Capítulo III - Viaje al centro de todo [18 +]

-Ummm bueno...- No sabia bien por donde empezar, pero tendria que decirlo ahora, no habia marcha atras.
-Bueno, estaba pensando que, tal vez... si usted me deja y me acepta, me gustaría ser su sirviente luego que todo esto pase.- Lo sijo con un gran rubor en sus mejillas, siendo esa propuesta como pedirle matrimonio...o algo parecido.
-Si, se que acabo de salir de la mansion del amo....del señor Belzaias, pero... de verdad me gustaría servirle y ayudarle en lo que desee. Pero como dije! No esta comprometido a nada! Puede decirme que no!- Ahora estaba avergonzado. -No, olvide lo que dije, no importa. Estoy siendo egoista, lo siento.- Miró hacia abajo, deseando nunca haberle preguntado.

-... Mi sirviente?- Para Luca, fue como abrirle la puerta al cielo. En el buen sentido de la expresión.
Si eso pasara, podría ver a Carus todos los días. Dormirían siempre bajo el mismo techo y pasearían por el mismo jardín. Así, tal vez Carus cambiara su afecto por Belzaias a algo por Luca. .... No, eso era mucho. Pero de todas maneras, el duque quedó encantado con la idea.
-Claro que sí, sabes que quiero! Yo... no puedo creer que me estés diciendo ésto- le respondió con una sonrisa sincera. -Eres bienvenido en mi casa, Carus. Cuando quieras, las puertas están abiertas para ti.-

Carus lo volteó a ver a los ojos, con una gran y brillante sonrisa.
-Enserio? Yo....Yo....Yo le juro que no se va a arrepentir!- Le dijo riendo un poco y abrazandolo fuertemente.
-No se cuantos sirvientes tenga en su mansion, pero yo le haré las comidas y le traeré vino, y le ordenaré los libros, y lavaré sus carrozas, y....- Siguió hablando en susurro. -Y le haré las galletas del señor Belzaias.- Sonrió como si fuera su complice. Sabia que lo que estaba haciendo estaba mal, pero si su amo se lo ordenaba, tendría que hacerlas, cierto?
-He estado muchos años en esa mansion como para no espiar al cocinero de las galletas.- Se ruborizó un poco. -Tenía algo de curiosidad...y para probar, un día las hice yo y las reemplacé con las del cocinero de galletas. Y el señor Belzaias no supo la diferencia...- Sus pequeños puños se aferraron a la ropa de su nuevo amo.
-Haré todo lo que me ordene, y le juro lealtad por el resto de mis días.-

Cuando el otro demonio lo abrazó, Luca no pudo evitar estrecharlo de vuelta con cariño. Oía lo que decía pero su mente lo recibía apenas. Le parecía que ese era el momento cumbre de su vida, lo más importante y bello que había logrado jamás. Se abstuvo, sin embargo, de contarle a Carus que su mansión no era tan grande como la de Bez. Libros sí tenía miles, pero carrozas apenas una. Y sus sirvientes... eran tres. O nueve? No, eran tres. A seis los había liberado hace años. Los que quedaban tenían poco que hacer, pues Luca no hacía desastres. Se aburrían, pues, día tras día limpiando lo que ya estaba limpio.
-Espero que Belzaias no te escuche, hehe~- rió Luca, acariciando suavemente el cabello de su demonio. Tuvo especial cuidado en no tocar sus cuernos, porque no quería lastimarlo más. Sin embargo, se tomó la libertad de darle un beso en la frente.
-Gracias, Carus. Muchas gracias. Más bien, quería pedirte una cosa... pero no, olvídalo.- Iba a pedirle que no lo llamara de usted, pero suponía que era un poco brusco.

