Capítulo IV - Amándote de nuevo

-Ay, cállate- suspiró el genio, recostándose en la pared contraria y mirándolo con franca antipatía por primera vez. Difícil creer que el novio de Alecsito acabara haciendo tanto desastre. Gene le echó una mirada a la celda y decidió que, por más culpable que Bec fuera, no merecía estar en esa pocilga. Vamos, que la celda que le había dado Gene esa vez era mejor!

-Está muy bien que te hayas enojado con ese Sean. Alec de verdad debió avisarte primero lo del masajista. Pero, no sé, pensó de seguro que tú sabes el estrés que causan las partes mecánicas en el cuerpo de uno- meditó Gene, jugando con una tira de su overall.
-Pero no tenías que reaccionar así! Ya ves en lo que te has metido. Y por si te interesa Alec cree que fuiste tú, así que todos salimos perdiendo! Tú, yo, Sean, y Alec...- Ya no estaba hablando para Bec, sino para sí mismo. Tenía la mirada perdida en el espacio y toda su inteligencia enfocada en un solo tema: probar la inocencia de Bec.
Sí, *alguien* había matado a Sean. Ahora era cosa de echarle la culpa a otro.

-Que? Y que tiene que ver ese Sean....- Pensó en lo que el otro estaba diciendo y pronto sumó dos más dos en su cabeza.
-E-ese tipo murió? Anoche? P-pero no hice nada! Porque me arrestan?- Y lo peor es que Alec lo creía culpable. Si, se había enojado bastante. Y debia admitir que en el medio de la cosa se dio cuenta que las cosas no eran como las pensaba, pero simplemente una vez que se enojaba, no podía parar. Uy, esta vez si la habia hecho grande.
-G-gene...- Odiaba este hombre pero no sabía que hacer. Si se quedaba de brazos cruzados lo terminarían culpando y ni todo el dinero de sus padres podría salvarlo de la sentencia de por vida. -Que puedo hacer?...No puedo dejar que Alec me culpe, yo... no soportaría que me odiara.- Se tragó su inmenso orgullo. Cosa que solo hacia cuando se veia en un rincon. -Ayúdame.- Y volvió a tragar en seco.

No le gustaba a Gene oír ese tono en la voz de Bec. Si iba a estar con Alec tenía que ser más autosuficiente! Pero sí, estaba muy mal la cosa, y por más que el genio quisiera confiar en la capacidad de Bec, dudaba que pudiese salir solo de esa.
-No te lo tomes a mal, Bec. Te tengo muchísimo aprecio, por la ayuda que me prestas, pero ésta vez creo que lo mejor es que no hagas nada y me dejes a mí el juicio. Sí? Espérate un par de días. Será como si nada hubiera pasado.-
O más o menos. Construir un autómata que hablase, respirase, parpadease y sangrase al ser fusilado le iba a tomar más de un par de días. Gene fulminó con la mirada a Bec, como diciéndole "ves cuánto me haces trabajar?".
-Pero tienes que confiar más en Alec! Mi ratoncito nunca te engañaría, él no es de esos- le advirtió Gene, sentándose en el suelo.

-Nunca pudo mentir. Simplemente no se le da bien. Cuando lo hace o mira a los costados, o sonríe... Es que es evidente. Ni siquiera era bueno escondiendo los regalos de Navidad.- Gene sonrió ante el recuerdo de un bulto bajo la alfombra, hace al menos diez años. Él había pasado pretendiendo que no veía nada.

-Mch, eso lo se...- Bec lo acompañó para charlar en el suelo. -Él no mentiría asi pero...Hey! Él no es tu ratoncito, oiste?- Miró hacia el suelo. Este hombre y Alec habian vivido muchisimas más cosas que ellos en este tiempo. Eso le hacía sentir amargo, como que él fuera un sobrante.
-Lo fue y...Mira, es solo que...- No sabía como decirlo, no era bueno hablando de eso, pero ya que se habia rebajado a pedirle ayuda... -Es solo que si lo sigues visitando, se volverá a enamorar. Y obviamente no me eligirá a mi, asi que...quitate del medio.- Solo lo diría una vez.
-Ha, aunque...bueno, despues de hoy, no se si querrá volver conmigo. No se como vas a hacerle, es imposible, no hay otro sospechoso.- Y que era eso de hacer nada? Ni loco se quedaria de brazos cruzados!...Bueno, tampoco era que podia hacer mucho.

