Capitulo II - Nueva Vida [18 +]

-No te preocupes- respondió el murciélago, echando a andar. Ya no quería hacer tanto teatro, pero no iba a entregarse aún. -Ya que me has guiado todo el camino, me aprendí de memoria cómo puedo ir. Deja que yo te lleve.-
Dicho y hecho, Blake acomodó mejor a Taiki y se caminó tranquilamente todo hacia arriba. Se abrió paso a la habitación entrando de lado, y dejó al conejito en la cama. Luego, se sentó en el mismo sillón donde estaba sentado antes.
-Espero que no te importe si me quedo aquí, prometo no hacerte nada- dijo con una sonrisa. Bueno, no iba a hacerle nada. Sólo a "mirarlo".

(que creepy XD)

El conejo asintió, algo extrañado.
-Pues, si ese es el caso...es usted muy talentoso entonces. No cualquieralo podria hacer.- Se acurrucó más al otro, sintiendolo fuerte y cálido.
-De seguro...naaaaaammm....- Bostezó, cerrando los ojos en el camino y sin completar la idea.
Al poco rato sintió como lo debajan en la cama y éste apoyó su cabeza en la almoahada.
-No...no me molesta si es que no me comerá.- Se acomodó entre las cobijas, suaves y limpias. -Mmmm...está todo más callado. Ya no hay tantos gemidos.- Dijo, sin avergonzarse. Al haber crecido en una colonia de conejos, el ver a sus vecinos y amigos tener sexo por ahi y todas las noches era algo muy comun. Por eso habian tantos de ellos...excepto por un año que estaban escaseando, por una onda de depredadores que los llevaban al bosque a ser la cena.

-Shh, no más palabras. Ahora, sueña.-
Blake se acomodó en su sitio, concentrándose en todo el ruido, por más leve que fuera, que sus oídos pudiesen captar. Qué deliciosa era la noche, y qué extraño tener la casa en silencio tras el alboroto que habían tenido. Subió los ojos al ático, donde pudo escuchar un leve rumor de hojas. Sus hermanos estaban echados en la cama, leyendo juntos alguna novela. El ático, hecho un desastre; la cama, destendida; pero poco les importaba a ellos, satisfechos como se sentían. Eso le hizo recordar a Blake que hace un buen tiempo que no llevaba a nadie a la cama... Pero no. Aún no. Que el conejito volviera, que se acostumbrara... y entonces, tal vez.

(noww wwhat? :3)

(pues esto...)

Taiga abrió los ojos y con una enorme sonrisa, miró a su hermoso neko que dormía placidamente. El inu le dio un besito en la frente y con cuidado salió de la cama, poniendose sus pantalones y dejando la camisa en el suelo, para ir a buscar la ducha.
Cuando salió al pasillo, vio a Dai que sostenia una toalla en su hombro, silbando feliz.
-Heeeey, hola, Taiga. Vas a la ducha? Uno de los murcielagos me dijo donde era. Sigueme, que me baño rápido.- El perro asintió y lo siguió, esperando en la puerta y moviend su cola feliz. No sabia si Kohitsuji aun dormía, pero luego de lo de anoche, estaria cansado. Rompieron la cama, dios santo!
Al cabo de un rato, salió Dai todo mojado, cediendole el turno a su amigo. Taiga entró y se metió al agua feliz de la vida, sitiendo a su estomago pedirle comida. Será que tambien le tendrían el desayuno? Iría a preguntar, sino, compraria algo en el mercado para su novio y sus amigos.

La actividad de los Citadel se aminoraba mientras iba subiendo la mañana, pero los gemelos aún tuvieron fuerzas para vestirse y poner la mesa, dejando el desayuno listo para cada uno de sus invitados. Luego se retiraron a dormir, pues estaban exhaustos. Blake, por otro lado, leía tranquilo al lado de la cama del conejito.
En la otra habitación, Kohitsuji despertaba con un laaaaargo bostezo. Casi gritó al ver el estado del lugar a la luz de la lámpara que alguno de los gemelos había puesto, pero se contuvo oportunamente. Avergonzado, empezó a vestirse y de paso a ordenar las cosas que no estaban rotas.
Hisame tardó más en levantarse, pero cuando lo hizo fue con una sonrisa de felicidad por lo hermoso que había pasado con su novio. Se vistió también, pero más lentamente, pues aunque no estaba tan cansado por alguna razón le dolía un poco la espalda.

