Capítulo III - Viaje al centro de todo [18 +]

-S-señor?- Preguntó al encontrarse nuevamente en el suelo, a total merced de su amo. Pero todas sus dudas desaparecieron al sentir los finos labios de Luca acariciar su pequeña entrada.
-Ah...-Si, eso era lo que deseaba, sentirlo, que lo poseyera por completo, que lo llevara a lo más hondo del infierno con él.
-A-amo...Annn...Por favor...- Era como una tortura, todo su cuerpo se lo reclamaba: quería tener a Luca adentro ya mismo. Pero sabía que si simplemente entraba ahora, se arrepentiría luego, cuando el placer hubiera pasado y solo quedara el dolor.
Carus se tomó el rubio cabello con las manos, como tratando de soportar la desesperación. -Unn! M-más~-

Tras unos minutos en los que fue probando distintas maneras, intensidades y velocidades para saber qué era lo que más le gustaba a su Carus, subió nuevamente sobre él para besarlo y ponerle un dedo frente a los labios. Lo mantuvo ahí, presionando ligeramente y lamiéndolo.
Con una sonrisa volvió a bajar por el cuerpo de su amado y lentamente, sin forzar, empezó a usar los dedos para prepararlo. Mientras así obraba, jugaba con la mano que tenía libre acariciando el cuerpo del otro. Lentamente, con poca fuerza, como si quisiera tan sólo quitarle polvo o tierra de encima. Cómo hubiera querido en ese momento tener más brazos, al menos dos más, para poder atender a Carus como se merecía. Pero tenía que apañárselas así nomás.

-Uuum!! Asi...Ahi! Oh! Ahi!- Cada movimiento y caricia que le daba su amo era perfecto, era como si no se le complicara en lo más mínimo encontrar sus puntos más débiles.
Carus tomó la mano que lo tocaba con tal delicadeza, besandola tiernamente primero, y luego guiándola hacia su clavicula. -Ahí, mi señor...- Suspiró, volteando su cabeza a los lados y mordiendose los labios, para callar sus gemidos.
El cesped mojado y la pequeña brisa se sentían deliciosos en su piel, era como si el universo entero quisiera que disfrutara aquel apasionante momento junto a su señor, y que nunca lo olvidara. Tendría que ir a agradecer al hombre de las drogas.

Ah, ahí era donde le gustaba. Pues en ese punto se concentró el duque. También dejó que Carus le guiara la mano, aún acariciándolo sin hacerle cosquillas- por más ganas que tuviera de probar hacerle cosquillas. Tan sólo para oír su risa nublada por el placer, si es que eso era posible.
En caricias y atenciones llenas de cariño casi se le pasó volando el tiempo. Pero se detuvo cuando tenía que, y en silencio se acercó más a su Carus para poder, lentamente, retirar los dedos y entrar en él.

La paciencia había rendido frutos, pues al haberlo relajado primero le fue más fácil. Lo que se le complicó fue entrar lentamente, pues tenía tantas o más ganas que Carus de poseerlo. Pero no por las malas, no a la fuerza. Con todo el amor y el respeto que le tenía, que siempre le tendría.

-Hah...Hah...- Suspiraba y gemía, se movía, se estremecía, no podía evitarlo. Los dedos de su señor, en compañía con las caricias extra de la otra mano, lo hacían temblar de placer, y de paso, rogar por más.
-Por...favor...hah...- Y finalmente, Luca decidió complacerlo con su petición. Sacó los dedos de su entrada y lentamente comenzó a penetrarlo, tan lento que parecía una tortura, pero que al mismo tiempo le parecía la cosa más dulce del mundo.
-Aaaaannnn! Uuunnnn....- Esa presión y ese dolor le encantaban, ya que eran el augurio de algo mucho mejor.
-Por fin..Aah!- Por fin lo estaba llenando, lo estaba poseyendo como se debía. Sólo que Carus opinaba que le faltaba un poco de fuerza, justo como la que tenía el señor Bez.
-Más fuerte!- Pidió, aferrandose al cesped.