-No se volverá a enamorar. No estaba "enamorado" de mí- lo calmó Gene, que no se tomó a mal las palabras de Bec. Mas bien las aprobó. Así debía hablar un hombre enamorado.
-Y lo llamo ratoncito porque, cuando éramos niños y jugábamos a las escondidas, Alec siempre era el mejor. Se metía en todos lados! Bajo la escalera, en el hueco del suelo de la sala de música, hasta cabía en los cajones. Como un ratoncito.
Si quieres puedo dejar de visitarlo, pero no evitaría que él me visite a mí- le prometió, estirándose un poco y mirando a su colega con algo más de simpatía. Claro que iba a mudarse: buen rato tendría Alec en encontrarlo! Pero no podía, tampoco, abandonarlo así sin más. Aún eran amigos.

-Y cómo sabes que no había un testigo ocular? Yo lo ví todo- sonrió ampliamente, porque le hacía gracia. Y era verdad, más encima. Lo había visto todo.

Bec rió un poco ante la imagen mental que se formó. Le hubiera gustado haber podido conocerlo de niño. Seguramente era introvertido, que se la pasaba leyendo e inventando por ahi. ..Aunque de todas maneras ellos no se hubieran llevado para nada, es decir, Bec habia sido un niño problematico toda su infancia.
-Ah?- Levantó la vista. -Viste todo? Había alguien más?- Ahora si que tenia esperanzas. -Bueno, no se que estás jugando, pero espero que puedas hacerlo. Si no...tendría que escapar y todo, pero me converiría en fugitivo...A Alec no le gustaria eso.- Ahi si que no volvería con él nunca más. Estupido Sean, porque se tenia que meter.

Gene sonrió en silencio, significativamente.
Cuando él sonreía, podía decir muchas cosas. Su sonrisa era tan amplia que tomaba gran parte de su cara. Si reía, cosa que hacía mucho, uno podía asomarse y ver el maravilloso mecanismo que funcionaba dentro de él. También hablaba mucho: más que nada para sí mismo.
-Ya te dije, tú tranquilo y yo nervioso. Me encargo de todo. Ah, y...- El genio se levantó, dejando en el suelo una pequeña llave plateada.
-Quítate las esposas para dormir. No es bueno para el cuerpo, y tú no eres tan mecánico- le recomendó, encaminándose a la puerta. Pero antes de salir volteó y miró hacia Bec como si deliberase entre matarlo antes o después. Era raro, considerando que iba a sacarlo de la cárcel. El genio no agregó nada y salió despidiéndose con la mano.

Subió a la azotea y se descolgó por un lado del edificio, yendo tranquilo a recoger las monedas que los policías maravillados echaban en el sombrerito de LeCuak. No todos los días veía uno a un pato bailando tourdion.

(Ese pato XD)

Bec lo volteó a ver mientras se despedía y le dio una de sus medias sonrisas. En un dia cualquiera lo hubiera echado y hasta tratado de dejar inconsciente, pero ya que el otro trataba de salvarlo (por alguna razon) de la carcel, entonces supuso que podía llevar la fiesta en paz...por ahora.
Con las dos manos recogió la llave del suelo y se la echó en el bolsillo, para más tarde, para que los policias no lo vieran quitarse las esposas. Y hablando de policias, en donde estaban? Temió que ese Gene les hubiera hecho algo, pero al oir unas risas de fondo se tranquilizó.
Se puso de pie y se sentó en la cama, esperando a ver cual sería la proxima jugada del estúpido ese.

(me gusta que Bec no se cuestione por qué su enemigo lo querría sacar de la cárcel 8DDDDDD)

Cuando el entusiasmo del pato se desvaneció, pues el animalito se fue dando una reverencia, los policías regresaron a sus puestos y descubrieron a un joven que esperaba nervioso en la puerta de la comisaría. Uno de los policías lo reconoció: ese era el relojero de la torre, el que había puesto un negocio en el mercado. Sonrió con algo de lástima y se le acercó.

-Se le ofrece algo?- preguntó el policía. Alec se sobresaltó y lo miró.
-Quisiera ver a Bec, si se puede- pidió el relojero. El policía asintió, comprensivo, y lo guió a la celda.
-Pero no se acerque mucho- advirtió, alejándose pasillo abajo. -No es seguro.-

Sin hacerle caso, Alec se asomó por las rejas de la celda y buscó con la mirada a Bec.

(Bec es del tipo "No se quien eres, ni que quieres, pero sacame de aqui.")