Taiga salió por fin, regresando a la habitacion. Aunque en su camino se encontró al lobo, que al parecer esperaba al cordero afuera.
-Dai, porque no entras?- Preguntó.
Dai miró al inu sin camisa, y su cuerpo escultural de leñador y de horas de trabajo al aire libre. Pero desvió rapidamente los ojos.
-Porque no quiero regaños a esta hora..por cierto, huelo desayuno.-
-Si! Yo tambien! Por eso voy por Hisa, para comer juntos. Esperaremos a Ko-kun para que desayune tambien.- Dijo, abriendo la puerta y encontrando a su novio adentro, ya despierto.
-Hisa...buenos dias...- Dijo, recostandose en la puerta, y mirandolo con un sonrojo en sus jovenes mejillas.

Kohitsuji finalmente salió, pero apenas hubo mirado a Dai y ya su rostro estaba ruborizado. No podía creer que él... con él... en la... oh dios.
-B-buenos días- murmuró, mirando a cualquier otra parte y quitándose plumas y maderitas del cabello. Ojalá al menos pudiera estar decente, pero nooooo. Estaba lleno de polvo y... cosas.
Dentro, Hisame le sonrió a Taiga y fue a abrazarlo con un cariñoso beso en la nariz.
-Buenos días, Taiga- saludó, tintineando feliz el cascabel de su cola. -Aún no podemos salir, dicen los gemelos... así que tendrás que pasar el resto del día aquí conmigo.- Hisame esperaba que la serpiente y el cuervo aún los buscaran, para que pudiera estar más tiempo con su novio a escondidas.

El lobo le sonrió al cordero y caminó coolmente hacia él, poniendole las manos en el trasero y besandolo apasionadamente.
-Buenos días, pequeño. Buena aventura la de ayer, ah?- Rió feliz y se separó de él. -Bueno, vamos a comer, que me muero de hambre. Y seguro tu también.-
Adentro de la habitación, Taiga rodeaba con los brazos a su lindo novio, que se mostraba bastante cariñoso hoy.
-Jeje, me parece bien.- Comentó, ruborizado. -Así podremos hacer...muchas cosas juntos.- Le dio un beso en la frente, sintiendo como su corazon crecia y crecia, amandolo más y más.
-Pero vamos a desayunar, los otros nos esperan...y luego...- Iba a decir algo, pero un pensamiento lo golpeó. -Amm, Hisa...Dime, vamos a tener un bebé? Despues de t-todo...l-lo hicimos anoche.- Estaba nervioso. Sabia que le gustaria tener un cachorro con su Hisa, pero ahora no era el mejor momento.

Kohitsuji se sorprendió y quedó sin habla, sólo atinando a seguir al lobo con un intenso rubor en las mejillas. La verdad sí que tenía hambre... Pero no quería saber las causas. O pensar en ellas, porque de saberlas las sabía. ... HABÍAN ROTO LA CAMA POR EL AMOR DE DIOS QUIÉN DIABLOS HACE ESO AKJSDBSAKDJBASKDAS. O al menos eso pensó muy dentro de él mientras bajaba silenciosamente las escaleras.
Hisame sonrió hasta que Taiga le hizo esa pregunta que no había considerado. Entonces sus orejas se pararon con algo de alarma, mientras miraba a su novio a los ojos.
-No sé... es decir, no creo, pero... deberías preguntarle a los gemelos. Ellos saben de éstas cosas... no? Ya para ésta hora están durmiendo, así que en la noche...-

El lobo miró a la mesa llena de manjares, y se sentó en el campo que pensó que era suyo, porque era el mismo de ayer. En su plato tenia una buena ensalada de tocino y pedacitos de chuleta. Se lamió los labios y sentó a esperar a su amigo perro. Él no era de esperar, pero la verdad era que le debia la vida a esta gente.
Todavia en el cuarto, Taiga tragó nervioso, mirandolo con las orejas bajas.
-S-si...les preguntaré en la noche...- Dijo, miles de cosas pasando por su mente. -Pero...- Se separó un poco de él, todavia estando nervioso y mirandolo de cabo a rabo. -Pero me parece que estas igual que siempre... Pero seamos cuidadosos por si acaso, está bien? No hagas nada raro hoy! N-ni corras y come y duerme la siesta...no sabemos si vas a tener a mi cachorro...- Dijo, pasandole la nariz por el cuello, haciendole cariño. -Hisa, si...si resultara que si, pues, estaré aqui para ti siempre.- Le dejó saber, aunque pensaba que era algo lógico.

