Capítulo IV - Amándote de nuevo

Nate se tapó la cara con ambas manos. No sabía que hacer, no sabía como reaccionar. Franz siempre habia sido un hombre tan fuerte y saludable...ahora se le estaba escapando y no sabía ni porqué.
-Lo llamaré...Franz, lo llamaré.- Dijo con voz rasposa, mirandolo de nuevo. -Pero no lo sé...no me está diciendo todo y tengo miedo, Franz. No estás mejorando como él dijo que lo harías. Simplemente...no le tengo confianza.-
Es más, había confiando demasiado en ese doctor, ya que estaba ignrando ciertas cosas. Como Franz tenía dificultad en moverse, era Nate quien lo bañaba y lo llevaba a otras partes del apartamento. En todo su cuerpo tenía heridas extrañas y al consultarle al doctor Odrie, sólo le dijo que era parte de la enfermedad, que pronto se curaría...pero ese "pronto" nunca llegó.
También habia notado muchos otros síntomas, pero decidió confiar en el doctor...lo cual no lo llevó a ninguna parte positiva, solo más dolor para su amado.

-T-tienes hambre? -Preguntó como para desviar el tema en su mente. -Piensa en algo mientras hago la llamada. Luego te llevaré al baño para refrescarte, te apetece?- Dijo, mirando hacia las sábanas y suspirando levemente. De pronto el reloj de la ciudad dio las campanadas indicando la hora, lo cual hizo cerrar los ojos a Nate con cierto pesar, tratando de olvidar el tiempo. Según el reloj ya iba tarde para su trabajo, pero no podía dejar solo a Franz. Sentía un poco de pánico, ya que su jefe le habia dado una última oportunidad para ser puntal y él prometió no decepcionarlo....pero ya lo acababa de hacer. Aunque no importaba, Franz venía primero. No podía solamente dejarlo alli sin comer y sucio.

-Ya vuelvo.- Se levantó y fue a buscar el teléfono, haciendo una llamada rápida al doctor y explicando el asunto. Cuando colgó, no tuvo el valor suficiente para volver a la habitación. En cambio subió al baño, se encerró y dejó salir unas cuantas lágrimas acompañadas por algunas malas palabras para calmar su furia consigo mismo, por no poder ayudar más.
Se lavó la cara, procurando no durar más de unos minutos y bajó de nuevo, con una sonrisa fingida en su rostro.
-Perdón, estaba en el baño. Ya llamé a tu amigo, no dura en venir.- Esa rutina se le habia hecho costumbre en los últimos tres días. Pues, tenía que descargar su desesperación de algna manera.

(pobre Nate D: hay que aliviarle el sufrimiento uu)

Franz decidió que sería mejor guardar silencio. Distanciarse de a pocos desde ya aminoraría el dolor luego.
Dentro de él estaba muy agradecido con Odradek, que estaba sacrificando su credibilidad como doctor por ahorrarle angustias a Nathan. Pero entre doctores no se engañaban. Franz tendría, máximo, dos o tres meses más. O un poco menos, si por piedad Odradek consentía en practicar eutanasia.

Desde hace un largo tiempo ya que el médico veía con tristeza su propio deterioro. Tristeza por él mismo, que no pudo disfrutar la vida tras la guerra, y por su amado. Lo mejor para todos era que Franz "muriera".
Esperó pacientemente a que volviera Nate. No podía pedirle que no fuera a trabajar, pero deseaba verlo lo más posible.
-Odradek nunca demora. No tendrás que quedarte mucho- le respondió, no queriendo generarle problemas con su jefe.
-Tengo hambre, pero no tanta.... puedo pedirle a Odrie que cocine algo.-

***

Odradek colgó el teléfono, suspiró y se colgó la mochila al hombro. Mientras salía con las llaves de su tanque en el bolsillo analizó una vez más el caso de su amigo.
Cómo le dolía verlo así, y más sabiendo que no debía haberle dado esa enfermedad. Suerte era que el virus no podía contagiarse, o para ese momento ya estarían frente a una epidemia. Las armas biológicas funcionaban de maneras misteriosas.
Se preguntó para qué querría verlo Franz. Probablemente para informarlo de su deterioro- El virus parecía atacar indistintamente áreas internas del cuerpo, no había un patrón o una debilidad visible. Era rarísimo.
Por su parte, Odrie había estado probando con diferentes químicos y muestras del virus en busca de una cura. Nada parecía hacerle mella, su estructura molecular era demasiado compleja. Y como Odrie en realidad no sabía nada de moléculas, sólo tenía el equipo, se las veía difíciles para combinar las sustancias.