Ya Bec escuchaba los pasos y murmuros de los policias, asi que entendió que Gene se habia ido y alejado lo que sea que usó para distraer los guardias.
-Payaso inteligente...- Gruñó para sí. Como le caía de mal ese tipo. En fin. Apoyó los codos en ambas rodillas y suspiró, ¿ahora que haria? ¿Solamente dormir? ¿Que pasaba si el plan de Gene fracasaba? Tenía muchas preguntas, pero ahora lo más importante era mantenerse a la expectativa y ver como podía comunicarse con Alec...
-Alec!- Y hablando del rey de Roma... -Alec!- Lo había visto en el pasillo, mirando a la celda contigua a la suya. Rapidamente Bec se puso de pie y se lanzó a la reja para estar más cerca de él.
-Alec, mi Alec! Viniste!- No sabía por donde empezar todo lo que tenia que decirle...

Al escuchar los pasos tras él, Alec giró casi sobre sus talones para encontrar miradas con Bec.
Aunque sabía que había hecho algo realmente malo, el relojero no pudo evitar sonreírle a su novio al ver que éste estaba bien y que no le habían hecho nada aún.
-Dios, Bec- exclamó, abrazando al otro a travez de las rejas.
-Cómo se te ocurrió hacer una cosa así....?- Alec soltó al mecánico y se alejó unos pasos, con un trazo de tristeza en la mirada. Porque había perdido a Sean, pero también a Bec.
El relojero se apoyó en la celda de enfrente, juntando las manos en el regazo.
-Podrías haber lidiado con él de otra manera. Si hubieras querido, no le habría vuelto a hablar. Pero, Bec...-

¿Que? Alec también creía que habia matado a ese hombre?...
-N-no! Alec! Escúchame, yo no maté a nadie!- Tenía que explicarle ahora mismo para que por lo menos una persona le creyera. Por lo menos él.
-Luego que te fuiste, estuve en la torre por un rato...cuando cayó la noche fui a comprar ron...sabes que me gusta tomar un poco cuando estoy de mal humor...- No era la coartada perfecta, pero era la verdad. -Luego me quedé dormido y a la mañana siguiente llegó la policia a arrestarme, diciendo noseque cosas de asesinato y que iba a haber un juicio.- Si, esa era su version, pero no se oía muy convincente.
Bec suspiró y se sentó en el suelo. -Tienes que creerme. Si, estaba enojado y le dije que lo mataría pero...- Nop, no tenía excusa. No podía decir que nunca mataría a alguien, porque ya lo había hecho varias veces, aunque Bec estaba seguro que la guerra no contaba...tanto. Tampoco diría que no mataría a ningún hombre por celos o por su novio, ya que si lo hubiera encontrado abusando de Alec, no lo hubiera pensado dos veces para tirarlo de la ventana. Bien, estaba jodido.

-Quiero creerte, Bec- respondió suavemente el relojero. -Daría lo que fuera por hacerlo, y voy a intentarlo sólo por tí... Pero todo apunta a que eres culpable. Tenías motivos, chances.... incluso el hecho de que bebiste es sólo un empujón más al tema. Y como el asesinato ocurrió de noche, la excusa de haber estado en el bar no te valdría.-

A veces la mente de Alec funcionaba también como un reloj. Sería un efecto secundario de su trabajo?
Se le pasó rápido, sin embargo, y alcanzó entre las rejas para besar a su Bec.
-Quiero que sepas que Sean era amigo mío, sí, pero también mi masajista. Yo nunca te engañaría con nadie. Ojalá me hubieses creído- le susurró con tristeza, mirándolo a los ojos.

Bec recostó la frente a las rejas, cerrando los ojos y sintiéndose derrotado. Era obvio que Alec no le iba a creer, no había nada en defensa suya.
Todo estaba perdido hasta que sintió los labios de su novio, ese contacto le dio esperanza.
-Lo se...lo siento. Pero Alec... -Lo miró con un poco de desesperación, tratando de hacerle llegar la verdad a travez de las gruesas barras de acero. -Te lo pido. Creeme. Yo no lo maté.- Trató de sacar una mano por la reja para tomar la suya, pero las esposas se lo impidieron. -Todo es un error...Y lo verás en el juicio!- Si! Gene (el estúpido ese) lo iba a ayudar y sacar de la cárcel...claro, a menos que todo fuera otro de sus trucos, que lo terminaría hundiendo más. -Tengo...ehh...una prueba! Ya verás, saldré de aquí en unos días y regresaremos a lo de antes!- Trató de sonreir, pero no se le daba muy bien.