Luca consintió, y con cierta fuerza terminó de ingresar en su amado. Pues sí, lo amaba, y cómo lo amaba. Cómo deseaba que hasta la última criatura viviente se enterara, deseaba tal vez poder decírselo al mismo Carus... Pero eso vendría más adelante. No quería incomodarlo o molestarlo. No en ese momento en el cual estaban tan conectados.

Se tomó unos segundos para aclimatarse al cuerpo del otro, y empezó a moverse. No tan lento, no tan leve, como lo pedía Carus, aún tanteando un ritmo fijo que llevaría. Sonrió escondiendo una exclamación de placer, pues era una verdadera delicia.
Si hasta ahora no se había permitido decir palabra era porque adoraba oír la voz de Carus, y no quería opacarla con la suya propia... Pero ya se le hacía difícil. Sabía que al coger ritmo no podría controlarlo más.

-Mmmmm...- Cuando su amo había comenzado con aquel pequeño ritmo, su piel se erizó y dejó salir varios suspiros.
Se aferró aún más fuerte a su ancha espalda, sabiendo que dejaría marcas con sus uñas. También comenzó a mover su cadera con cada estocada, para sentirse realmente conectado con Luca, desde su piel hasta el ritmo.
-Nnn...Que...bueno....Ah~- Por ahora sus gemidos eran más relajados, más silenciosos, como disfrutando el momento.

(oh cuánto ha pasado... bueno a responder uú)

Al duque le gustaba sentir las manos del otro en su espalda, cómo se movía a su ritmo, lo tranquilo que se veía. Todo eso le transmitía amor. Y por sobre todas las cosas, Luca valoraba eso.
No era como si no tuviera gente que lo quisiera. Pero a quien quería era a Carus. Sólo a él, y para él solo.
Progresivamente fue yendo más rápido, inclinándose hacia su amado y besándolo profundamente. Llegó a casi dolerle la velocidad que llevaba, pero en compensación se sentía en el cielo mismo. Se separó entonces del otro para respirar.
-Hah... gracias... por dejarme hacerte feliz...- le sonrió, mirándolo a los ojos.

(no sé cuánto tiempo tuve abierta la pag para postear ._. )

(Casi un mes XD Terminemos esto, mierda XD)

-Nnn...Siempre lo hace...Ah! Me hace feliiiz! Aah! Aah! Aah! Hah!- No sabía si era la presión que hacía su cuerpo, o que el ritmo del otro se había vuelto más rápido, pero de pronto estaba sintiendo más placer en ese punto tan dulce.
-Ahh, ah...Señor Lucaaa...Ah! Ya no...no..Ah! Ya no puedo...-
Le encantaba estar conectado a él pero las sensaciones eran demasiadas, no podría seguir por mucho tiempo, más que el efecto de las drogas parecía estar pasando. Aparentemente habian hecho más "esfuerzo físico" del necesario, o esa sería la explicación del vendedor de droga.

(siempre lo miro y nunca lo termino.... LEEEROY JEEENKINS OÓ!!)

Escuchar al otro en la máxima expresión de su felicidad hacía que el duque deseara poder seguir así para siempre, con él, para él. Pero hasta los demonios más resistentes tienen sus límites, y con el efecto de la droga combinándose con el estímulo del momento, Luca sentía que ya no daba para más.
-Yo tampoco...- le respondió, en tono de confesión, mientras lo atraía hacia sí en un impulso por acercar más su alma.
-Entonces, si quieres... hah, juntos....- Lo que le quería decir quedaba claro, pero ya no podía *decirlo*. Abrazándose a su amado, temblando de deleite y alivio, dio fuertes estocadas para instarlo a terminar junto con él.
El tiempo se detuvo en esos pocos segundos de gloria, que duraron para siempre y a la vez tan poco...