Al mencionar a Bez, Carus borró un poco su hermosa sonrisa, sintiendose algo herido por dentro. Pero lo que menos quería era arruinar el momento especial que estaban teniendo, asi que trató de poner su mejor rostro.
-Ah? Una cosa? Por favor, ordene lo que quiera, amo.- Al decir esas palabras su corazon le dio un vuelco, sabiendo que habia tomado la decision correcta. Aunque en el fondo, temía estarle "siendo infiel" a su amo anterior, pero él ya habia pagado por su libertad.
Se acurrucó más en sus brazos, todavia con su bella sonrisa y sus mejillas redonditas y rosaditas.
-Lo que quiera lo cumpliré.-

-Es que es complicado...- empezó Luca, mirando un poco hacia el techo con algo de nervios. Y no era para menos, porque más que un tema laboral el tratar de usted a los demonios de clase alta era un tema social, casi como si fueran razas diferentes.
Desde que Luca podía recordar, desde antes de haber nacido él, el sistema de castas se impartía por constitución física y el tamaño de los cuernos de uno. Incluso había oído, aunque podía ser una mentira, que si un demonio con cuernos mayores nacía de una familia de demonios menores, la familia debía entregarlo a una familia más alta para que lo criaran según su aspecto. Sonaba extraño, y probablemente era mentira, pero daba una idea de cómo era la sociedad de occidente.
Los demonios de oriente, sin embargo... no se veían como ellos. No tenían cuernos. Eran completamente otra cosa.
-Es decir, sólo si quieres, si pudieras llamarme por mi nombre... como el resto de mis sirvientes... -

(como que no tienen cuernos?! XD me matas)

Al oir eso último, esa petición prohibida, Carus se paralizó y lo miró pálido.
-No entiendo...no...- Su mente no computaba, era algo demasiado dificil de entender.
-Pero señor...como...y sus sirvientes?- Como era posible que sus otros sirvientes lo llamaran por su nombre? Que falta de respeto era esa?
-No creo que pueda o deba. Simplemente yo soy un sirviente y usted es un demonio de clase alta, eso no es posible...- No lo haría, nunca, nunca en la vida...a menos que fuera una orden, pero no le diría a Luca ese comodín.

(sips o3o no has visto a Han Tsui, y a mi arañitita? ambos son raros... es decir, la araña es una araña, pero no tienen cuernos. los de oriente, no)

Luca se esperaba una reacción por el estilo, así que se armó de valor para explicarle sus motivos.
-La verdad... yo nunca he tomado en cuenta el tema de las clases- confesó, mirando a otro lado con nervios. -Es decir... mis estudios dan que... quitando las diferencias físicas, mentalmente todos los demonios de la raza occidente rinden los mismo.- Ya lo había echado a perder todo. Siempre que le decía a alguien su teoría, lo miraban raro y se iban a cuchichear a una esquina.
-Además, no me gusta que me traten de señor! Porque, es decir, no estoy tan viejo...- Y no quería, además, que Carus lo llamara así. Por otras razones más... porque le gustaba oírlo con más confianza.

-Pero....pero...señor Luca....no se si podría. Simplemente me parece una gran falta de respeto y seria como ponerme a su mismo nivel. Soy su esclavo y siempre he sido un esclavo. Es como que usted me sirva a mi...- Entonces le cayó como un balde de agua: es lo que Luca habia estado haciendo todo este tiempo.
-Ah!! Lo siento, amo! Dejeme terminar de limpiar eso y voy a alistar su baño...Aqui tienen las sales necesarias asi que deberia estar bien.- Dijo apurado. Tomó el trapeador y comenzó a limpiar lo que quedaba del charco (que no me acuerdo si habia limpiado todo, que memoria), para luego tomar el balde y cargarlo para llevarlo abajo.
-Deme un segundo! Iré a dejar esto y luego lo ayudaré a bañarse!-

El duque suspiró algo exasperado. Qué manía de las clases menores, esa de empeñarse en hacer todo por los mayores.
-A ver, Carus- dijo pacientemente, tomando el balde de las manos del otro. -Te acabas de bañar. Si te pones a limpiar ahora vas a ensuciarte tú y a la ropa, también. Además- añadió, dejando las cosas a un lado con una sonrisa, -no tengo ningún impedimento físico que me dificulte bañarme. Bien puedo hacerlo yo solo, sí?-
Ya estaba visto que no podía evitar que Carus lo llamara amo y cosas así, pero al menos que tuviera menos estrés del que tenía al estar bajo el mando de Belzaias. Luca acostumbraba hacerse sus propias cosas, y muy rara vez era que pedía ayuda a un sirviente suyo. Por eso, su servidumbre lo tenía en baja estima.

