el día anterior.
-Te quiero...Y por eso no dejaré que nada te pasa nunca más, está bien?- Medio movió la cola, sabiendo que aún le debía el regalo que habia ido a conseguir.
-Pero...ya podemos ir a casa~ Me encargué de todo.-

Ah, así que sí había estado peleando!! Hisame, irritado, le dio un leve golpe a su novio en calidad de reprimenda.
-Que no te arriesgues así!! Qué ibas a hacer si no te salía bien?- le recriminó, más preocupado que molesto, mientras Kohitsuji se apresuraba a la cocina para traer agua y vendas. Era cosa de curarlo... y no podían ir a pedir ayuda donde los gemelos, estaban durmiendo a esas horas.

-Al menos lo has arreglado todo... aunque no me explico cómo- suspiró el neko, acariciando los cabellos de su Taiga. Ya no estaba enojado con él por esa pelea de ayer, ahora tenía ganas de echarse a su lado y esperar a que se mejorara.
-Dime, qué has hecho? Porque no parece que te hayas amistado nomás. Con quién peleaste?-

-Ow~- Le había dolido, pero era más la felicidad en su corazon por haber regresado que por las heridas.
Ahora esperaba curarse y regresar a casa, para luego seguir su vida feliz junto a Hisame.
-Ehhh...eso no importa, Hisa. Lo que de verdad importa es que estamos a salvo...creo.- No sabia muy bien en donde había quedado toda esa situacion, pero creia que el cuervo estaría contento por un tiempo.
-Cuando regresemos a casa...quiero dormir contigo~ Jeje.- Y no se refería solo a domir. -Y luego hay que devolverle el favor a los gemelos.-

Sí, definitivamente debían devolverle el favor a la familia de los gemelos. Habían resultado ser muy amables y, aunque Hisame ignoraba qué generaba aquella actitud protectora hacia ellos, quería de todas maneras hacerles un regalo lindo antes de partir.
-Espera a que sea de noche y nos iremos. Atolondrado- le sonrió, dándole un beso en la frente.
Se apartó luego porque hicieron su aparición Kohitsuji y varios sirvientes-insecto para iniciar la curación del inu.

-Tienes más golpes que heridas- le comunicó el cordero, lavándole los lugares donde tenía sangre. -Más que nada son arañazos... No voy a preguntar qué han estado haciendo ustedes dos, pero al menos ten cuidado, Taiga. Algunos están profundos, van a tardar en sanar.-

-Jeje! Soy un orgulloso perro! No hay nada que me pueda lastimar lo suficiente! Jejeje, ow!- Le dolía reirse, pero sabía que no era nada serio. Ahora solo había que esperar a su curación y serían libres de hacer su vida.
-Hisa...Voy a dormir un rato mientras me curan, si?- Dijo, cerrando los ojos. De verdad le había dado sueño.

----

Mientras tanto, el lobo corría hacia la parte oscura de la pradera. "El hoyo" como le llamaban entre los lobos. Allí era donde empezaba el bosque, y el terrero, tal vez por un antiguo lago o río, tenía una pequeña depresión. Tambien estaba lleno de maleza y eso lo hacía el sitio perfecto para cazar conejitos, aves, catos monteses, lo que hubiera para callar el hambre y reunir fuerzas.
Daichi se escondió entre un arbusto, dejando mostrar sus filosos colmillos en espera de la primera cosa que apareciera.
Con lo que no contó fue que su primera presa, iba seguida por un muchacho con los ojos rosas.

-Ven acaaa, no vayas al bosqueeee...- Decía Taiki mientras corría detras de un conejo carnoso que probablemente se habia escapado de su casa. En los bosques y praderas, lejos de los pueblos, los animales y humanos descendientes de ellos, vivian juntos.
Dai suspiró y corrió como el viento hacia el pequeño conejo, tomandolo entre sus fauses.
-Aaah!!! Señor Conejo! Corra!!....Oh, Daichi-san, un gusto de nuevo. Ese es mi conejo.- Dijo, levantando las orejas mientras se reponia del susto. Si fuera otro lobo, ya ese conejo estaría muerto.
Daichi caminó hacia él y se lo puso en las manos. -Aquí tienes, se más cuidadoso.- Iba a voltearse e irse, pero pensó en jugarle una broma. -Si yo fuera...malo...te habría devorado a ti tambien, mi pequeño amigo...jeje.- Dijo, acercandose y pasandole una mano por el hombro. -Claro...SI fuera malo...- Su otra mano la acercó y la paso por su mejilla, luego por sus labios.