-Hmm? Hambre? No, no. Yo puedo hacerlo. De todas maneras no tengo otra cosa que hacer.- Le sonrió. Era una obvia mentira, ya que Franz seguramente sabía que tenía trabajo.
-Te haré una crema de...que te gustaría? Espárragos? Si, esos son buenos. La haré suave para que puedas comerla mejor.- Todos esos días había estado cocinando platillos de ese tipo. Sopas, cremas, pures, jugos...Cosas que su novio pudiera digerir, aunque aún asi le costaba trabajo y sólo comía su acaso la mitad de lo que había preparado.
-Para cuando llegue tu amigo ya estará listo.- Se inclinó y le dio un tierno beso en la frente. -Esperame aquí y trata de dormir.- Otra de esas sonrisas. -Te quiero, te adoro, te amo, mi Franz...- Susurró y acarició su pálido rostro.
Se incorporó y fue una vez más a la cocina, comenzando con los preparativos de la ligera comida.

***

-Listo, amor.- Regresó a la habitación con una bandeja, en la que llevaba un pequeño tazón de crema verde y una cucharita. -No está muy caliente, asi que debería estar bien.- Se sentó a la par de la cama, como siempre lo hacía, tan fielmente como cada hora que pasaba allí sentado. -Trata de comer un poco más, si? Para que te recuperes.- Llenó la cucharita de crema y la acercó a su novio. -Come por favor. Por mi.- Espárragos. Veintiocho peniques la bolsa*. Cuantas libras le quedaba? Bueno, no las suficientes como para que comieran los dos. Nate por ahora se había consentrado en hacer cosas deliciosas para su amado, mientras él engañaba a las tripas con agua y pan viejo del trabajo.


(*I have no idea what I'm doing)

Franz se abstuvo de decir que no le gustaban los espárragos. Para qué? Dentro de poco no podría comer nada, a como avanzaba el virus.
Las heridas tomaban terreno a pasos agigantados. Empezaba a sentir dolores en el estómago, y no era por digerir mal. Eran úlceras, probablemente, un médico reconocía los síntomas con facilidad.
"Tal vez muera de hambre antes de morir por la enfermedad" pensó amargamente, girándose hacia la pared.

Volvió a su posición original cuando sintió regresar a su amado. Valientemente sonrió y comió lo que le ofrecían sin protestar.
Las encías le dolían. Eso era nuevo. Sería una enfermedad fascinante de investigar si no le estuviera pasando a él.
-Está delicioso- elogió entre una cucharada y otra.

Nate observaba concentrado cada reacción de su novio al comer la crema que con tanto amor le había hecho. Claramente le dolía o por lo menos le incomodaba, y ese hecho también le dolía a Nathan. Como comer iba a incomodar? Pasteles, alcaparras, lo que fuera.

-Gracias...- Siguió con unas cucharadas más, hasta que decidió parar cuando la tacita estuviera vacía. No era una gran porción, asi que tampoco estaba muy feliz al respecto. Quería que su amado comiera más y se recuperara.

-Franz, estás aún más pálido. Necesitas salir.- Dijo, dejando la taza en la mesita de noche y acercandose de nuevo al rubio. -Necesitas comer más, también.- Le dió un beso en la mejilla y apoyó la cabeza en su hombro muy ligeramente. -Te extraño.- Porqué lo decía? Franz estaba justo allí...cierto?

No, ese no era su Franz. Era la sombra de lo que solía ser el alegre hombre, reluciente en el sol.

-Tienes razón- concedió Franz con una sonrisa. Necesitaba salir. Extrañaba sentir el sol, el viento, la tierra. Al menos una vez, antes de morir, quería poder sentarse en el jardín al lado de su amado. Y también extrañaba poder comer. Recordaba cuando tenía apetito, apenas semanas atrás. Era muy triste, estar consciente del propio deterioro.