-Oh! Ah...Aaaahh!!- El pequeño demonio llegó a su climax al mimo tiempo que su amo, dándole la más grande satisfacción en todas esas semanas.
-Haah...- Se relajó en el cesped, sintiendo el peso de Luca presionando deliciosamente sobre su cuerpo desnudo, dándole calor y seguridad.
-Señor Luca...yo...- No sabía bien que iba a decir, ya que todavía su mente estaba nublada por el placer y las drogas...y el embriagante olor de su señor.
Levantó los brazos y los envolvió en la espalda de Luca, aferrandose fuertemente a sus fuertes músculos. -G-gracias...-

Luca se separó de Carus por unos segundos. Más que nada, para ordenar sus pensamientos y controlar su mente. Sentía que iba a morir de la felicidad. Pero uno no puede morir de felicidad.
Correspondió al abrazo de Carus, sin contestarle pero sonriendo. Giró un poco para caer a su lado en el césped, sintiendo las briznas de hierba y la brisa acariciarlos, protegerlos.
Estaban cansados, ambos. No haría ningún mal si dormían un poco.

***

En el mundo humano amanecía.
Loue dormía al lado (o más bien encima) de su señor, rodeado de gatos, en el colchón de su apartamento. Estaba feliz en su sueño tranquilo, pero también porque sabía que detrás de sus párpados había un mundo que conocía y quería, aunque en él fuera pobre.
La luz de la mañana los alcanzó finalmente, haciéndolo despertar. Por levantarse a bostezar Loue rodó hacia el suelo, espantando a uno de sus gatos. El golpe, sin embargo, no le dolió. Se paró apoyándose en una silla y se estiró frente a su balcón, respirando el aire matutino y sintiendo cómo se limpiaba por dentro.
Era una ilusión, claro. Esa zona de la ciudad sufría mucho la polución.

(ppff no me acuerdo en donde ni como estaban ellos -w- supondré que Loue sacó un futón para que Bez durmiera en el piso. Sino, me dices y lo edito.)

-Oh, nnnn....- Bez abrió los ojos, rojos por el cansancio. No pudo dormir en toda la noche, gracias al frío, el olor a gato y ese terriblemente incómodo futón. Era como dormir en una tabla!
También debía recordar el ruido de las máquinas que los humanos llamaban "automóviles". Sonaron toda la noche, junto con una música extraña que venía del vecino y el aullido insesante de algún animal parecido al caninopodo, en el infierno.
Se sentó y volteó a ver al chico que acababa de despertar, feliz y campante.
"No debo desquitarme con el humano, no debo desquitarme con el humano..." Repetía en su mente.
Se quitó las ligeras sabanas y se puso de pie, caminando hacia el pobre y pequeño baño sin decir palabra.
-Aghh...De verdad la falta de sueño se nota.- Dijo para si mismo, tocando levemente los círculos negros debajo de sus ojos.
Se lavó la cara y salió a recibir el nuevo día.
-Humano. Vamos a comer afuera. Quiero un buen desayuno.- Pudo haber dicho muchas más cosas, pero eligió las palabras más ambiguas para evitar insultarlo.

-Buen día, mi señor- saludó Loue educadamente, volteándose a ver a Bez con una sonrisa de disculpas muy sentida. Se notaba a leguas en su amo que no había descansado bien, y Loue no se lo reprochaba! En un lugar tan poco apropiado como ese, un conde se sentiría muy incómodo.
Ya iba a ofrecerle cocinar el desayuno él, pero recordó que no tenía nada, así que optó por callarse e ir a vestirse. Abrió su armario y no pudo evitar sonreír abiertamente.

Su ropa seguía ahí! Era poca, pero la había extrañado. Eligió la más cómoda que tenía y fue al baño a cambiarse, mientras le hablaba a su señor.
-Creo que ya conoce usted la zona en la que tenemos los restaurantes en ésta ciudad, pero si desea podemos buscar uno más a las afueras.... si desea, claro. En realidad aquí hay cosas muy buenas.-

(Digamos que Bec se durmió en las mismas ropas de ayer, y luego se baña o lo que sea XD yo a veces me duermo asi -w- *a veces=todos los dias*)

-Hmmm...Vayamos a donde quieras. Yo solo quiero comer.- Dijo cortante y de mal humor, mientras caminaba entre los gatos para llegar a la ventana.
-Y esta noche vamos a un hotel.- No era una sugerencia, era una orden. No iba a pasar otra noche de esas, nunca más en la vida. -Conozco uno de buena calidad. Pero tendremos qe viajar un poco al norte...si no te molesta.- Eso si era un sugerencia. Tampoco quería obligarlo a nada...Solo a llevar una mejor vida.

