Capitulo II - Nueva Vida [18 +]

Blake sintió un poco la tapa del libro antes de abrirlo. "Viento en los sauces".
-Ah, ésta es una historia muy bonita. Escocesa- le comunicó con una sonrisa mientras daba una rápida pasada a las primeras páginas. Y luego, tras haberse acostumbrado al tacto viejo del libro, empezó a contar.
Era la historia de tres amigos: un topo, un ratón de río y un sapo, a quienes les iban pasando cosas a lo largo del año. Empezaba con la limpieza de primavera del topo, y cómo al salir para tomar aire se perdió y vio por primera vez el río. Ahí conoció al ratón, que lo invitó a dar un paseo en bote... Era un libro bastante pacífico, sí, pero el lenguaje era tan poético que en los versos y la estructura de los párrafos residía la verdadera riqueza de la historia. Escucharlo era como oír una melodía.
Bueno, arriba las cosas no iban tan suavemente.

Pero cómo se atrevía a hablarle así. Más aún, cómo se atrevía a portarse así frente a él. Hisame se levantó de la cama dando un bufido de cólera y abrió la puerta de un tirón. -Pues te quedas SOLO en tu mundo real. Vete si quieres!! A mí no me importa!!- le gritó, dando un portazo y empujando en su camino de salida a Kohitsuji, que estaba limpiando un mueble y no tenía nada que ver con la pelea. El cordero intentó disculparse por haber estado ahí, pero Hisame ni lo miró y rasguñando el papel tapiz se abrió camino escaleras abajo.

El conejito puso total y completo atención a la historia, a veces no comprendiendo algunas cosas por su falta de educación, pero siguiendo bien la trama. Era dulce y probablemente para niños, pero a él le encantaba.
-Oh! Oh! Si? Que dijo el señor ratón?- Preguntaba a ratos, con brillo en sus ojos casi infantil. Miraba fijamente al murcielago, y otras veces a la pared, como preguntandose que pasaría luego o imaginando a los personajes.


Taiga le gruñó al oirlo decir lo último y ladrando al oir el malcriado portazo. Salió de la habitación, volteando a ver a la direccion en que se habia ido.
-Pues me voy! Me importa poco lo que te pase!!- Le gritó, cerrando la puerta tambien de un golpe y saliendo por las escaleras pero por el lado opuesto, al jardín de atrás. Al llegar, se escondió entre unos arbustos y se puso a refunfuñar. No se había quedado en la habitación, ya que toda la cama olía a ese neko cabeza dura.

-"El Ratón cruzó el río, remando con elegancia, y atracó en la otra orilla. Luego tendió una de sus manos al Topo, que bajó a la lancha cautelosamente.
-Apoya ahí! -le dijo-. Ahora! Aprisa!-"-
Ah, sí, Blake recordaba de dónde había conseguido aquel libro. Se lo había regalado a los doce años el mismo autor, con quien había conversado por un buen rato sin saber quién era hasta que éste le dijo su nombre. Una de las mejores sorpresas de su vida, debía admitir. El libro le encantaba. Era una delicia.
-"Y, con gran sorpresa y alborozo, se halló sentado en la popa de una lancha"-

Kohitsuji miró perplejo cómo ambos amantes se iban a lados opuestos, gritándose cosas. Se rascó un poco la cabeza y pensó que lo mejor era preguntarle a alguien, así que dejó sus cosas de limpieza y fue a buscar a Dai. Seguro él sabría qué tanto pasaba.

Taiki escuchaba atento y con sorpresa en algunas partes, en otras sonreía y otras se mostraba confundido. No sabía como un papel podia ser tan divertido y hacerlo pensar tanto.
-Oh!- Exclamaba a veces. -Ah~- Decía otras. Le gustaba ese cuento y también le gustaba como lo contaba el murciélago.
-Y que más?- Dijo, con sus ojos brillantes.


El gran lobo Daichi dormía ya plácidamente...hasta que se levantó de repente por un portazo en la habitación contigua.
-Aggh...- Se intentó dormir, pero luego otro portazo y más gritos y ladridos de sus jóvenes amigos. -Pero que demonios?! Dejenme dormir!- Gritó también y se dio la media vuelta, para cerrar los ojos.
Pero era imposible. Dio otra vuelta y otra vuelta y sus ojos se abrían solos. Con un suspiro se levantó a caminar un rato a ver si podía conciliar el sueño. Salió de la habitación y caminó por allí, sin fijarse bien a donde iba.