Carus se petrificó de nuevo . Era como si todo lo que le habian enseñado a ser desde que nació fue desechado ahora.
Se quedó mirandolo sorprendido por un momento, con las manos en el aire desde que Luca le habia quitado el balde.
-Pero...- No entendia. Sabia que no tenia un impedimento pero era su deber ayudarlo.
-Amo, no entiendo....porque? Que dirian sus padres? Que diria el rey? Me mandarian a castigar de seguro por holgazaneria!- Le quitó el balde a Luca, dejandolo en el suelo, mientras se ponía detras del otro, empujandolo.
-Vamos al baño, hay que limpiarlo! Y alistaré la ropa...vamos que jamas puede estar sucio!-

Oh, vaya.
-No, Carus, que yo ya me he bañado...!- trató de decir el duque mientras lo llevaban. Volteó para librarse del control de Carus, pero no dejó de caminar. Más bien, fue andando a su lado.
-Mi padre reprobaba mi conducta, pero mi madre fue quien me crió y me enseñó a valerme por mí mismo- le contó, en lo que recorrían el pasillo hacia los baños. -Durante gran parte de mi vida no le vi mayor utilidad... Hasta la guerra.- Había sido duro para ambas clases. Mientras sus compañeros de contienda iban por ahí siendo atendidos por los cansados sirvientes, Luca se quedaba en un sólo sitio trabajando incansable en la estrategia. Esa autosuficiencia que los demás nobles (exceptuando, tal vez, Belzaias) ridiculizaban, le había salvado la vida en más de una ocasión. No las alas, pero sí la vida.

(aawww las alas u,u)

Carus hizo pucheros, jalandole de la camisa por lo menos, para sentir que lo llevaba a la fuerza.
Pero al oir hablar de la guerra, su semblante se oscureció. Era joven pero también habia sufrido las consecuencias de aquella batalla tan desastrosa. Ahi fue donde su familia se desintegró y él decidió escapar para cumplir su promesa. Unos tres años despues, luego de haber servido en varios lugares y mucho caminar, el amo Belzaias lo habia encontrado y ayudado.
-Bueno...todos aprendimos cosas en ese tiempo, amo. Pero ya eso es pasado. Piense ahora como mi pago por su valentia y ayuda en la guerra.- Lo volteó a ver y le sonrió dulce, pero tristemente. -Quiero que viva comodamente.-

(ay cuando sepas cómo las perdió -w-)

-Bueeeeno...- suspiró el duque, entrando junto con Carus a los baños. -Puedes ayudarme, pero sólo en pasarme las cosas. De ahí tengo que lavarme solo.- Jaló levemente una mejilla del demonio, para levantarle el ánimo, y se sentó a quitarse los zapatos... Hasta que se dio cuenta de que no tenía zapatos. Su vista vagó a una esquina del ambiente donde estaba su ropa, tirada por el apuro. De todas maneras permaneció sentado y fue desabotonándose la camisa con tranquilidad.
-Vamos a seguir el viaje hoy, o prefieres esperar un poco?- preguntó, mientras iba por el cuarto botón. La camisa estaba rota en un hombro, pero daba igual.

Carus siguió al demonio, mirando en que le podía ayudar. Pero Luca se comenzó a desvestir solo y no le quedó de otra que quedarse esperando la ropa para doblarla e irla a guardar.
-Bueno pues... Lo que usted decida, amo, para mi va a estar bien.- Ahora Carus estaba en su serviente mode on, ya nada de lo que él dijera tendria importancia. Solo importaba su amo.
Al verlo desvestirse, Carus cerró los ojos, dándole un poco de privacidad.
-Disculpe, amo, prefiere el tratamiento normal o el tratamiento especial?- No lo mostró en su rostro, pero un pequeño sonrojo se marcó en las mejillas de la verguenza. Si era amigo del señor Belzaias, de seguro conocia ese tratamiento. Todos conocian el "tratamiento especial del demono Belzaias a la hora del baño".

(mira en lo que te haces famoso, Bez =U="")

Luca hizo un gran esfuerzo para no pedir el especial, sonriendo para sí mientras se quitaba el resto de ropa y se metía en el agua. -No te gastes, Carus. Con el normal está bien. Por favor, pásame las sales de baño y esas cosas que parecen piedras.- Luca ignoraba cómo se llamaban las cosas que parecían piedras. Tenía algo que ver con calentar el baño, pero meh.
El duque se llevó las manos a la espalda, tanteando su herida. No ardía ni dolía, estaba bastante bien curada. Ni cicatriz había quedado. Lo cual era una pena, pues con la cicatriz habría podido disimular un poco las marcas de su nobleza.

Carus suspiró cuando oyó lo del tratamiento normal, estaba...decepcionado?
"No! No soy una prostituta!" Se dijo, mientras caminaba hacia las cosas del baño y traia lo necesario.
Primero destapó una botella de sales y vertió la cantidad exacta en el agua. Luego lo tapó y tomó una esponja de baño, llenandola de un jabon especial. Se acercó a su nuevo dueño y comenzó a frotarle la espalda con cuidado, evitando la herida.
Luego le tomó un brazo y de igual manera lo comenzó a enjabonar. Si, lo estaba bañando a pesar de todo, no podia tener un amo sucio.
-Deberia lavarle el cabello? Recuerde que luego tenemos un viaje que hacer...si usted lo desea, claro está.-

-Pero Carus...- Luca suspiró y decidió dejarse de todas maneras. Al menos así tenía las manos libres para hacerse un examen físico más completo.
-El cabello ya me lo lavo yo, hombre! Me puedo bañar solo- volvió a remarcar, aunque con una sonrisa. Le gustaba, aunque no lo admitiría, sentir cómo Carus era tan atento con él. Aunque fuera por un tema de servidumbre.
-Dependerá de si te sientes mejor o no. Por lo de los cuernos, digo. Pero antes tengo que salir yo a buscar algunas cosas, espero que no te moleste esperarme aquí.-

-Ah, claro que no! Si usted me ordena esperar, lo haré por mil años.- Le dijo, pasando la esponja por su cuello.
Oh ese cuello, ese delgado y magnifico cuello de su señor. Se acercó un poco, otro poco, un poco más, hasta poder olerlo.
Oler su sangre tambien. Sin pensarlo dos veces, acercó su boca y lamió su piel, luego para darle un ligero beso. Pero rapidamente se dio cuenta de lo que hacia y se alejó.
-L-lo siento!! Disculpe, me dejé llevar...- Dijo, siguiendo su labor. Si fuera el señor Bez, lo "castigaría" alli mismo en la ducha, pero sabía que Luca no era de la misma calaña.
Le puso más jabon a la esponja y se movió un poco, para comenzar a lavar su pecho. Oh ese pecho....pero no, se resistiría.


(Luca... problem? :troll: )

El duque levantó la cabeza alarmado por aquel beso, pero al ver que Carus no se le tiraba encima se relajó un poco.
-Quiero que te cuides un poco- le pidió, preocupado, mientras se soltaba el cabello para lavárselo. -Sería malo para ti si tuvieras otro cuadro de adicción, mi sangre tiene la mala propiedad de mermar de a pocos los sentidos de la gente...- No lo había comprobado con personas, sino que mediante un estudio de la estructura del veneno que llevaba en las venas había logrado determinar las consecuencias de una exposición a largo plazo al mismo.
Luca alargó una mano y tomó el shampoo. Puso un poco en sus palmas y procedió a lavarse el cabello. Sí que se sentía bien... la verdad, Carus había tenido razón. Estaba en necesidad de un baño, uno muy a fondo.

-Si señor... Lo siento, no me dejaré llevar de nuevo. Es solo que...todavia tengo problemas para resistirme si estoy muy cerca y más si usted está...- No lo queria decir, pero sabia que Luca captaria la idea.
-Pero ya aprendí mi lección. Además, esperemos que nunca más salga herido de ninguna parte, jeje.- Rió, mientras lavaba la esponja y la llenaba de agua, para enjuagar el jabón.
Esa espalda, esos hombros...todo en ese demonio estaba hecho para seducirlo, pero sabía que era el llamado de su sangre el que lo atraia, asi que suspiró, cerró los ojos por un segundo y luego siguió su trabajo.
-Todo está bien, amo? El agua? Las sales?-

Luca asintió algo pensativo mientras se enjuagaba el cabello. Sería tal vez una mala idea contarle a Carus sobre la cacería que iba a hacer?
Era cuestión de salir en la tarde y esperar. Aquella bestia lo tenía marcado, con su olor y su sangre en la piel. El animal iría por él y, de ahí, era todo una sola y larga pelea. Pero Luca no iba a parar hasta que esa cosa estuviera bien muerta, para que Carus pudiese viajar seguro a su lado. No importaba cuántas veces tuviera el duque que salir herido.
El duque notó que ahora estaba muy silencioso, así que pensó en alguna cosa que pudiera preguntar... algo ya más "normal". -Dime, Carus, qué es lo que mejor se te da cocinar?- Iba a preguntar que si no podía enseñarle, pero mejor lo dejaba ahí nomás.

Carus terminó de enjuagarlo, quedando su piel limpia y tersa, gracias al jabón fino que reservaban para los huespedes de alto rango.
-Hmm..cocinar?- Se detuvo a pensar unos segundos. Había cocinero para el señor Belzaias, pero muchas veces le tocaba el cargo en la cocina, asi que había aprendido a hacer muchas cosas, y era en lo que más lo felicitaba su antiguo dueño.
-Bueno, a todos les gusta la cacerola al biomi blanco...al señor Belzaias le gustaba con champiriñomes. Pero mi especialidad es la carne de torillino dulce con litos y miel de vicina. Uno pensaría que sería un plato muy dulce pero los litos hacen que tenga buen balance.- Le explicó orgulloso el pequeño demonio. Era un favorito de su ex amo. -Mi madre me la enseñó. Decia que tenia que saber preparar un buen plato para cuando fuera esclavo de un buen amo.-

(mmmm... sea lo que sea, ya me da hambre!)

-Suena delicioso~ Quisieras prepararlo para mí alguna vez?- pidió, para hundirse luego en el agua como le gustaba hacer. Abrió los ojos, mirando alrededor. Bajo el agua todo se veía diferente, como más claro. Al tiempo salió para respirar, con un suspiro satisfecho. Qué refrescante era hacer eso! Pero entonces notó algo que le llamó un poco la atención.
-Tu madre te decía eso... Carus, alguna vez quisiste ser otra cosa aparte de un esclavo? Digo, algún otro trabajo... Nunca se te cruzó por la mente?-

-Jeje, claro que si. Estaria encantado de hacerlo.- Respondió alegre, pensando en los ingredientes que debia comprar para hacerlo cuando estuvieran en la mansión de Luca. No, ya no la mansión de Belzaias, sino de su nuevo y más amable amo.
Lo vio relajarse más en el agua, asi que sonrió y se levantó para ir recogiendo la ropa que habia a su alrededor, y asi lavarla más tarde.
Pero luego de unos segundos oyó la extraña pregunta del otro.
-Señor? Otro trabajo?- Era eso posible? -N-no se en realidad...es decir, yo nací para ser esclavo, amo. Es simplemente la clase a la que pertenezco, no hay otro trabajo para mi.- Le sonrió. Desde nacer le inculcaban que era asi, no existia otra forma de vida y debia ser feliz asi.
-Servir es lo que soy y la felicidad de mi amo es mi felicidad.- Recitó el lema de los esclavos, que pasaba de generación en generación.