(lol, ensalada sin verduras? ya quisiera -w-)

Kohitsuji también fue a sentarse, jugando con el tenedor en su bol de pastito. Él no comía más de cosas de color verde. Y ocasionalmente algunas flores... y una vez había mordido una lata, pero sabía horrible. No se impacientó, pues estaba acostumbrado a esperar por su comida. Además, no era como que tuviera tanta hambre.
Arriba, Hisame rió y asintió abrazando a su novio de nuevo. -Yo no duermo la siesta, Tai- le sonrió, mientras iba con él camino al comedor. -Y sé que siempre estarás aquí para mí. Ya nunca volveré a estar solo.-
La idea lo llenó de felicidad y tomó la mano de inu, como para no volver a soltarla.

Taiga sonrió de vuelta, tomandole la mano fuertemente. Entre más pensaba en la idea, más se emocionaba. Si, eran todavia adolescentes, con trabajos que apenas cubrian sus necesidades y en una situacion peligrosa...pero sabia que si se esforzaban y Taiga conseguía 2 o 3 trabajos, lo harían bien como padres.
-Sabes, Hisa, no sería tan malo que tengamos un cachorro. En el camino nos la arreglariamos.- Dijo, moviendo la cola. Habia que prepararse por si le daban la noticia. Al llegar al comedor, se sentó en su campo, donde habia un tazon con una pierna de pavo. Se alegró con solo verla.
-Buenos días Ko-kun! Gracias por esperarnos!- Dijo feliz, hasta que oyó la risa de su amigo el lobo.
-Hey, Hisame-kuun~- Lo llamó, sonriendo divertido.

-Tienes razón, nos las arreglamos.- Hisame se preguntó, mientras se sentaba a la mesa al frente de su tablita con pescado y arroz, cómo sería una cría suya con Taiga. Muy guapo o linda, de seguro, pero... de qué raza? Un híbrido? Eso se podía? Los gemelos debían saber, ya que eran todos genetistas... Ah, vaya. No había visto a Blake llegar. El murciélago estaba vestido para dormir... aparentemente. Saludó a todos con una inclinación de cabeza y se sentó a la mesa.
Kohitsuji devolvió el saludo en silencio y le sonrió a Taiga, algo avergonzado por haberse hecho oír la noche anterior. Hisame lo miró con curiosidad y luego giró hacia el lobo, que lo llamaba.
-Buenos días, Dai-kun!- saludó, inclinándose un poco por costumbre.

Dai primero saludó al murcielago, con una de sus sonrisas torcidas y un "buenos dias".
Luego se giró al neko y sonrió maliciosamente. Se puso de pie y rodeó la mesa, acariciando la cabeza de Taiga, quien movia la cola.
-Sabes, Hisame-kun, como uno sabe que un canino ha tenido sexo por primera vez?-
Ante la pregunta tan alusiva, el perro se ruborizó y se encogió de hombros. -Dai....-
-Pues es muy facil. Porque al dia siguiente, pasan con el pelo de las orejas y la cola erizados, jejeee.- Los habia cachado. Señaló a las orejas del inu, y levantó su cola con la mano, para que todos pudieran ver lo erizados que estaban.
-Daaai! No tenias que hacer eso...- Aunque la verdad ni Taiga sabía sobre eso.
-Jajaja! No es para avergonzarse!- Rio, devolviendose a su puesto.

Hisame escuchó todo con los ojos muy abiertos, ruborizándose lentamente junto con Kohitsuji. Por qué el lobo tenía que hacer esas cosas? Pero notó que Blake sonreía divertido, así que hizo un esfuerzo para tomárselo a la broma. Y así, pudo sonreírle al lobo mientras lo veía regresar. Se preguntó un poco cuáles serían los signos en un felino, pero no preguntó.
Blake tomó un poco de su copa con sangre y miró hacia arriba. Taiki se demoraba en despertar. Se iba a perder el desayuno. Había un plato con zanahorias cortaditas, y se podía enfriar si lo dejaban ahí por mucho.

(looool se me habia olvidado XD ya lo despierto)

Taiga reia al ver la sonrisa de su novio, que al parecer no se habia molestado...al parecer.
-Pero...t-tu tambien, Dai, anoche...- Queria contestarle de vuelta y que el otro se avergonzara, pero estaba hablando con el gran Daichi.
-PPffff, si Tai-kun, pero no era mi primera vez, jaja! En cambio la de cierto corderito...- Ya iba de nuevo, burlandose de lo que no debia decir.
Pero terminó sus comentarios al ver salir del segundo piso un conejito que iba bostezando hacia el comedor.
Taiki, al ver a tantas personas ahi, se avergonzó pero rápidamente hizo una reverencia.
-Buenos dias a todos! Soy Taiki, el conejo!- Se levantó y les sonrió timidamente. -Buenos dias, señor Blake.- Un rubor se vio en su rostro, por ser tan timido como era.
-Oh, tenemos mas desayuno...- Bromeó el lobo, que comenzó a atacar su ensalada carnivora.