Quedó en silencio un momento, sintiendo la dulce cercanía de Nathan. Luego, haciendo un esfuerzo que consideraba necesario, lo rodeó con sus brazos acercándolo más hacia sí. Sentía que pronto ya no podría hacerlo más.
Estuvo así unos minutos, con los ojos cerrados y grabándose el olor de su novio en la memoria, hasta que unos golpes fuertes en la puerta lo sacaron de su ensimismamiento.
-Es Odrie- sonrió, soltando a Nathan. -Ábrele la puerta, por favor.-

A Nate siempre le encantó oler el aroma de su Franz, era tan cálido...Pero ahora no le gustaba, ya que solo olía a enfermedad. Era una visión más triste y apagada de su amado.
-Si...Le abrieré...Aunque ya no veo el porque de seguirlo llamando. Te he dicho que busquemos a otro doctor...- Suspiró, levantándose y yendo a la puerta.
-Doctor, pase. Franz lo está esperando.- Dijo, sosteniendo la puerta para que entrara. Esperaba que esta vez si le dijera algo más util.

Odradek le sonrió a Nathan, saludando con una pose militar como siempre lo hacía, y entró a ver a su paciente. Se sentó al lado de Franz, mirándolo con pena pero sin decirle nada.
-No te ves tan mal- dijo, más porque Nathan estaba ahí que por decir la verdad. Franz comprendió, y no replicó. Tendrían que esperar a que el soldado se fuera para discutir libremente su futuro. Pero podían hablar del presente.

-Encontraste algo nuevo?- preguntó Franz, juntando las manos en su estómago. Odrie hizo un gesto indefinido.
-Más o menos. Parece que no es precisamente un virus, ni un unicelular. Puede que sea un bicho. Se mueve de una manera extraña. Ni las bacterias hacen eso.-

Nate cerró la puerta tras él y lo siguió a la habitación de su amado, apoyandose en la pared con los brazos cruzados.
-Que? Un bicho?- Queria meterse en la conversacion, enterder, que le explicaran. -Debe ser más que eso, doctor! Mírelo! Ya casi no come, tiene dificultad para dormir porque tiene dolor siempre, está débil...Se está yendo...- No le gustaba decirlo, pero era la verdad. Sabía que si seguía así, no duraría mucho.
-Franz, tu lo sabes también, cierto?- Estaba desesperado, no podría soportar perderlo. -Si tengo que trabajar todo el dia y la noche para curarlo, lo haré, pero hagamos algo!- Dio un paso hacia adelante, como listo para tomarlo entre sus brazos y llevarlo corriendo al hospital.

Ambos médicos intercambiaron una mirada. Ya lo veían venir, Nathan sabía. Franz no contestó, tomado por la pena, sino que prefirió bajar la vista. Contaba con que Nathan se fuera pronto, para poder proceder con su pedido al doctor.

Odradek se lo tomó con más tranquilidad.
-No es sólo un bicho, como bien dijiste, Nate. Son muchos. Al menos eso parece indicar el... deterioro que has de haber notado. Pero si es algo así, debo hacer unos ultrasonidos o radiografías para ver si ubico en dónde están.-
Pero no iba a importar si los ubicaba. Franz parecía ya marcado para la muerte. Su voz, sus ojos, se desvanecía. Nathan tenía razón y podía verlo, aunque no fuera ningún doctor.

Nathan bajó la vista. Algo le decia que no podia hacer nada.
-Pero...alguna medicina...Operaciones...Simplemente...Simplemente Franz no puede morir!!- Dijo con los ojos hechos agua, mirando al doctor con súplica.
-Doctor Odrie, por favor...Él me salvó de morir, me dio una nueva vida...Se supone que ibamos a vivir en paz! Que nos ibamos a casar!- Que ese hombre supiera o no la relación que tenian, ya no importaba, se lo acababa de decir. -Se supone que...estaríamos juntos siempre...- Susurró al final, no atreviendose a mirar a su novio. Miró el suelo, a las paredes, al techo...hasta que por fin miró a Franz y se desesperó aun mas.
-Por favor no lo deje morir! Si Franz se muere yo también me muero!!!- Gritó, dio media vuelta y corrió fuera de casa. No podía estar allí luego del ridículo que acababa de hacer, pareciendo un niño caprichoso. Ademas que debia ir al trabajo.