El humano aceptó las órdenes de Belzaias con silenciosa resignación. Le daba pena tener que despedirse de su hogar, ésta vez probablemente por más tiempo, pero más que nada por sus gatos... Y por el olor que tenía ese departamento. Era especial, era suyo.
Loue terminó de vestirse y salió a abrir la ventana para dejar irse a los gatos. Uno a uno sus mascotas fueron pasando y él las acarició como despedida, con mucho cariño. Sabía que iban a estar bien y que no lo necesitaban. Pero era, de todas maneras, un poco triste.

Cuando el último gato hubo salido del departamento, Loue cerró la ventana con pestillo y corrió las cortinas como hacía siempre que salía de casa para largo.
-Como ordene, amo, sólo deje que empaque algunas cosas.- Ropa, más que nada.

-Bien.- Dijo, con el ceño fruncido y los brazos cruzados. -Una vez fuera, me encargaré que lo pongan en alquiler. No volverás aquí mientras yo viva....y eso será un muy largo tiempo.-
Mientras el humano empacaba no pudo evitar sentirse culpable. Le estaba quitando algo que amaba? Pero si queria tanto este espantoso lugar, porque no decía nada? Era por ser su sirviente?
El pajarito azul seguía a su madre en cada paso que daba. Ya volaba casi sin dificultad, por lo menos cortas alturas. Bez levantó su mano e hizo señas al pajarito para que volara hacia él y lo acompañara un momento mientras Loue terminaba.
-Umm... Vas a ver que te gustará.- Porque tenia que seguir dandole vueltas al asunto? Era una orden y punto.

A ver, a ver. Qué necesitaba, aparte de la ropa? (Que, dicho sea de paso, alcanzó toda en una sola maleta.)
Loue buscó en sus cajones y sacó un par de cosas que a lo largo de los años le habían sido útiles: un cargador solar de baterías, para no gastar en electricidad del mp3; una cuchilla suiza, que siempre servía de algo; y finalmente un álbum de fotos, pequeño, como para llevarlo en el bolsillo. Dentro no había fotos de sus padres, porque nunca supo de ellos, ni de sus compañeros de orfanato porque no quería recordar eso. Tenía fotos de aves.
Iba a extrañar las aves de la tierra, sus cantos, formas y colores. Tenía los sonidos grabados en mp3, pero no era lo mismo. Suspiró quedamente, cerrando la mochila.
-Claro, señor- sonrió volteando hacia su amo. -Podemos irnos ya. Entregaré la llave al dueño antes de irnos, ¿puedo? No me tomará más de un minuto.-
Y de paso le pagaría los meses atrasados... Si encontraba dinero. Recordó lo del dinero y empezó a revisar las macetas de su casa, sacando todos los billetes que encontraba.

-Si, si, pero rápido.- Lo apuró sin necesidad. No estaba enojado con él ni mucho menos, simplemente estaba de mal humor porque no había podido dormir cómodamente en toda la noche.
Esperó y esperó tanto como pudo, tal vez menos de un minuto y volvió a regañar al humano por durarse tanto al buscar esos papeles que su gente utilizaba como dinero.
-Ugh, porque quieres tantas de esas cosas? Eso te está atrasando?!- Fue rápidamente a la maleta que trajo desde su mansión y sacó una pequeña bolsita de cuero, llena de gemas y esos mismos inutiles papeles. Metió la mano y le tiró a Loue un puño de billetes de todas denominaciones.
-Estúpidos humanos, siempre peleando por estas cosas!-

-Ah! Señor!- Loue, alarmado, recogió los billetes al vuelo. Separó los que eran de otros países y contó los que necesitaba, devolviendo el resto a su maestro con reverencia.
-Gracias, mi amo. Iré a pagar enseguida.- Se dirigió a la puerta y la abrió para dejar salir a Belzaias. Ya se le había tomado costumbre. Le dio una última mirada a su apartamento antes de bajar por las escaleras los doce pisos. Se detuvo en el counter del dueño, pagó sus meses de estadía y se despidió por el intercomunicador de la chica del tercer piso que le deseó efusivamente que fuera feliz.
Loue miró hacia arriba, al techo del edificio. Sus enredaderas trepaban hasta ahí. Los gatos lo miraban con cariño o algo parecido.

Bez levantó su maleta y siguió al chico hasta el piso de abajo. Para dejarlo hacer sus cosas en paz, salió a la acera para observar mejor a los transeuntes.
Todos eran humanos plebeyos, clase trabajadora... Ay, como extrañaba su mansión llena de comodidades y galletas.
Justo cuando iba a suspirar melancolicamente, Loue salió y se quedó mirando los gatos arriba en su apartamento como si fuera la última vez que los vería...aunque si iba a ser la útima vez que los viera.
-Haaa...Humano, si quieres podemos llevar a tus mascotas a la mansión, cuando regresemos.- Si, se habia hecho más suave, Loue lo habia vuelto a cambiar. -No se si se adaptarán al ambiente pero les haremos un patio si quieres.-

El joven volteó a ver a Belzaias con una brillante sonrisa.
-Mil gracias, mi señor! Los gatos son animales maravillosos, gran compañía. Además, es gracias a esos doce que nunca tuve problemas con ningún tipo de peste.- Mientras hablaba recibía a Snipy, que hacía ademán de posarse en su cabeza para luego planear por ahí un poco más. El pajarillo adoraba jugar a engañar a Loue.
-No hay prisa, ellos viven ahí... Espero que quieran acompañarme. No son mis mascotas después de todo, sino mis amigos.-

Bez sonrió y le acarició la cabeza a su sirviente.
-Entonces cuando regresemos les preguntaremos, está bien? Si son tus amigos, de seguro querrán mudarse contigo.- Se inclinó y le dio un beso ligero en la frente. Estaba tan ilusionado que no pudo evitarlo.
-Bueno, ahora vamos a buscar un lugar. Quería desayunar, pero no con este equipaje!- Iba a pedirle algun sirviente que llamara transporte, pero se percató que el unico a su lado era Loue. -Hmm...Pues...caminemos hasta donde estaba aquel parque. Allí hay una carretera.- Y una vez que mencionó ese lugar, recordó aquella llamada telefónica que habia hecho el dia anterior. -Y a propósito, te tengo una sorpresa. Vamos allí.- Dijo, con na media sonrisa.

(perdona la demora, sempai <3)

Loue no estaba seguro de si se sentía halagado u ofendido por que su amo lo tratara como a una mascotita. Decidió ir con el "halagado", pues tras tanto tiempo de servirle y de haberse resignado a no conseguir la libertad ya debería saber que los momentos de ternura de Belzaias eran muy raros y, por lo tanto, preciosos.
Sonrió, pues, nuevamente. También se ruborizó un poco, pero eso pudo controlarlo. Lo que no pudo evitar fue que le brillaran los ojos de emoción al escuchar la palabra "sorpresa".
-Enseguida, señor, ya voy!- contestó con entusiasmo, tomando el equipaje y avanzando apresuradamente.

Bez ayudó al chico con la mitad, al ver que en realidad era más pequeño y débil que él.
Mientras caminaban el corto trayecto al parque, Belzaias no pudo evitar quitarle los ojos de encima a su bello sirviente. Tenía un cuerpo pequeño y delicado, pero con una mente rápida y brillante. También le impresionaba la inocencia y grandeza de su corazón. Si bien le recordaba mucho al único amor de su larga vida de demonio, sabía que tenían una gran diferencia.

*Flashback*

-Señor, se le ofrece algo más?- Un pequeño demonio se acercó al conde mientras disfrutaba de una copa de vino en la mesa de metal de su gran jardín. Belzaias sonrió y acercó una mano para acariar el fino rostro del otro.
-Es uno de tus fetiches jugar al sirviente, no?- Dijo, ahora posando su mirada en los carnosos labios del otro.
El más pequeño soltó una pequeña risa, acercandose lentamente y sentandose en las piernas de su señor. Sus labios automaticamente buscaron los de Belzaias, juntandose por lo menos dos sensuales minutos. Al separarse, los ojos y delgadas manos del demonio cursaban el rostro del demonio mayor.
-Eres mío, Bez?- Preguntó, casi retoricamente.
-Para siempre.- Respondió.
-Entonces no te vayas. No te vayas, Bez...- Le rogó en un murmullo.
Él dejó entonces la copa en la mesa y acarició el cabello del otro.
-Tengo que. Es mi deber ayudar a su majestad en la guerra, lo sabes. Luca también irá, así que estaré bien.-
-Entonces yo también iré contigo!-
-No lo digas ni en broma.-
El pequeño quedó en silencio unos segundos, aferrandose a la camisa de su amante.
-Te amo, grandisimo idiota!!- Lo miró a los ojos, desesperado. -No te vayas!! Vamos lejos, donde no nos encuentren!!-
Bez no queria irse, no quería dejarlo atras, pero...era su deber. -Me iré, pero regresaré. Te lo prometo.- Dijo con calma pero con seriedad.
El otro lo abrazó, escondiendo su rostro en el hombro de Belzaias.
-Delutia. Sabes que regresaré,- Siguió. -e iremos al mundo humano de nuevo, como te prometí. También...le dije a Luca la semana pasada que me ayudara a hablar con el orfanato.- Con esa oración, Delutia levantó la cabeza, para mirarlo incredulo.
-B-Bez...Pero...Pero tu no quieres...-
-Se lo que quiero y lo que no. Te quiero a ti, asi que si quieres pequeños demonios por la mansión, entonces yo tambien.-
Él volvió a esconder su rostro en el hombro y lo abrazó más fuerte. -Sé que serás buen padre.-
Bez ahora se sentía un poco culpable, ya que Delutia había querido aquello por más de diez años.
Poco sabría el gran demonio Belzaias, que al estupido de Delutia se le ocurriría, por su experiencia como cazador, inscribirse en la guerra como arquero para acompañar a Bez. Allí terminó una parte de su vida, una que lo perseguiría el resto de la eternidad.

*Fin del Flashblack*

Delutia poseía algo de inocencia al igual que Loue, pero Delutia decidía según su corazón, no su razón y eso fue lo que lo terminó matando.
Bez levantó la mirada, luego de minutos de mirar al suelo, y se trató de animar al darse cuenta que ya casi estaban allí.
-Humano, mira. Cuando fuimos al parque, me percaté que era un lugar preciado para ti. Asi que hice unas cuantas llamadas...bueno, me encargué que lo limpiaran para ti.- Sonrió al llegar. De verdad lo habían dejado decente.
El horrible parque, antes descuidado y viejo, ahora parecia uno de los jardines de la mansión de Belzaias. Flores se desplegaban por todas partes y los arbutos estaban bien recortados. Las fuentes las habian reparado y blanqueado, junto con las bancas. Tambien, si no mal recordaba, habia ordenado que el lugar especial de su beso, lo decoraran con un arco. Solo porque si. Al lado del parque había un hombre en traje con corbata y sosteniendo un aparato para cobrar con tarjeta de credito. Bez sacó su tarjetero y pasó la tarjeta para pagar todo el arreglo del parque.
-Sorpresa.- Le dijo a Loue, mientras terminaba de firmar algunos papeles.

(Daaaaamn, me volé con este XDD Delutia era, obviamente, el antiguo novio de Bez, ese que se murió y Luca tuvo que levantar a Bez de la depresion 8D ese mismo.)