(Daichi es boss xDD)

Kohitsuji rezaba para que se lo tragara la tierra, hundiéndose más y más en su ensalada de pasto. Se sintió salvado al ver a otra persona bajar, un conejito. Debía haber llegado anoche, de seguro. -Muy buenos días. Yo soy Kohitsuji- contestó con una sonrisa.
Hisame se presentó también... bueno, más o menos. Primero tragó un pedazo de sushi que era demasiado grande para su boca. Hizo un gran esfuerzo al menos por medio minuto hasta que lo pasó con un suspiro de satisfacción. Qué rico estaba! -Y yo soy Hisame, gusto en conocerte.-
Blake también saludó al conejo, pero con una sonrisa. -Está tu comida en la mesa- le indicó, tomando un largo trago de su copa.

-Hola! Soy Taiga Aihara! Es un gusto.- Movió la cola el perro, queriendo hacerse su amigo.
El lobo le sonrió ampliamente, dejando ver sus afilados colmillos. -Buenos días, conejito. Llamame Dai.- Se presentó, volviendo a su plato.
El conejo sonrió y los saludó, caminando hacia la unica silla vacia que quedaba. Alli habia un plato lleno de deliciosas y frescas zanahorias, con un poquito de azucar esparcida en ellas. Taiki se sentó, ni lento ni perezoso, y comenzó a comer, partiendolas en rodajas con sus cubiertos.
-Ah pues...Taiga....tu sabes esas cosas de maderas, no?- Comenzó a decir el lobo. Taiga lo miró curioso pero igual contestó feliz.
-Si! Soy carpintero.- Y con mucho orgullo.
-Oh! Genial! Muy bien, necesito que me hagas un favor que con gusto pagaré. Verás, necesito que hagas una cama!- Comenzó a reir a sus anchas, tomando un tocino con una mano y masticandolo alegre. -Pues, sabrás a que me refiero.-
-Ah, jeje, si pues...si.- Sus mejillas se tornaron rosadas. Todos sabian de que hablaba.
-Por cierto, Blake-san, lo siento por eso. Resulta que anoche, Kohitsuji y yo estabamos...jugando. Y la cama se rompió. Pues, la pagaré, se lo prometo.- Dai le hablaba al murcielago, algo apenado por primera vez en la vida.

Blake escuchó conteniendo la risa. Algo le decía (y no se equivocaba) que el corderito se estaba deslizando bajo la mesa y que el neko debía estarse tornando de un color más intenso. Eso último lo supuso, y bien lo adivinó. Para quitarse la vergüenza de encima, Hisame se concentró en propiamente devorar la comida que tenía sobrando. Omnomnomnomnom.
-No te preocupes por eso, Dai- contestó el murciélago, bebiendo un poco más. -Camas es lo que menos falta en ésta casa pero, si realmente quieres retribuirme, podrías buscar una de madera. Las de hierro son terriblemente molestas, con todo ese ruido que hacen... Puedo proveerles la madera- añadió luego, sabiendo exactamente de dónde la iba a sacar.

Dai lo miró sorprendido de tener un vecino tan tranquilo y amable, aunque no lo pareciera.
-Ah! Si claro! Tranquilo, yo pagaré los gastos! Y pagaré a Taiga! No he visto lo que hace pero parece bueno. Por sus manos digo, tiene manos habilidosas.- Oh, un cumplido. Que extraño sonaba saliendo de sus labios.
Taiga infló en pecho orgulloso, ya que sabia que lo que hacia era de buena calidad. -Mi familia se dedicaba a hacer esas cosas, confíe en mi, señor.- Dijo, luego dandole otra mordida a su pierna de pavo. Como iba a disfrutar su hueso despues...
-Ammm...- Taiki quería hablar, asi que tomó aliento y la valentia. Pues, era algo timido enfrente de tantas personas que al parecer se conocian entre ellas. -Mi familia se dedica a la costura y los tejidos. Yo puedo ayudar con las mantas y el colchon si es que se dañó...- Sugirió.
-Oh! Perfecto! De hecho hasta las almohadas salieron desgarradas, jaja!- Siguió el lobo, feliz de la vida.