(contesto y a la cama ._.)

Tras ver a su amado irse, Franz dejó salir un suspiro tembloroso y se cubrió los ojos con una mano.
-Ésto no puede seguir, Odrie...- susurró con tristeza, escondiendo las lágrimas ante su amigo. -Nathan no puede seguir sufriendo por mi culpa... Yo mismo no lo soporto más. Casi no puedo respirar sin que me duela, Odradek...-

Odrie asintió, comprendiendo no como médico sino como ser humano.
-Qué pretendes, entonces? Eutanasia? Eso lo haría sufrir más, sabes...- respondió, mirando por la ventana hacia la calle desierta.

-No, eutanasia no. Quiero morir naturalmente. Sólo... que Nathan no tiene por qué cargar conmigo todo el camino.-

(corta a quien quieras :3)

(Q_____Q!!! Que triste....)

-Aaaaaleeec, estoy en casa, mon amour!- Dijo ruidosamente Bec, mientras entraba en la torre después de un duro día de trabajo.
El sol hace mucho se había ocultado y cada vez se veían menos personas en la calle.
-Alec, traje cerveza! La pondré en el refrigerador, por si quieres!- Gritó desde abajo, subiendo hacia la cocina y guardando el nectar dorado.
No sabía si su novio estaba dormido o no, pero no pasaba nada si lo despertaba, ya que en realidad se sentía con animos de "jugar" en la cama por un rato.
Bec, todos estos días, había estado saliendo desde la mañana y regresado hasta en la noche, haciendo quien sabe que cosas extrañas e ilegales, de las cuales ninguna le habia contado a Alec.
El frances subió a la habitacion que ahora compartían, notando primero, como siempre lo hacia, la enorme esfera que había construido para regresar con su amado. La habían subido allí para ponerla en algun lado, pero nunca encontraron un rincon mejor.

(siempre puede ser peor!)

El relojero sí se encontraba despierto, sentado frente a su escritorio y armando juguetes con mucho cuidado. Había pasado así gran parte del día, diseñando la mercancía que vendería al abrir su tienda.
-Buenas noches, Bec!- saludó a su novio, dejando las herramientas y yendo a recibirlo con un beso. En fila sobre la cama esperaban muñecos, autos, aviones, pequeños juguetes a cuerda, cajas de música... y un artículo especial, un gran barco de guerra. Pese a su tamaño, estaba diseñado para flotar. Pero aún no estaba terminado. Un proyecto tan ambicioso tomaba al menos tres días.

-Encontré en el sótano unas cajas con piezas, cariño- le comentó a Bec, señalando unas cajas de madera abiertas en un rincón. -Úsalas si quieres, hay muchas. No sé de dónde siguen saliendo éstas cosas.-
Limpiar el sótano era una tarea imposible.

Le alegró verlo despierto y disfrutó del corto beso mientras podía. Que cariñoso se habían vuelto ahora que había algo de paz alrededor.
-Oh, muy bien!- Se acercó a las cajas y tomó un par de piezas de cobre para examinarlas más de cerca. Bajó los googles que traiga la mayoria de tiempo en su cabeza, para analizar con detalle el material y otras propiedades.
-Les daré un buen uso.- Dijo luego de un rato, dejando las piezas de vuelta en la caja y quitandose los googles, para dejarlos rápidamente en la mesa de noche. -Gracias, Alec.- Se acercó, tomandolo de los hombros y posando en su cabeza un ligero beso.
-Estás muy cansado?- Preguntó, atrayendolo hacia sus fuertes brazos para sentir su calor. Se acercó lo suficiente para poder oler su cabello lleno de polvo y ceniza de soldadura, y se quedó en esa posición por unos segundos.
-Pensé que talvez podíamos salir un rato. Hace mucho que no tenemos un cita, amor. O es acaso que me estás engañando con otro hombre mientras no estoy?- Se hizo el enojado, sintiendose un poco culpable de dejarlo solo todo el dia.