El conejo se puso nervioso, captando un poco de malicia en su voz. -P-P-Por eso tengo suert-te, no? U-usted no me hará daño...cierto?-
Ya había caído. -Oh pues...no lo se...simplemente te ves...delicioso.- Rió al final. -Dime, porque no vamos a mi guarida y...hablamos un poco? Es que te ves tan carnoso y devorable...en el buen sentido, jaja.-
-Por fa-favor, suelteme...debo, ammm...ir a casa...- El pobre chico estaba temblando, ya temiendo por su vida. Pero el lobo no lo iba a dejar tan facilmente.
-Ooohhh vamooos, solo nos visitaste una vez en la mañana! Vamos un rato más!- Dijo, tomandole el conejito de las manos y dejandolo en el suelo, mientras lo alzaba en un hombro y corría hacia la casa.
-Aaahh!! Nooo!! No me comaaaaa!!- Casi lloraba Taiki, siendo llevado a su segura muerte.
Tiempo despues, el lobo volvió a la casa, con el conejo al hombro. -Ya volviiii! Y trajeee la cenaaaa!-

(Daaaaaaaaaaaaaaai >>)

La curación fue efectiva, o al menos así lo esperaban los sirvientes. Ayudado por Hisame y los insectos que podían, Kohitsuji llevó a Taiga hacia su habitación y lo dejó sobre la cama. No le pusieron las mantas encima, por si quería moverse con libertad, pero dejaron algunos ungüentos en la mesita de noche al lado de una botella de agua. Estar mal podía dar mucha sed.
Bajaron conversando y calmando a Hisame, que no quiso quedarse a molestar a su novio pero que de todas maneras quería estar ahí cuando despertase. Para quitarle el stress de encima, se pusieron a enseñarle reglas básicas de limpieza.

Como el neko venía de una situación tan acomodada, no tenía ni idea de labores del hogar. A Kohitsuji se le ocurrió que sería útil que aprendiera y el neko de buena gana accedió, iniciando sus lecciones al instante pues no quería estarse preocupando por cosas pasadas.
Estaban en pleno encerar el piso cuando llegó el lobo, llevando a Taiki como si fuera un saco de mercado. Su entrada repentina los sobresaltó y casi resbalaron hacia el suelo.
-Dai! Baja a Taiki, lo estás asustando!!!- le recriminó Kohitsuji, ayudando a Hisame a levantarse. -No te lo vas a comer. Yo ya te tengo la cena hecha.-

El ruido en su sala despertó a Blake, que hace pocas horas acababa de cerrar los ojos tras un buen libro. Qué hora era... aún no era de noche, eso estaba claro. Se levantó bostezando, decidido a salir, ver, y regresar a su sillón. Tan sólo dormía unas cuatro o cinco horas al día, quería saber qué estaba interrumpiendo su corto y merecido descanso.
-Ah.... buenos días- saludó educadamente, más para poder saber qué pasaba a su alrededor que por saludar en sí. Era una situación extraña... pero lo divertía.
-Y buenos días a ti, Taiki. No te esperaba hasta más tarde, en realidad... contaba con dormir un poco más.-

Dai no lo bajó de su hombro, solo se aferró más al conejito que aún temblaba.
-Y-yo tampoco, señor...- Le dijo, tímidamente, mientras se trataba de tranquilizar.
-Pppfff, pues esa cena tendrá que esperar. Ya encontré a un delicioso conejo que comer y no lo voy a soltar! Kohitsuji! Alista la olla más grande que tengan y llenala de agua hiviendo!- Dijo feliz, obviamente como una broma, pero que en realidad tenía un poquito de verdad en sus palabras. Digamos que el apetito de lobo podía más que un buen amigo.
-Tranquilo, vuelva a dormir, que yo me encanrgo de la cena, jeje.-

-Dai!!- exclamó enfadado el cordero, con las manos en las caderas. Hisame se mantuvo al margen, sin saber bien qué decir, pero observando curioso para ver el desenlace de esa situación. Mientras tanto, Kohitsuji dejó las cosas al lado y avanzó hacia Dai decidido a quitarle a Taiki.

Pero Blake lo detuvo, bloqueándole el camino con su bastón. El murciélago sonreía.
-Sirvientes. Llenen nuestra olla de agua y pónganla a hervir- indicó a los insectos, que asintieron nerviosos y volaron con dirección a la cocina. Kohitsuji miró sorprendido y aterrado a Blake, pero éste no lo notó/no le hizo caso alguno.

El lobo se sorprendió, pero de inmediato le dio una gran sonrisa a su amigo el murcielago.
-Hey! Gracias! Me haces el trabajo más facil, jaja! - De hecho su estómago le comenzaba a rugir, y ese chico tan blanquito se le apetecía.
El que no lo tomó tan agradable fue Taiki, quien volteó a ver a Blake con una expresión de terrible miedo.
-P-por favor no!! No! Señor Blake, no me haga esto! Y-yo he venido en las noches! No!!- Trató de escaparse, dando patadas y golpes, pero Dai solo lo tomó más fuerte.
-Eh, eh, quieto! Si te pones nervioso, la carne estará dura para comer!-
-AAHHH! AYUDAAA! S-señor Blakeeee, ayudemeee! Pense que eramos amigos...-
-Quieeeeto!- Dijo el lobo, llevándolo a la cocina y sentandolo en el contador. -Con que sabráaaas mejooor...Tal vez con un poco de sal y pimienta, nada elegante, para no lavar tu sabor~-
-Kyyaahh!-