Kohitsuji iba a preguntar cómo diablos se habían desgarrado las almohadas, pero prefirió quedarse callado y agradecer con una sonrisa al conejito. Se veía como alguien muy amable y ágil, probablemente por su raza.
Hisame iba a decir algo también, pero se dio cuenta de que en realidad no sabía hacer nada. Su familia sólo era psíquica, no tenía absolutamente nada que hacer con una cama rota. Bueno... podría tratar de calmar al espíritu de la cama, pero hasta donde sabía los espíritus de las camas no eran vengativos en lo absoluto. Así que él no tenía nada que hacer ahí.
Blake decidió entonces terminarse de una vez su vaso. Mmm, era una buena sangre. Bien añejada. -Les agradezco mucho a todos. Ah, y Taiga...? Mis hermanos quieren verte en cuanto atardezca, piden que subas a su habitación. Aparentemente tienen algo que decirte.-

Taiga se cripó. Oh no, sabia lo que tenian que decirle.
El perrito miró a su novio, y lo tomó de la mano. -Hisa...y si...?- Quien lo entendia? Primero molestó por tener crias y ahora le daba miedo.
Taiga sabía que él mismo solo era un cachorro y que era más tonto que los demás, por eso tener una cría le aterraba. Y si era mal padre?
Dai levantó una ceja ante la reaccion: algo pasaba aqui. Algo sabian ellos que él no y lo iba a averiguar...cuando terminara su comida.
Asi que para levantarse más rápido, comió más rápido, hasta dejar el plato limpio. -Muchas gracias por la comida!- Dijo luego de unos segundos.
Taiga se distrajo del tema y miró su plato. Oh, comida! Y comenzó a comer nuevamente. Perro distraido...por eso no seria buen padre! Y la ansiedd comenzó de nuevo. Terminó su desayuno con cierto malestar, ya que al comer estresado le daba agruras.
Taiki se tomó su tiempo, ya que pocas veces podia comer en una mesa, tranquilo y sin miles de hermanos molestandolo.

Hisame apretó más la mano de su novio, como para tranquilizarlo, pero en sus ojos también había nervios. No estaba seguro de si tenía lo que se necesitaba para ser padre... madre... lo que fuera que le iba a tocar. Kohitsuji notó lo nerviosos que se habían puesto los novios y le entró la curiosidad, pero no dijo nada por educación y terminó su platito de pasto para poder llevarlo a lavar a la cocina junto con los otros platos terminados.
El corderito fue, preguntándose si en la casa habrían sirvientes. Porque era una casa muy grande, y no creía que los tres hermanos se dieran abasto para limpiarla toda día tras día. O serían los padres? De todas maneras, al llegar a la cocina no vio a nadie. Dejó los platos en el fregadero y se regresó.
Blake, mientras tanto, estudiaba a Taiki. A los demás ya los conocía, así que les daba más o menos igual. El conejito aún guardaba secretos para él. La manera en que comía, tan pausada y disfrutando de la relativa tranquilidad del ambiente, le parecía un poco curiosa. Porque no era como que fuera un lugar especialmente tranquilo, era normal. Al menos para Blake.

El perro, al terminar su comida, dejó el hueso en el plato ya que no estaba de humor para jugar con él e irlo a enterrar.
-Hisa...- Le dijo, todavia en la mesa. -Porque no vas a descansar? N-nadie sabe....- Estaba tambien nervioso por su novio, ya que no sabria como cuidarlo en estas situaciones, aunque podria imitar a su cuñado, que cuidaba bien a su hermana cuando estaba esperando su primer cria.
"Primer cria". Taiga se preguntó cuantas más vendrían en el camino de su vida.
-Yo creo que deberia ir buscando herramientas para hacer la cama...pero tengo que caminar hacia el bosque a la casa de mi jefe...asi que no quiero que estes en peligro de nuevo!-
Dai solo los miraba, planeando hablar con su amigo el perro. -Yo te acompaño. Asi iremos más rápido y si nos atacan seremos dos.-

Hisame asintió, inclinándose para darle un beso cariñoso a su novio con fin de tranquilizarlo, y luego subió al segundo piso para descansar un poco. Cuando llegó a su habitación, se encontró con que la cama estaba hecha. Le pareció algo raro, pero le restó importancia y se echó a descansar.
Kohistuji también subió, pero a limpiar su habitación. La encontró limpia, con los pedazos de madera limpiamente ordenados en un montón junto con el resto de la basura. Extrañado, salió y se puso a recorrer la casa para ver si veía a alguien más.
Blake, por su parte, se levantó y "ayudándose" de la pared fue a dejar sus cosas en la cocina. Era una pena que fuera de mañana, porque el conejito tendría que irse y eso le quitaría tiempo de examinarlo.