Con todo el trabajo mental de ese día, Alec ya estaba necesitando un tiempo de no hacer nada productivamente. Le encantaba cobrarse sus descansos al lado de Bec.
Le sonrió, pasando los brazos por su cintura y mirándolo con cariño.
-Me encantaría salir contigo. Además, creo que tengo *hambre*. Es decir, ya debería tener hambre.- Es un poco difícil saber si tienes hambre cuando no tienes un estómago. Alec tenía muy presente que tenía que comer para alimentar sus partes orgánicas, y aún disfrutaba de la comida, pero ya no sentía hambre así que ahora era más como un recordatorio mental que una sensación física.

-Ah! Cómo puedes pensar que yo te engañaría??- protestó, empujándolo suavemente. -Además, aquí no viene casi nadie. Sólo pasa el lechero, y está casado... bien que sabes!-

Bec rió suavemente, para luego acariciarle la mejilla a su novio.
-Se que nunca me engañarías. Yo tampoco lo haría. Solo tengo ojos para ti.- Se acercó y le besó los labios tiernamente, por tan solo unos segundos.
-Bien. Estoy todo sucio, asi que me daré una ducha rápida.- Se separó de él y se fue encaminando al baño mientras se quitaba la camisa y la dejaba en la canasta de la ropa sucia del baño junto con sus pantalones y sus botas a un lado.
Se asomó por la puerta, dandole una picara sonrisa. -Si quieres acompañarme, estás más que invitado.- Y volvió a entrar. No sabía que vivir con alguien fueran tan divertido. O más bien vivir con Alec.

Los ojos del relojero se iluminaron con la propuesta de su novio.
-Sí! Si yo también iba a bañarme. Y además, así, puedo mostrarte algo- respondió entusiasmado, despojándose apresuradamente de su ropa y buscando algo en los cajones de su escritorio, todo al mismo tiempo.
Sacó finalmente un juguete, una rana a cuerda, y jaló de un baúl un par de toallas para atarse una a la cintura y correr tras Bec.

-Quiero probar si funciona antes de hacer más de éstos- le explicó cuando se encontraran ya en la bañera, dándole cuerda a la ranita. Un par de vueltas y el mecanismo empezó a funcionar, haciendo que el juguete diese vueltas por la tina. Alec sonrió, agradecido de tener una tina grande.

Bec se había metido a la tina cuando estaba a medio llenar, esperando por su novio, quien estaba hablando animadamente de algo sobre un juguete. Al parecer estaba algo feliz por su idea de la tienda. A Bec no le hacía mucha gracia, pero había prometido apoyarlo con el proyecto asi que no le quedaba de otra que hacerle caso.

Para cuando llegó Alec, la tina estaba llena y Bec había comenzado a limpiarse con el jabon y a hacer espuma en el agua. Le gustaba la espuma y las burbujas, ya que le recordaba cuando sus criadas le alistaban el baño con sales y jabones de todo tipo.

-Oh funciona! Se ve divertido.- Le sonrió. Si Alec era feliz, Bec también. -Se que se venderán bien.-
Si, era un gran avance, pero ahora tenía ganas de "jugar" a otra cosa. Tomó un poco de jabón líquido en su mano y se acercó al otro hombre. Sin avisarle, comenzó a pasarle el jabón por la clavícula, luego por el pecho.
-Quiero ayudar a bañarte...- Le dio un suave beso en el cuello y en la mandíbula mientras seguía con el masaje. -Y luego de relajarnos un poco...podremos salir.- Murmuró en su oído.


(Si quieres te adelantas, para no gastar tiquetes de lemones -w-)

(adelanta tú, pero yo doy el pie :3)

Oh, era una belleza que el mecanismo funcionase tan bien. Ahora tenía que preocuparse, principalmente, por volverlo a prueba de agua. No era cosa de que se oxidase. Probablemente lo haría del mismo material del que eran sus propias piezas, las de su pecho, pero eso haría el juguete algo más caro.... Hm. Y si usaba mejor una aleación de jebe, algo colorido y bonito, para sellar las piezas con una capa protectora?