El murciélago le contó cómo el Ratón y el Topo habían ido a tener un picnic a orillas del río, cómo el Topo había conocido a la Nutria, y cómo el misterioso Tejón había aparecido por breves instantes antes de volver a perderse en el bosque- al cual nadie entraba nunca.
-"-¡Así es él! -observó el Ratón desilusionado-. ¡No puede sufrir la compañía! En todo el día volveremos a verlo. Bueno, dinos: ¿quién anda por el río?
-El Sapo, naturalmente -contestó la Nutria-. Va en su bote nuevecito con remos y todo nuevo."- Blake no pudo evitar sonreír al describir lo mal que remaba el Sapo, pues esa parte siempre le había dado risa de pequeño.

Arriba, Kohitsuji casi se topó de frente con el lobo al doblar una esquina y tuvo que retroceder de un salto.
-Dai, aquí estás! Te estaba buscando- saludó preocupado el cordero, recuperando la estabilidad. -Tú sabes qué pasa con Hisame-kun y Taiga-kun? Parecen peleados, pero no puedo ver por qué...-

El cuento estaba muy interesante, y no era tarde en la noche, pero estaba muy cansado, asi que sus ojos se comenzaron a cerrar.
El conejito se percató de esto y abrió bien sus ojos rosas, poniendo extrema atención.
-Y...hhmmm...que le pasó al sapo? Waaahhnnn...- Bostezó, restregandose un ojo con el puño. Tontos hermanos, tonta familia, que lo cansan tanto en el día. Pues no es facil cuidar a 3 conejos bebes y 8 infantes.

Dai, al toparse con su cordero, se sobresaltó y terminó de despertarse.
-Ah si, algo oí...creo que dijeron algo de esconderse? No se bien, pequeño, pero no importa o si? Es decir...las parejas se pelean, todo el tiempo. No pueden ser miel sobre hojuelas siempre!- Y era verdad, Daichi era el rey de pelearse con las hembras con que habia estado en su vida. -Solo dales tiempo y verás como se estarán besuqueando para mañana.- Le puso una mano en la cabecita, acariciando su cabello.
-Eres lindo. Cuando seas grande encontrarás una buena pareja.-

-Pasó que decidió que ya es tarde, y que cierto conejito tiene que irse a dormir- sonrió Blake, cerrando el libro y dejándolo a un lado. Lo iba a dejar ahí, en la mesa de noche, para que cada día pudiera leerle un poquito. Era una historia más o menos larga, que valía la pena contar.
-Anda, arriba y a la cama. Te contaré más mañana.-

El corderito asintió a todo lo que Dai decía hasta que escuchó eso de encontrar pareja y bajó la vista inmediatamente, consternado. Ah, vaya, él pensaba que... bueno, ya que... Cómo iba a conseguir pareja él, si ya lo había tenido el lobo?
-Bueno, sí, supongo, es decir yo no sé- se justificó el cordero, siguiendo su camino con nervios. Ya se estaba preocupando menos por la pelea de la otra pareja y más por su propia situación. Cómo sabía uno que tenía pareja? Cuando el otro le decía, por supuesto. Y Dai no había dicho nada. Entonces nada, pues.

(awww pobre Ko-kun XD)

-Eh?! Pero señor! De verdad quiero saber que pasó! Y además...yo vine a hacerle compañia, no a quedarme dormido...- Y era verdad, habia jurado quedarse despierto todas las noches para conversar y pasar el tiempo.
-Estaré despierto, si?- Dijo, parando sus orejitas.

Dai lo miró marcharse con una nuevo rostro de preocupación.
-Pero que les pasa a todos?- No sabia que le había dicho al otro para ponerlo así, pero eso le comenzó a picar en la nuca. Era como un gusanito que iba viajando en su cabeza, tratando de buscar el porque de aquello.
-Bueno al cabo que no me importa....pero....que le habré dicho?- Siguió caminando, pensando una y otra vez en la conversación. -Pues, debe ser porque está preocupado por lo de aquellos novatos...si los reuno y son felices, entonces el pequeño estará feliz!- Pensó, moviendo su cola como a veces lo hacía el inu. Asi que se puso en el pasillo y comenzó a seguir a Taiga por su olor.

Taiga entonces estaba detrás de los arbustos, todavía refunfuñando. Pero se sorprendió cuando de pronto sintió una nariz olfatearlo. -Waah!!! Oh! Dai! Me asustaste!- Dijo, sentandose e inflando los cachetes.
-Pueees, te estaba buscando, Tai. El cordero está preocupado por ustedes, que pasó?- Preguntó, a lo que, a los dos segundos después, un inu con ojos llorosos y aullando de la tristeza se le tiró encima, enterrando su rostro en su fuerte pecho de lobo.
-Waahh! Aaauuu! Peleamos! Y muy feo! Y! Y! Le dije muchas cosas feas y creo que Hisa no quiere volver a verme...Aaauuuuuu!!- De seguro esos aullidos se oirian en todas partes, pero a Taiga no le importaba. Dai suspiró y le puso una mano en la cabeza.
-Ya, ya, tranquilo. Mira...todos los novios se pelean. Es normal. Solo tienes que disculparte con la hembra aunque no haya sido tu culpa y ya.-
Taiga negó con la cabeza. No era cuestión de disculparse, era cuestion que aunque lo hiciera, quería esconder a Hisa.
Dai volvió a suspirar: sería una larga noche.

Blake suspiró y volvió a tomar el libro.
-Como desees- le respondió, abriendo en la hoja exacta. -Pero si por ahí sientes mucho, MUCHO sueño, me lo dices y te vas a dormir. En dónde estaba...? Oh, sí! En el señor Sapo. "-¡Se caerá al agua de un momento a otro si se balancea así! -exclamó el Ratón, volviendo a sentarse.
-Claro que sí- dijo la Nutria, riendo entre dientes.- ¿No te he contado nunca aquella divertida anécdota del Sapo y el guardián? Ocurrió así. El Sapo..."

Hisame refunfuñaba pateando pequeños sirvientes-bicho por ahí, hasta que se topó con los gemelos que volvían de la biblioteca. Tanto ellos como el neko podían escuchar los lamentos de Taiga, pero a ninguno parecía hacerle mucho efecto. A Hisame porque estaba muy enojado, y a los gemelos porque simplemente estaban por encima de esas cosas.
-Qué sucede, Hisame?- preguntaron los gemelos a coro. El neko procedió entonces a explicar cómo Taiga era un idiota mandón que lo subestimaba y que decía una cosa cuando iba a hacer otra, y cómo estaba cansado de ser arrastrado de aquí allá y cómo le gustaría poder hacer algo aunque le saliera mal, sólo para saber cómo se sentía. La conclusión que sacaron los gemelos fue: Taiga estaba arruinando el experimento.
-Los pleitos sobre éste tipo de cosas son comunes en las relaciones de mutuo acuerdo social y afectivo. Es decir, los novios siempre pelean. No dejes que te importe, recuerda que es un inu, y además tiene más o menos razón. Es decir, no tienes que encerrarte aquí... pero sí cuidarte en lo que tus enemigos te buscan- aconsejaron los hermanos, pero Hisame simplemente no quería oír. Estaba demasiado enojado.

El conejito siguió oyendo...hasta cierto punto. Primero, porque su espalda estaba cansada, se arrecostó a la silla del otro. Luego cerró los ojos, para descansarlos...y luego, entre la calmada y grave voz del murcielago, encontró paz y tranquilidad y se quedó dormido.
-Hmmm...- Se acurrucó al regazo del otro, acomodandose mientras comenzaba a soñar.

El lobo seguía calmando al otro, mientras acariciaba su cabeza y sus orejas.
-Mira, Tai, Hisame te quiere, mierda! Si se enojó es porque quiere pasar más tiempo contigo. Y él tiene que saber que solo lo quieres defender...Pero tienes que ir a decirle eso!-
-Si? Pero...está enojado...- Dijo, bajando sus ya muy deprimidas orejitas.
-Pues, vas y le llevas flores! Y te le incas y le dices que lo amas! No hay hembra que se resista a eso! Luego, cuando esté más calmado, le explicas todo! Asi de sencillo.- Terminó, orgulloso de su sabiduría.
-E-está bien...Pero hoy no! Hoy me quedaré aqui...para que Hisa aprenda su leccion!-
Dai queria darle un golpe a ver si se decidia: o enojado o triste. Pero se contuvo y se puso de pie, quitandose al otro de encima. -Bueno! En fin...es una linda noche para dormir afuera, no? Hazme espacio, perro, que duermo contigo.-
Y asi, los dos se hicieron un rollito y se echaron a dormir.

Blake volvió a dejar el libro a un lado, sonriendo pues sabía que eso iba a pasar eventualmente. Levantó con cuidado la cabeza del conejo de su regazo y se paró, cargándolo suavemente para no despertarlo. Subió las escaleras hasta la habitación y dejó al conejito en la cama, lo tapó con las mantas y se sentó a su lado dando una mirada alrededor. Sí, era iba a ser la habitación de Taiki. Pero así como estaba no le gustaba nadita. Tenía que hacer algo. Cambiar el papel tapiz por uno blanco con diseños de flor de liz, pintar los muebles de un color más claro... probablemente crema. Cambiar las cortinas a unas de color dorado más apagado. O no, eso no era muy elegante? Mejor papel tapiz de cielo y muebles celestes, o.... rosa.

Hisame y los gemelos estaban sentados en la cama del ático, conversando sobre esas cosas que molestaban al neko.
-Pero entonces- dijo dubitativo, abrazando una almohada en pijama-, él me quiere proteger y ha... cómo se dice... reaccionado demasiado fuerte? Lo hace porque me quiere, no porque crea que no puedo solo...?- Los gemelos asintieron, abrazando también sus almohadas en gesto de solidaridad con el neko. Le pasaron un bol con mentas, que Hisame comió de buen grado.
-No puedes ir ahora a tu habitación, así que duerme aquí con nosotros- le ofrecieron los hermanos, a lo que Hisame asintió entusiasmado y revolvió las sábanas con la cola.
Pasaron la noche conversando sobre cosas y comiendo mentas a la luz de una vela, al menos hasta que Hisame cayó dormido por el somnífero de los caramelos y los gemelos procedieron a examinarlo para buscar signos de embarazo. No encontraron nada.

(mentas? what XD quien come mentas en una fiesta de pijamas?) (me encantan esos gemelos XDDDD son un exito)

El conejito sintió ser rodeado por un par de brazos cálidos. Todo era demasiado bueno y suave. No había ruidos, conejitos bebes despertandolo en medio de la noche ni ruidos extraños que le dieran miedo en sus sueños. Solo habia quietud y un increible sentimiento de seguridad.

Y al parecer toda la casa de los murcielagos daba esa tranquilidad a sus habitantes. Desde los caninos que dormian afuera, acurrucados y babeando el cesped, hasta un cierto conejo ya mencionado, que soñaba con Blake y un topo.

***

-Hmmm... Aaaammm....- Se estiró el inu, al sentir los rayos del sol en sus ojos avellana. Miró alrededor, acordandose de inmediato sobre la terrible noche con Hisa. -Dai...Dai...despierta...- Dijo, sintiendose un poco incomodo con Daichi usando una de sus piernas como almohada. Poco a poco el lobo se fue despertando, levantandose y saludando al otro.
-Buenos dias, Tai. Dime, ya estás menos enojado?-
El perro solo asintió, sintiendose tonto por haber peleado de esa manera. -Tengo que disculparme.- Dijo, rascandose la cabeza. -Aunque iré primero por flores. Y se las dejaré en el plato del desayuno! Asi que debo irme ya!- Y a como decia eso, se levantaba y corría fuera de la cerca. Dai, sin recordar todo el peligro que podia correr, lo dejó aventurarse a la pradera.
-Suerte!- Le dijo el lobo desprevenido. Éste entonces volvió adentro y entró a la habitacion en la que debia estar el cordero. Ya había hecho su trabajo, asi que tenia que estar feliz...no?

Taiki mientras tanto despertó. Pero no por el sol, sino porque Daichi al entrar en la habitación, habia dado un terrible portazo. Que mala educacion la de los lobos. Ya estaría corriendo si no fuera porque era un invitado del señor Blake, entonces no debía ser tan malo.
El conejo dio un largo bostezo y se sentó en la cama.
-Buenos dias...- Dijo aperezado, sin ver primero si habia alguien o no. Lo dijo por mera costumbre de estar rodeado de personas.

Hisame se levantó con un gran bostezo y se estiró como siempre lo hacía al despertar. Notó que los gemelos dormían en la cama a su lado, abrazados y tranquilos, con varios papeles escritos en inglés que el neko no entendía. Se rascó una oreja y recordó la pelea que había tenido con Taiga. Aunque ya no estaba enojado, aún sentía que no debía quedarse ahí encerrado. Al menos no tanto como Taiga decía. Los gemelos tenían razón: estaba entrando en pánico por nada. Pero si así tenía que ser, Hisame tendría que pasarse el día metido en la casa sin ventanas de los murciélagos. Refunfuñando para sus adentros, bajó de la cama y fue a desayunar.

Blake aún seguía despierto, sentado al lado de la cama de Taiki. Leía con calma "Viento en los sauces", adelantándose ya al menos unos cinco capítulos. Pero cuando el conejito se despertó y saludó, cerró el libro y lo dejó a un costado.
-Buenos días- respondió con un ligero tono de sueño. Y no lo estaba fingiendo: realmente tenía ganas de dormir. Podría haber sido un milagro, de no ser porque ya estaban casi a media mañana.

-Corderoooo, lindo amigoooo, buenos días!- Dijo Dai en voz alta, para despertar a su protegido. Como le gustaba molestar.
Entró a la habitación, dando sonoros pasos y se estiró. -A levantarse!-
(supongo que estaba en el cuarto, no lo se XD sino me dices y lo corrijo)

El conejo se despertó un poco más, levantando sus orejas y saludando al otro con una linda sonrisa.
-Buenos días, señor Blake!- Se quitó las sabanas de encima y salió de la cama...y hasta ese entonces se percató. -Oh no! Me dormí!- Dijo, poniendose sus manos en su boca, com si hubiera hecho algo malo.
-Lo siento mucho! De verdad queria seguir oyendo...- Dijo, bajando sus largas orejas con pena.

(sips, estaba en la habitación :3)

Del bultito que había en la cama, se levantó primero la colita del cordero. Se sacudió un poco saliendo de las sábanas y luego Kohitsuji irguió la cabeza, bostezando. Aparentemente había dormido al revés, pues sus pies estaban en la almohada y su cabeza bajo las mantas. Confundido se quitó todo de encima de un manotazo, y saludó con un murmullo adormecido al lobo.
Había dormido tarde por andar pensando en lo de tener pareja. No lo había contemplado. Él asumía que Dai sería su pareja tarde o temprano... pero y si no?

Un par de habitaciones más allá, Blake aguantaba sonreír ante lo lindo que era el conejito cuando se despertaba.
-Descuida, te contaré más ésta noche. Pero, si puedes, trae tu ropa de cama. Es decir, no vas a dormir siempre con tu ropa del día.- Al murciélago no le pareció mala idea sugerir que él mismo podía ayudarlo a cambiarse, pero tenía que guardar la formalidad y los papeles. Se levantó, poniendo una mano en la pared como se le había hecho usual cuando estaba con Taiki, y se dirigió a la salida.
-Baja cuando estés listo, el desayuno ya debe estar servido.-

Dai se acercó al cordero y se tiró encima de él, haciendole cosquillas sorpresas, a ver si se le quitaba la cara de sueño.
-Adivina que! Ya puedes ser feliz!- Dijo, dejandolo en paz y sentandose en la cama.
-Ya hice que Tai cambiara de opinion y le pedirá disculpas a Hisame y serán felices. Eso era lo que te pasaba no? Procupado por ellos?- Oh Dai, que lobo tan despistado.

El conejito asintió, haciendo la cama antes de salir. Le gustaba que todo estuviera en orden y que Blake no se quejara por ser un mal invitado.
Luego salió al comedor, observando todo bastante solo pero la misma cantidad de platos puestos en la mesa. Y todos los demas? O es que todavia era muy temprano? No lo creia...

Las cosquillas lo despertaron enseguida y se echó a reír, tratando en vano de escabullirse por las sábanas. Casi nadie le hacía cosquillas a él, se sentía muy bien. Raro, pero bien.
Cuando pudo recuperar el aliento escuchó con una sonrisa al lobo, pero dejó de sonreír cuando le preguntó si eso era lo que le pasaba. Qué iba a decirle? La verdad? Pues claro que no. Bueno, lo de Taiga y Hisame era parte de lo que lo preocupaba, pero no era la mayor parte en ese mismo momento.
-Ah... sí! Gracias! Me alegra que concilien... cualquier cosa que fuera lo que estaba haciéndolos pelear...-

Blake había ido derecho a su habitación. No tenía hambre como para desayunar/cenar, así que dejó que sus sirvientes insectos se encargaran de todo.
Un poco después de eso bajó Hisame, que saludó al conejo con una sonrisa de curiosidad ya que no lo conocía muy bien.
-Tú eres Taiki, no? Espero no recordar mal tu nombre. Si no te molesta que pregunte, para qué vienes aquí? Eres amigo de los gemelos, acaso?- Hisame no sabía si Taiki había visto o no a los gemelos, y de todas maneras ellos no parecían del tipo de personas que invitan a gente a su casa sólo porque sí.

El lobo le sonrió pícaramente, poniendo una mano en el cabello del otro y acariciandolo.
-Eres un buen chico. No te preocupes, que solo eran tonterías. Ya estarán felices cuando Tai regrese de...Hmmm...ahora que lo pienso... Se fue hacia la pradera y pues...no es peligroso?- Se concentró y comenzó a pensar. A los de su raza no se les daba bien los planes y la inteligencia.
-Pues...según oí de Tai, los cuervos y culebras nos estaban buscando y probablemente planeen un ataque...Asi que...Probablemente ese perro esté en grave peligro ahi solo y recogiendo flores como un estupido...oops.- Habia dejado que el inu corriera hacia su yugo.
-Ammm...no le digas a Hisame, jaja.- No queria meterse en problemas con un mago o lo que fuera ese gato.

Taiki mientras tanto se sentó en el asiento de la otra vez, mirando de reojo su plato de sabrosas hojas de lechuga y dientes de león.
-Ah si, me llamo Taiki...Hisame-san, cierto? Mucho gusto.- Le alegraba poder hablarle más calmadamente ya que se veia educado. Los gatos siempre eran educados.
-Ahmm..los gemelos?- Ni idea. -De hecho soy amigo del señor Blake. Me...uumm...- No le podía decir que lo habia amenazado, y tampoco se sentía asi. -Me invita a dormir todas las noches....Bueno, eso de ayer en adelante creo... Y ustedes quienes son? Todos son amigos?-

Mientras más oía al lobo, más se olvidaba de sus propios problemas para concentrarse en ese problema central. Oh dios, lo iban a MATAR.
El cordero se levantó de un salto apresurado y bajó las escaleras como un rayo, saliendo por la puerta de adelante y perdiéndose en saltos por el camino. Ni siquiera se cambió a ropa de calle, tan preocupado estaba por el problema que se les venía encima.

Hisame no notó que Kohitsuji había salido, pues estaba muy concentrado en conversar con Taiki. Le contó más o menos lo que les había pasado, y cómo los gemelos y Blake habían sido lo suficientemente gentiles como para dejarlos quedarse ahí mientras pasaba el peligro.
-Espero verte más a menudo, si vendrás todas las noches. Dónde vives? Yo vengo de un pueblo más por los bosques de bambú, queda a tres días de camino.-

***

Sentado en la copa de un árbol, Kuroi fumaba tranquilo. Pero sólo en apariencia, ya que su mente se revolvía de ira buscando una manera de vengarse por la broma que esos murciélagos extranjeros le habían hecho. El humo de su pipa subía rojizo hasta perderse en las nubes.
Inmerso como estaba en sus planes, no notó que cerca de él correteaba un inu que juntaba flores.

-Ay demonios...Hey! Tu! Regresa!- El lobo jamas se iba a imaginar que el cordero iba a reaccionar de esa manera.
Se levantó de la cama y comenzó a perseguirlo. -Hey no salgas! Espera! Para en este momento o te juro que te paro a mordiscos!- Y no bromeaba. Si salía mas al peligro, se le tiraria y lo morderia hasta que no pudiera correr más.

Taiki siguió escuchando al neko, sorprendido de tal historia.
-Ah pues, no se la verdad...yo soy de las praderas, muy cerca de aqui. Un dia me perdí y di a parar a esta casa... Pero tu historia es terrible...suena como que han tenido que pasar por mucho.-


Mientras tanto, un perrito andaba por una pradera llena de flores, viendo cuales serian del agrado de su novio.

-Taiga!! TAAAAAAAAAAAAIGA!!- llamaba desesperado el cordero, deteniéndose en las colinas y en las faldas del riachuelo. Corría muy rápido, casi perdiendo al lobo detrás. Era por una cuestión natural: alarmados, los bovinos podían alcanzar velocidades sorprendentes y trepar las más escarpadas laderas. Muy pronto, saltando y llamando, se perdió por el bosque.

Hisame sonrió y comió su sushi. Pues sí era verdad que había sido duro, pero lo había valido.
-Está bien que pase por éstas cosas. Algo me decía que para poder liberarme iba a tener que sufrirlo. Tú sabes, cosas del destino... siempre lo veía en mis lecturas del té, pero nunca le hacía caso. ...La verdad no soy muy bueno para adivinación- reconoció, rascándose una oreja. -Lo mío es la comunicación con el más allá, energías y esas cosas...-

~~~

Kuroi dejó la pipa a un lado y se levantó el sombrero de los ojos. Era un inu que andaba por ahí. El cuervo arrugó la nariz en disgusto y bajó de un salto, llevándose sus cosas con él. Cómo odiaba a los mamíferos. Tan orgullosos e ignorantes. Se disponía a irse cuando notó que había algo en el tono del pelaje de ese inu que lo hacía recordar... Pero claro! Si era el mismo perro pulgoso que se había encontrado esa vez, cuando la broma. El cuervo se caló bien la mochila y, llevándose dos dedos a la boca, dio un agudo silbido que resonó en toda la pradera para hacerse notar.

(oooh nooo XD nadie se le escapa a Dai, menos un cordero fofo y suave ò__ó)

-Demonios...me van a culpar por esto... Cordero!- Salió corriendo en modo lobo, derribando cuanta plata y arbusto se colaba en su camino. Debía alcanzarlo o si no quien sabe que cosa mala le podria ocurrir...si estaba corriendo hacia el territorio de los lobos! Si alguno lo encotraba...no, lo olfateaba, estaría muerto en cuestion de minutos.
-Kohitsuji!!- Llamó, algo molesto. Pero de pronto pudo ver un rayo de algo rápido pasando a su lado, con una cola gris. -Satou...Mierda, Kohitsuji!- Ya lo habian olido. Dai corrió aún más rápido, pudiendo oler a cordero muy cerca de donde estaba.
Era hora, lo sabía, era hora de usar el método de su familia. Se detuvo por un simple segundo, cerrando sus ojos y conteniendo su respiracion. Al siguiente segundo oyó pasos muy conocidos romper unas hojas secas.
-Por allí!- Dijo para si mismo, y corriendo hacia la derecha, mientras se lanzaba a algo que iba igual de rápido que el otro lobo. Los dos rodaron por el suelo y Dai lo tomó de brazos y piernas. -Te alcancé!-


Taiki le gustaba ese neko, que aparentemente tenía su misma edad. -Es bueno supongo...porque asi conociste a muchas personas...me gustaría tener tantos amigos, porque asi uno siempre tiene con quien hablar, no?- Sus hermanos no contaban. Jugaba con ellos pero no era lo mismo que tener un mejor amigo con el que contar no importa que.
-Y dime, tu y Taiga-san son novios? Ayer en la mesa estaban algo cariñosos, asi que lo supuse, pero no quiero equivocarme.-

~~~~

-La la la~ Estas blancas le gustarán. Oh y estas tambien....- Decia el perro, quien se habia sentado entre las flores para olerlas mejor y disfrutar del paisaje.
-Que hermosa pradera...tan verde y limpia...Tengo que traer a Hisa para comer un pic nic algun dia.- Él movía la cola feliz de la vida y paraba sus orejas, mientras el sol bañaba su pelaje.
Pero de pronto oyó un silbido, asi que volteó a ver a todos los lados, hasta que notó a un tipo de pie a la sombra de un arbol.
-Hmm? Quien...- Su mente paró a media oracion...ese olor...era de cuervos. Taiga entonces no lo pensó, movido por el instinto, y comenzó a correr de la pradera, a la direccion opuesta de la casa de los muercielagos. Debia esconderse, pronto.

(ese es el espíritu!)

-Oofff...!!- Kohitsuji rodó por el suelo e irguió la cabeza como pudo, con su pelaje todo entreverado como una pelusa y temblando de expectativa. Pero era sólo Dai, no un depredador cualquiera. Aliviado, se dejó caer al suelo.
-No lo encontré- se disculpó, aún con tono preocupado-. Y no deberíamos estar aquí afuera... y él tampoco! Mucho menos él! Tenemos que encontrarlo y hacer que regrese a casa!

-Sí, somos novios- respondió Hisame con un suspiro, para terminar luego otro roll que tenía en el plato. -Pero tuvimos una pelea, y bueno... Lo que pasa es que él no quiere que salga, porque le preocupa que me pueda pasar algo... Pero tampoco quiere venir a verme mientras haya peligro, y eso va a durar mucho! Y es mi novio... yo lo quiero ver, quiero estar con él... estar solo me da miedo- le dijo, agachando las orejas con pena. Ya no estaba molesto, ahora se sentía triste.

***

Cuando el inu empezó a correr, el cuervo dio un salto y empezó a volar.
Pronto anduvo a la par del perro que tantos problemas le había traído. Tan a la par que habría podido rasgarle el cuello con sus garras, pero... Él era un cuervo, y los cuervos no lo hacían así. Al menos no en esas cuestiones.
-Perro, para un poco. Sólo quiero hablarte, por eso te llamé en vez de atacarte sin más...-

-Ggrrr...Callete, estúpido cordero!- Le gritó, cerrando la boca de inmediato y murmurandole al oido. -De verdad quiero matarte! Ahora estamos en peligro los dos! Para que demonios corriste al bosque?! Si te dije que él estaba en la pradera?! Haaa... Ven.- Dijo, rápidamente tomándolo en sus brazos como una princesa y comenzando a correr. -Vamos a la casa...si de aqui a alla dices una sola palabra, te juro que te dejo aqui!-
Dai ahora recordaba porque no tenía parejas tan jóvenes. Nunca le hacian caso.
El lobo corrió, sin distraerse incluso cuando Satou el lobo gris llamó su nombre, para que compartieran la presa. Trató de recorrer otro camino diferente, dándole vuelta a los árboles y arbustos, para dejar su olor en zonas diferentes y extrañas, y asi que no lo siguieran. Los lobos tenian buen olfato, pero cuando el camino no era en linea recta, les daba flojera seguir el rastro.
Al poco tiempo llegaron a la casa y Dai se metió en la sala de un salto, dejando al otro en el suelo. -No vuelvas a hacer eso!- Le gritó, bufando y bastante enojado. Estos niños de hoy en dia...


-Aww...- Taiki también bajó las orejas, no sabiendo que responder. Aunque no tuvo que decir nada, ya que de la nada aparecieron el lobo (muy enojado) con el cordero de ayer. -A-ah! Que pasa?- Preguntó, casi atragantandose con una lechuga.

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Taiga paró de repente, con los ojos bien abiertos y listo para seguir corriendo al más minimo indicio de ataque.
-Q-que quieres.... No te he hecho daño.- Le dijo, temeroso de su gran fuerza y malicia.

Kohitsuji se calló de inmediato, abriendo bien grandes los ojos. Ya se estaba desacostumbrando a que le gritaran, y francamente le parecía raro que Dai le gritara. Debía de haber metido la pata bieeeen honda. Se quedó calladito, llevándose las manos a la boca por precaución.
Cuando llegaron a la casa y Dai lo dejó en el suelo, el cordero se sentó cohibido a dibujar circulitos con los dedos. Ahora sí tenía propiamente ojos de cordero: enormes y asustados, que no levantaban la vista.

Hisame se metió de una todo su sushi en la boca y fue a ver qué sucedía.
-Koh-kun, qué pasa? Has roto algo?- trató de adivinar, pero Kohitsuji sólo negó con la cabeza y se quedó callado. No quería ahora preocupar al neko con cuestiones complicadas.

***

Kuroi también paró, quedándose a una cierta distancia y mirando al inu con un desprecio que no trataba de disimular. Pero al desprecio se sumaba el odio que le tenía ahora.
-Claro que me has hecho daño, bestia degenerada. Crees que ahora puedo entrar en mi nido así como así? Me han echado de mi casa por las gracias de tus amigos extranjeros, imbécil, por eso tengo todas mis cosas aquí- le dijo en tono áspero, señalando la mochila que llevaba a cuestas. Pues sí, ahora no tenía casa y tendría que ir a vivir con Spades. CON SPADES. Iba a ser HORRIBLE.