La sonrisa de Blake no hizo más que ampliarse, lo cuál paralizó a Kohitsuji y Hisame de intentar ayudar de ninguna manera. El murciélago le hizo una señal a Dai y se dirigió a la cocina, donde la olla llena de agua ya se calentaba colgada sobre las brasas.
-Escucha, Daichi. Ésta receta se prepara con un conejo, cebolla, puerros, zanahorias, tomates, aceite, vino blanco, harina sal y pimienta- recitó como si se lo supiera de memoria, buscando a tientas los ingredientes y poniéndolos calmado sobre la mesa.
-Las verduras no son complicación. Se cortan, se pelan y se ponen a cocer. El vino y el aceite se echan juntos al agua. Pero al conejo... Al conejo hay que cortarlo- sonrió mostrando los colmillos, y apartándose para mostrar un brillante set de cuchillos.

-Ahora bien, sabes que yo no puedo comer nada de eso. Con la sangre me daré por satisfecho.-

Dai se lamió los labios, ya que la receta sonaba bastante deliciosa.
Lo demás sonaba fácil, así que sólo tenía que matar al conejito y cortarlo en pedacitos comestibles. Lástima que parecía algo delgado, pero bueno, su carne debía ser suave.
El lobo sostenía fuertemente a Taiki, mientras que con su otra mano tomaba un gran y filoso cuchillo.
-Tranquilo, pequeño, esto no te va a doler mucho. Para que veas que soy bueno, te daré un solo golpe en la garganta y te irás directo al cielo. Sin dolor.- Le sonrió, como si estuviera haciendo una buena obra.
Tai, al verse tan indefenso, con un lobo frente suyo, amenazándolo con un cuchillo, no pudo hacer más que ponerse a llorar y gritar por su vida.
-AAAHH!! SALVENMEEE!-
-Shhh...sshhh... Cierra los ojos y piensa en flores...- Dijo, recostandolo en la mesa. -En nubes suaaaves...- Levantó el cuchillo en alto. -Y déjame cortarte!!- Y dio un cuchillazo, que sonó por toda la cocina, esparciendo sangre en el contador.

(8D No waaay! Nota, se valen post cortos de respuesta XD)

Blake siguió tranquilamente con su broma...
Hasta la parte del cuchillazo.

Alarmado por el ruido, que de una sola onda cortante le dio una visión de la escena, el murciélago usó su bastón para empujar violentamente al lobo hacia otro lado.
-Era broma, Daichi!!!- exclamó indignado, apresurándose en inclinarse sobre el conejo. Pero no había nada que le dijera su estado... no podía *verlo*.
-Sirvientes, examinen al conejo- ordenó, apartándose para dejar a sus aterrados insectos subir sobre la mesa y cubrir el cuerpo. -Si está vivo llévenlo arriba, despierten a los gemelos y cuiden de él. Si está muerto... drenen la sangre y desháganse del cuerpo- concluyó con un suspiro, esperando impaciente.

Daichi se hizo a un lado, poniendo el cuchillo en el fregadero.
-Haa... Claro que no lo iba a hacer. Iba a darle el cuchillazo a la mesa y reirme, pero el tonto conejo se movió y le terminé cortando el hombro.-
Explicó el lobo, lamiendo la sangre de Taiki de sus manos, como si fuera un poco de salsa. -Está bien, es solo una pequeña cortada.-
De hecho había sido así, solo que apenas sintió el cuchillo en su suave piel, Tai se asustó y se desmayó. Tal vez era por eso que no le pudo responder al murcielago.
-Ppfff, por eso no juego con estas personas, no toman bien una buena broma.- Dijo, aburrido de tanto drama, para irse arriba a ver como seguía su amigo el perro.

Así que no estaba muerto! Qué alivio.
Los insectos llevaron con dificultad y entre varios el cuerpo del conejito arriba, y tras dejarlo frente a la puerta de los gemelos tocaron al timbre que ellos habían instalado.
De entre las revueltas sábanas se levantó Robert, bostezando y estirándose para ir a ver qué diablos pasaba fuera. Su sorpresa fue grande al encontrarse con el cuerpo del conejo, herido en un hombro. Fue a despertar a su hermano y, tras discutir un rato, se pusieron a curarlo pues asumían que Blake se los había mandado.
-Qué crees que le haya sucedido, Rob?-
-No sé. Probablemente una tontería. Es una herida de cuchillo, ves, del cuchillo de nuestra cocina.-
-Es verdad... Heheh~-

Oh, Blake y su fijación con la sangre. Le habría hecho él esa herida a Taiki? Los gemelos no lo sabían. Pero se sentía bien asumir que sí.
Abajo, los insectos miraban la olla de agua hirviendo interrogantes. Blake también pensaba, sentado en la cocina, qué hacer con toda esa agua.
-... Pónganla en la bañera- decidió finalmente, porque no estaría mal que ya que estaba despierto se diera un baño.