Alec dejó el juguete a un lado para empezar a lavarse, pero su novio lo sorprendió con una propuesta que le sonaba muy atractiva. Sonrió, juntando una mano con la de su novio para guiarlo más hacia abajo.
-No estamos apurados, no? El mundo puede esperar- le respondió, volviendo a besarlo.

Unf. Le encantaba cuando se ponía así de juguetón.
Bajó la mano como se lo indicaba, tocando una de las partes favoritas de su novio, y se lanzó hacia su cuello, mordiendolo y besándolo con pasión.
-Je t'aime.... Me rend fou....- Decía con un tono sensual, besando y tocando cada vez más agresivamente.

****

-Nnnn...Alec...- Luego de un rato y de energías consumidas, los dos amantes se encontraban disfrutando las burbujas y el agua que quedaba en la tina. Bec estaba recostado en un extremo, con su novio entre sus piernas, apoyando la espalda en su pecho. El francés tenía sus brazos descansando en cada orilla de la bañera, sonriendo ampliamente.
-Estuvo genial...Como mueves las caderas...mmmm...- Oh si, que buena noche estaba haciendo.

Llegó un punto en que Alec no supo más si el agua en la tina estaba caliente por acción suya o porque se habían dejado la llave abierta.
Había terminado la mitad en el suelo. No importaba, porque era loza y siempre podía trapear luego. Se tomó un tiempo para olvidarse de la limpieza y concentrarse mas bien en lo delicioso que se sentía estar ahí, en ese momento.

-Yo no podría hacer nada si no fuera por tí, la técnica es de dos- le respondió, pasando los dedos delicadamente por el pecho de su amado. Ahora que su casa estaba más ordenada, su mente también. Podía darse el lujo de disfrutar a pleno cosas como esa.
-Aún quieres salir, Bec? No se tú, pero yo estoy con algo de hambre.-

-Hmmmm....- Echó la cabeza para atrás, pensando en las posibles opciones.
-Bueno, claro que también estoy hambriento. Pero también soy perezoso como para cocinar. Y mi hombre no va cocinar hoy! Quiero que te relajes.- Levantó la cabeza de nuevo y apoyó la barbilla en la cabeza de su Alec.
-Vamos a un bar cerca de aquí. No hay nada mejor que tomar un par de cervezas luego del sexo.- Le dio un suave beso en el cabello. -Pero si te quieres quedar aquí no hay problema. Comemos pan con mantequilla, como te gusta.- Sonrió.

-Puedo optar por los dos?- sonrió Alec, alargando la mano hacia las toallas al lado de la tina.

Unos minutos luego ya se estaban secando (mutuamente) en la habitación, y deliberando los lugares que estaban disponibles.
-Luego de beber podemos ir a pasear por el parque? Escuché que han abierto un observatorio, es de entrada libre- le comentó, secándose el cabello con vigor. Se lo había contado la señora de las frutas, que en realidad era bastante amable.
-O podemos también ir a la calle de las farolas. Es una nueva propuesta en luminaria que el municipio está probando... Dicen que es muy bonito, especialmente de noche.-

Bec disfrutaba la hora del baño con su amado. Era sensual y divertida, y todo porque Alec le ponía su magia.
-Hmmm...-Las dos sonaban aburridas para Bec, pero si su Alec lo deseaba, él lo haría realidad.
-Podemos ir un rato a las dos, si quieres. Hoy es nuestra noche. Haremos lo que quieras.- En realidad estaba complaciente porque Bec ya había tenido su "hora de relajación" en la tina.
Dejó su toalla a un lado cuando estuvo más seco y comenzó a vestirse. Hizo una nota mental de escaparse en la mañana para ir a comprar más ropa, ya que luego de perder su equipaje con el numerito de Gene no le había dejado con mucho en las manos.
Se hizo una cola en el cabello decorado con trenzas y cuentas, se puso sus botas altas y estaba listo para salir.
-Esto me recuerda cuando ibamos al bar de los mecánicos. Te acuerdas? Me gustaba el ambiente.- Bec miró a su novio, con su expresión oscurenciendose un poco. -...Recuerdas esa parte, Alec? O todavía...?- "No me recuerdas en lo absoluto?" Terminó la frase en su mente, temiendo la respuesta, aunque ya la sabía.

(Unf, algo así lleva Bec)

Spoiler: