Capitulo II - Nueva Vida [18 +]

(yo tampoco quiero que se vaya, cosita preciosa DDDDDDDDDDD: )

Esperaba que no se lo preguntaba. Odiaba tener que responder con la verdad.
El murciélago giró su sillón y miró en la dirección hacia la cual le indicaban sus oídos que estaba Taiki. Armó su imagen en la mente. No había esperado poder volverlo a hacer, casi sonrió.

-Como bien dijiste, si hubiera querido podría haberme alimentado de ti mientras dormías. Es más, sería bueno que sepas que tu sangre huele particularmente bien. Ahora, por qué no te he tocado... No lo sé- respondió con sinceridad, juntando las manos en el regazo.
-No está bien, sabes. No lo hice antes y no lo haré nunca. Ah... y sólo te estaba haciendo una broma. Claro que, acostumbrado como estoy a lidiar con gente del carácter de mi familia, mis bromas no son muy delicadas. Y por ello te pido disculpas.-

-Una...una broma?- No iba a llorar...no iba a llorar...no lo haria.
-Guuh...Nnn...- Pero al final no pudo evitar dejar salir unas gordas lagrimas de sus ojitos rosados. Una b-broma...Sniff...-
Le habian acuchillado el hombro! Una broma!
-Waahhh!!- Dejó el libro caer al suelo y fue a abrazar al murcielago al sillón, sentandose en sus regazos y abrazandolo del cuello.
-E-e-estaba tan asustado!! Sniff! Se que usted no haria nada de eso! Es una buena persona! S-señor Blake, estaba...tan...asustado...-

El murciélago pensó que Taiki se voltearía y saldría sin más de la casa, así que cerró los ojos y dejó de escuchar para no saber cuando se fuera. Por esa razón fue que, al tirarse sobre él el conejito, casi se cayó del sillón. Pero logró sostenerse, a él y a su invitado, abrazándolo con una sonrisa. Qué suave era. Qué bien se sentía. Olía a... era delicioso, pero no podía precisar. Pero lo más importante, era cálido.
Enterró la cara en el cabello del otro y lo olió, sin decir nada. No habría sabido cómo disculparse de todas maneras. Abrazarlo y estarse callado era lo mejor que se le ocurría.
-No te asustes de mí- le pidió al final. Era divertido asustar a la gente, pero no con Taiki. El conejito no se asustaba como los demás, era... peor.

Taiki siguió llorando en el hombro de Blake , mientras su cuerpo temblaba cuando lloraba...o se asustaba, tenia frio, probaba algo desagradable, tenia nervios, hablaba con alguien extraño o sentia la presencia de algo peligroso...era un conejito muy nervioso la verdad.
-N-no lo vuelva a hacer...Por favor...- Le pidió, lentamente levantandose y mirandolo atraves de sus anteojos. -Usted me cae bien y...y quiero volver...Quiero volver todas las noches...Asi que por favor no lo haga de nuevo...-
Volvería solo si Blake lo dejaba, por supuesto.

Blake sabía exactamente cómo se encontraba Taiki, pero no consideraba prudente mirar de frente hacia él. No lo necesitaba, de todas maneras, para apreciarlo en su totalidad. Fijó la vista en un punto perdido del horizonte.
-Todo sería tan gris, si no volvieras. ... Lo digo, por supuesto, echando mano a la mera expresión... obviamente no sé cómo es el gris...- meditó un poco para sí, dándose cuenta de que aunque leía y empleaba muchas expresiones relacionadas con colores nunca las comprendería en su totalidad. La belleza de una puesta de sol o lo sobrecogedor del rojo de una rosa eran para él ideas puramente abstractas.
-Sin desviarme, te prometo que no lo volveré a hacer. Ni dejaré que Dai vuelva a intentarlo.-

El conejito le sonrió, aunque sabía que el otro no podía verlo.
-Bien...gracias...- Dijo, recostándose más a él y descansado la cabeza en su pecho, justo debajo de su cuello.
-No quiero irme...Me gusta estar aquí... Usted es muy bueno conmigo y los demás también...Hisame-san me estaba enseñando a leer! Y creo que solo con hoy he aprendido bastante, jeje, imagine lo que aprenderé con el tiempo!- Le comentó feliz, moviendo su colita.
-Taiga-san también parece buena persona...Hisame-san y él hacen linda pareja, no cree?-

El murciélago se permitió acariciar el suave y fino cabello del conejito mientras reflexionaba sobre lo que oía.
Así que a alguien fuera de su especie le agradaba su compañía. No era que Blake fuera particularmente desagradable. Al contrario, era perfectamente diplomático, educado (en su propia manera), culto y de buena conversación. En su país había sido todo un personaje de sociedad. Pero, por obvias razones, nadie confiaba en un ser que sólo podía sustentarse a base de sangre.
Blake podía beber incluso la sangre de los de su propia especie. Era muy extraño.

-Taiga y Hisame... sí, hacen una buena pareja. Es satisfactorio ver a dos personas que parecen tenerse tanta estima y con tanta facilidad.- Y quienes, en las condiciones bien dadas, podrían propiciar una interesante camada de híbridos. O si no por qué se molestarían los gemelos en proteger tanto a esos dos?

(XDDDD todos parecen saber lo del experimento)

-Si...Espero...algún día amar a alguien de esa manera. Sabe lo que quiero decir? Como...estar con esa persona en las buenas y en las malas, y abrazarnos en las noches y comer lechugas bajo los árboles...esas cosas.- Lo decía mientras se arrullaba más cerca del otro, no queriendo apartarse.
-Pero...bueno, ahora que lo miro...ellos son de especies diferentes, no? Eso funcionará bien? A Hisame-san le gusta mucho el sushi por lo que puedo ver y a Taiga-san la carne, asi que funcionaría? Ademas de que...pues...los dos son hombres, no tendrán una familia...-

Blake sonrió, escuchando con deleite al conejito. Lo de abrazarse en las noches sí podía cumplirlo él.
... No, el murciélago no aspiraba a ser la persona muy especial de Taiki. Las diferencias eran quizá irreconciliables, tanto en el tema alimenticio como en los hábitos y costumbres. Pero le gustaba imaginar.

También escuchó y atendió las dudas del conejito. Tenía razón, el cómo funcionaban juntos esos dos era un misterio que ni toda su ciencia podía explicar.
-A propósito de lo de la familia, Taiki. Recuerdas a mis hermanos, los gemelos? Ellos son genetistas. Y están trabajando en una manera de... condicionar los cuerpos para la concepción.- No sabía por qué se lo estaba contando. Sólo pensó que le interesaría.

El conejito se apartó de Blake, mirandolo confundido.
-Para...la concepcion?- Acaso se referería a...?
-Señor Blake, habla de que cualquiera podría tener crías sin importar si son...ya sabe...nada? Es decir...-
No sabía a que venía esa idea, pero estaría interesante.
-Ya...lo han probado?- Paró sus orejitas. Si puediera leer, le gustaría un libro que hablara de eso.

-Tanto como probado....- titubeó el murciélago, dando un poco de atención a la puerta. Afuera, Kohitsuji estaba parando esperando. Bueno, que esperara un rato más.
-No. Lo tienen todo en papeles, teorías y probetas. Pero esperan poder probarlo muy pronto. Es más, ya están condicionando el terreno de experimentación- sonrió Blake.

No era por nada que los gemelos supervisaban la cocina a cada comida.

-Pues, sí. Cualquiera podría tener crías. Pero la finalidad principal de mis hermanos es el poder salvar especies cuyo número de hembras se haya drásticamente reducido.-

-Oh ya veo! Es para algo positivo! Entonces tienen todo mi apoyo.-
Tuvo un pensamiento y de inmediato lo sonrojó. No importaba, no era como si Blake lo pudiera ver...
-Jeje, señor Blake, usted piensa que ese experimento podría funcionar en mi?~- Llevó sus manos a su vientre, algo avergonzado. Que macho que se respeta pensaría en esas cosas?
-Es decir...jeje, no importa...eso fue raro, cierto, lo que dije? Por favor no le tome importancia...-

-Al contrario, Taiki, me parece sorprendente que cobres interés en éste tipo de cosas!- rió el murciélago.
No se reía del conejito, sino de los pasos que notaba sobre ellos. Pasos que se apresuraban escaleras abajo. Se hizo el pensativo y espero, y espero más en silencio.
-Bueno- empezó lentamente, escuchando los pies descalzos que esperaban tras la puerta. -A mí me parece que tal vez sí podría-
-Oh, Taiki!!- saludaron los gemelos, entrando a la habitación de una. Estaban en camisón y arrastraban tras de sí a un muy confundido cordero.

-Queríamos saber si no podías ayudarnos con un pequeño experimento. Una cosa de nada.-

(LOL los gemelos! LOL )

Taiki se sorprendió por la entrada de los gemelos y el cordero. Se sonrojó aún más y se separó de Blake, poniendose de pie de nuevo.
-Ammm...si, claro! Es un placer ayudarles en lo que necesiten. Cuenten conmigo.- Juntó sus manos y sonrió, algo nervioso por dentro. No tenía ni la menor idea de que podrían ser capaces estos chicos.
-E-espero que no sea peligroso...-

Los gemelos se tomaron de la mano en pleno entusiasmo, e intercambiaron una emocionada sonrisa. Kohitsuji, algo asustado, murmuró alguna cosa sobre limpiar y huyó de la escena. Blake, por su parte, se hizo el ciego (haha me iré al infierno por ese chiste) y regresó a sus libros con tranquilidad.

-Peligroso? Para nada!- le aseguró Robert, mientras William paseaba alrededor del conejo y lo estudiaba atentamente. Sí, sí... se podía trabajar en él. Estaba muy bien. Tenía un cuerpo flexible y fibroso, podría aguantar.
-Te aseguramos que la recompensa por tu ayuda es alta. Te gustará.-

El conejito miró a Blake y luego a los gemelos, su ansiedad creciendo.
-Ammm...está bien. Coonfio en ustedes, está bien? Sólo díganme cuando debo empezar y allí estaré.- Se acercó a ellos con una sonrisa.
Miró a Blake una vez más. Si él confiaba en los gemelos, pues Taiki debía hacerlo también.

Mientras tanto, en medio del bosque, Dai el lobo se recostaba a una roca, cerrando los ojos y suspirando. Quería ver a su cordero, pero luego de lo de hoy, no habría remedio.

-Ven con nosotros- le pidieron a coro los gemelos, tomándolo uno de cada brazo y subiendo con él hacia su habitación. Blake los vio partir, sonriendo divertido, pero sin poder evitar preocuparse un poquito. Aunque, si los gemelos habían escogido a Taiki, por algo sería.
... O sería sólo porque había ACEPTADO querer ayudar?

-Siéntate- pidió William, guiando a Taiki hacia uno de sus sillones. Robert fue a traer sus instrumentos de trabajo. Más que nada servían para examinar al conejito. Eran dos máquinas, unos rayos X y otra que parecía de ecografías o algo así.
-Antes de empezar debemos verificar algunos detalles físicos. Sabemos que estás sano, pues al verte salta a la vista, pero hay unas pequeñas cosas que tenemos que ver de cerca- explicó William mientras Robert conectaba todo.
-Así que, si fueras tan amable que quitarte la camisa~-

Abajo, Kohitsuji cerraba tras de sí la puerta de su habitación con un suspiro de alivio. Ahora estaba seguro. Era sólo cosa de esperar un poco... A que viniera Dai. Qué querría?
"Bueno" pensó el cordero, echándose en la cama y abrazando su almohada. "Ya me lo dirá cuando llegue."
Miró un poco a su alrededor. Era increíble pensar que hace apenas un par de noches esa habitación había terminado en un estado desastroso.

Pero que estaban haciendo? Que era ese montón de cosas raras?! ...Bueno, suponía que lo iba a averiguar tarde o temprano...
Se sentó como le habían indicado pero...la camisa?
-S-si...la camisa...- Se sonrojó mientras tomaba la tela suave y se la comenzaba a quitar. Luego la dobló y la dejó a un lado.
-Listo...-


Dai abrió los ojos nuevamente, mirando el enorme cielo.
-Haaa...que hacer....ojala Tai estuviera aquí para aconsejarme y decirme esas cosas de perro inocente...AAUUUUUUU....Oyeme Kouhitsuji! AAAUUUUUUU!-

-Perfecto!- Uno de los gemelos le colocó entonces unos cables, mientras el otro se colocaba guantes de látex. Se veía todo muy elaborado, pero era un simple escaneo. Robert tomó un pote azul con gel y empezó a aplicárselo en el torso al conejito.
-Ésto hará que la imagen salga más clara- le explicó, decidiendo obviar el comentario que de embadurnarlo con una sustancia oleosa era de lo más agradable.
-Puede que lo sientas algo frío pero despreocúpate, tu cuerpo la calentará.-

El cordero se levantó, captando unos aullidos que le llegaban bastante claros por la ventana tapada con tablas. Debía ser Dai, si es que Taiga aún dormía. En ese caso era mejor acudir. Se colocó los zapatos de salir y corrió fuera de la casa, siguiendo el sonido hasta que vio al lobo recostado contra la gran roca del bosque.
-Eh, llamabas?- preguntó nervioso a modo de saludo.

-Wah!- Estaba frio! Pero tenian razon, poco a poco se fue calentando.
Pero para ese entonces, ya no le interesaba el gel, sino todas las cosas que le estaban haciendo.
-Mi...mi barriga? Que pasa? Que examinan?-

-AAAUUUUUUU...- Siguió aullando y aullando, con la esperanza de que alguien le escuchara...y de hecho fue asi, cuando un corderito apareció.
-Kou-kun...- Se puso de pie y lo abrazó. -Si, te llamaba. No se porque pero queria verte, como...mucho. Tenía ganas...Gracias por venir-

Los gemelos no se molestaron en responder. Siguieron con su escaneo y mientras Robert sujetaba firme pero delicadamente al conejo, William operaba en la máquina. Imágenes algo borrosas empezaron a salir, que finalmente revelaron un mapa muy bueno de los órganos del conejito.
-Mira- dijeron finalmente, mostrándole la pantalla. Se veían sólo los órganos, no los huesos. Cómo? Ellos no lo sabían, no hacían las máquinas. Pero servía.

Aunque se estremeció un poco los primeros segundos, Kohitsuji se dejó abrazar. Eso sí, con una gran sensación de confusión. Porque uno no va por ahí abrazando a la gente a la que no quiere.
... Claro que cabía la posibilidad de que lo quisiera como un amigo. Eso estaba bien, suponía.
-Cuando quieras...- contestó, más por decir algo que por saber qué decir.

-Oh, miren! Ese soy yo por dentro! Increibleee! Pero...como?!- No sabía que habían avanzado tanto los cientificos.
-Em...y que están buscando? Todo en general?- Se preguntaba si de hecho le dirian de que se trataba el experimento.


-Hnnn...Escucha, cordero...- Se separó de él y se volvió a sentar. -No se si pueda volver...simplemente hoy me pasé, eso lol acepto. Pero...pero seguiré con mi promesa de cuidarte, eso no cambiará.- No sabía como lo haria pero lo haria.
-Y tambien, hacerte mio, jaja, eso seguirá igual, pequeño.-

-Todo en general, es sólo una pequeña revisión- lo tranquilizaron los gemelos, mirando atentamente la pantalla. Giraron la imagen, la agrandaron, enfocaron algo y luego la borraron. Se sonrieron. Era perfecto.
-Me complace anunciarte, querido amigo, que posees la rara virtud de una salud perfecta!- anunció William mientras Robert se encargaba de llevarse esa máquina y traer la de rayos X. Aquella era considerablemente grande y pesada, tanto que el otro gemelo tuvo que ir a ayudar. Al inclinarse para recoger los cables, Will aprovechó para besar fugazmente a su hermano.
-Ahora estate quieto y cierra los ojos, no vaya a ser que enceguezcas como Blake. Heheh~-

Kohitsuji asintió dos veces, mirando hacia arriba, a las ramas que se balanceaban con el viento. Más para calmarse que otra cosa. Se estaba ruborizando apenas recordar esa vez.
-Si... si no puedes venir, está bien. Es decir, esos dos ya deben de haberse olvidado... espero.-

-Ummm.... gracias. Debe ser por el ejercicio, creo...- Igual se estaba poniendo nervioso. No era todos los dias que veia esa clase de tecnología y la usaban en su cuerpo. Como habian aprendido todo eso, nunca lo sabría, pero estaba seguro que no tuvo que haber sido facil.
El conejito iba a seguir haciendo preguntas, pero se quedó callado al observar el beso entre hermanos...hermanos! Eran hermanos!...Pero que pasaba en esa casa...?!

-Jaja, igual, debo ir a disculparme con Tai cuando esté mejor...y con ese conejo también. El código de mi manada me obliga.- Miró al cordero...su colita...y su trasero. Se lamió los labios.
-Hey, cordero, ven aqui. Sientate aqui.- Palmeó sus regazos. -Bésame.-

Los gemelos notaron que el conejito notó su comportamiento cariñoso. No les importó, por supuesto.
Tomaron los rayos X con cuidado, protegiéndose los ojos con unas gafas ahumadas que guardaban en una caja. Tras unos minutos de paciente y silenciosa espera, un papel salió de la máquina con la fotografía perfecta de los huesos de Taiki. Acto seguido, William sacó un marcador rojo y encerró en un círculo diversas zonas del papel. Robert asintió.
No le explicaron nada a Taiki, pero aquellas zonas serían las que se moverían para dar paso a los órganos nuevos. Y si no se movían por acción natural, los gemelos tendrían que intervenir.

El cordero no se atrevió a contradecir a su lobo y se sentó en su regazo, levantando la cara hacia él para besarlo. Pero se detuvo a centímetros de sus labios y se apartó, bajando las orejas nerviosamente.
-Uhm, Dai.... ya no creo que deba...- le dijo con sinceridad, mirando al suelo. Es decir, ahora que sabía que Dai no lo quería.
El pensamiento le daba una punzada en el pecho, así que lo apartó.