Alec metió las manos entre las rejas para acariciar el rostro de Bec, su cuello, sus manos... Ya lo estaba molestando no poder abrazarlo como hacía siempre. Se quitó los guantes y juntó las manos con las de su novio para darle tranquilidad, aunque él tampoco tenía mucha.
-Entonces te creo- decidió. -Si dices tener una prueba, no veo por qué no. Sólo que, Bec... espero que no sea falsa. Si descubren algo así, te va a caer una condena peor.-
El relojero no quería seguir revolviendo el tema, para no hacer pesar más el problema sobre su amado, así que empezó a contarle algunas otras cosas que sí que le habían hecho gracia. Rumores que había oído sobre los dos. Tonterías, la verdad! Completamente mentira!
Lo que podía inventar la gente a veces, dios mío.

Bec se sentó más cómodamente en el suelo, para escuchar los cuentos de Alec. No sabía desde cuando las cosas tan triviales le traían tanta paz, lo hacian sentir como si todo eso fuera un sueño y dentro de unos minutos despertaría al lado de su novio, abrazándolo por entre las sábanas.
-Ya quiero salir, para demostrarles que soy inocente.- Sonrió para él, aunque le duró poco ya que dos guardias regresaron caminando por el pasillo.
-Jaja! Oh ese pato fue genial.- Dijo uno de ellos.
-Lo se. No tenía dinero que darle, asi que le di mi reloj. Totally worth it....Hey! Tu!- Le hablaban a Alec. -Las visitas solo se permiten en las horas indicadas! Como es que nadie te vio entrar?- Aparentemente se les había olvidado la reunión de todo el personal a causa de cierto animalito.
Bec gruñó. -Ve a casa antes que te metas en problemas.- Le dijo a su querido relojero. -Alec, escucha, dentro de unos días estaré contigo, pero si mi prueba falla y me condenan...- No quería decirlo, pero sabía que no tendrían muchas oportunidades de hablar, asi que tenia que hacerlo. -Si me condenan, no vengas a visitarme, esta bien? De todas maneras me transferiran a otra ciudad, asi que... No te preocupes por mi.- Le dio un último apretón a la mano que tenía entre la suya. -Te amo, Alec.- Debia decir todo lo que podia, ya que tal vez no tendría tiempo de hablarle mucho porque el juicio se aproximaba...al igual que los guardas.
-Por favor, desaloje el área.-

(TOTALLY!!)

En cuando Alec escuchó a los guardas acercarse, se apartó un poco más de la celda para no dar pinta sospechosa.
-No te van a condenar- susurró, aunque fue más para convencerse a sí mismo. Le dedicó una sonrisa a su amado, en la que en realidad no le prometía cumplir lo que le pedían, y se fue.
Mientras caminaba de nuevo hacia la torre de reloj, ideó tres o cuatro maneras de ayudar a su amado a escaparse. Sólo en caso de que lo condenasen a cadena perpetua, Alec podía orquestar una distracción para que ambos huyeran de la ciudad... Juntos.
De vuelta a casa estaba tan exhausto que se echó a dormir sin quitarse la ropa. No se percató de que la puerta de su sótano estaba abierta, y dentro Gene trabajaba febrilmente en un autómata muy especial. Uno que llenaría de sangre.

Luego que Bec se fuera y que fuera apaleado por los guardas una vez más, se arrastró hacia la cama y se recostó.
¿De verdad saldría de alli? ¿Gene estaría en lo correcto? Si no...¿volvería a ver a su Alec?

Una vez que la mayoria de guardas se retiraron y dejaron desolado el pasillo, Bec tomó la llave que tenía en su bolsillo y con agilidad abrió las esposas que lo mantenían atado. Luego se metió bajo las delgadas cobijas de la cama y trató de consiliar el sueño.

-Ahhh...Alec...- Sentía que todo esto era su culpa. Si tan solo hubiera sido más paciente, si hubiera confiado más en su novio.

(Ahora? Adelantamos?)

(no había notado que ésto estaba sin responder <3 sí, adelantemos! vayamos a juicio.)

Las semanas pasaron. Dos semanas, que era lo que faltaba para el juicio de Bec. En esas dos semanas los rumoreos de la gente no bajaron: más bien se incrementaron, al punto en que Alec decidió no salir de casa para no tener que soportar a sus vecinos.
Gene pasaba a veces para saludar y preguntarle cómo andaba. Con él se desahogaba el relojero, que andaba estresado y sin masajista que lo ayudara. Su amigo se sintió tentado de ofrecerse para el puesto, pero recordaba su deber y se quitaba la idea de la cabeza. Y en el sótano de Alec la máquina de Gene iba cobrando forma.

La mañana del día clave era fría y fresca, pero aún así el vulgo se agolpaba en las rejas del palacio de justicia esperando poder oír aunque sea un poquito de la condena. Por la ejecución no se preocupaban: esas siempre eran públicas.
Alec se encontraba sentado en la sala, estirándose nerviosamente los guantes. En caso condenaran a Bec ese día, el relojero tendría que ayudarlo a escapar, y Alec no era precisamente un hombre de acción. Y convertirse en fugitivo, justo cuando empezaba a asentarse con su tienda!
-Me las va a pagar caras- susurró, mordiéndose el labio, porque sin motivo aparente se le vino a la cabeza que hace mucho no se acostaba con Bec.

(XDDD Me dio risa eso último)

Las semanas pasaron, en las que cada día Bec perdía un poco más la esperanza. Es decir, ¿porqué razón Gene lo rescataría? ¿Qué está ganando? Entonces así, era imposible salir sin cargos.
Volteó a ver la bandeja de alimentos en el piso de la prisión. Su desayuno, y en realidad todas las comidas, consistían en un pan duro, un engrudo frio y agua de dudosa procedencia. Con sólo ver el plato, le quitaba el apetito a cualquiera y más tras una ola de pensamientos fatalistas sobre el futuro, que en algunos casos provocaba al preso una condena prematura al querer morir de hambre antes del juicio.
Bec no fue uno de esos malditos sin suerte, ya que se mantenía firme en su resolución de volver a ver a su amante, de acariciarlo y tenerlo entre sus brazos una vez más.
-Alec...- Murmuró, alejando la vista de la bandeja de nuevo para percatarse de un eco en el pasillo. Pasos de probablemente tres personas.
Bec se levantó de la cama con un poco de costo, ya que no había comido en tres días y esto se le notaba en las escasas energías y la figura escuálida que ahora mostraba.
-Bien, este es.- Dijo un hombre gordito y con gran bigote, que miraba un papel.
Los otros dos, que eran guardas, abrieron la celda y sacaron al preso sin dificultades. No pensaron que se complicaría ya que el hombre sucio y en arapos tenía una pinta algo enferma.
-Hoy es tu juicio...a ver.... Jean Baptiste. Llévenlo.- Y dicho y hecho, así como estaba lo llevaron a un carruaje, ya que no creyeron que el infeliz saldría libre.
Bec mientras tanto no se atrevió a decir ni una palabra por miedo que pudiera ser interpretada negativamente por los guardas y meterlo en más problemas.
Pues, luego de un tiempo, llegaron al tribunal, donde afuera aparentemente estaba la mayoría del pueblo esperando a que saliera el acusado. Apenas Bec puso un pie afuera, tomates, piedras, basura y cualquier cantidad de cosas volaron hacia él, seguidos de improperios y amenazas de muerte por haber asesinado a sangre fría a uno de los jóvenes prometedores de la ciudad...o por lo menos eso sentía la familia, los demás solo hacían revuelta porque sí. Los guardas lanzaron dos o tres amenazas y la gente paró, dejando que el acusado entrara al juzgado en paz ya que lo habían apedreado bastante: ya su trabajo de pueblo estaba hecho.
Entró entonces Bec en la antesala, pues tenía que esperar a que el juzgado, los policías, el testigo y el juez entraran primero. Volteó a ver la habitación, decepcionándose de no encontrar una cara conocida.

Cuando el ruido de afuera creció y amainó en unos pocos minutos, Alec se levantó para ver cómo los guardas hacían entrar a Bec a la sala de corte. El relojero sonrió y casi corriendo se dirigió hacia él, evadiendo gente, hasta que uno de los guardas le impidió el paso.
-Joven, no se acerque al acusado! Es un asesino peligroso- le advirtió el guarda. Alec lo miró severamente.
-El acusado es mi novio. Ahora muévete- indicó, haciendo que el guarda se alejase impresionado. Alec llegó hasta lo más cerca que podía del lugar de Bec y se sentó, esperando que su amado lo viera eventualmente.

Atrás, en la puerta, un hombre alto con bigote entró mirando a todos lados y se sentó en una esquina. A veces, y de ésto se dio cuenta una asustada señora, su sombrero decía "Cuak".
Cuando el jurado, los testigos y los abogados estuvieron en sus lugares, el juez entró en la sala y anunció el inicio del proceso.

(Puña, yo no voy a hacer un juicio-juicio XD los unicos que me se son los de Phoenix Wright XD Hagamos hasta la primera sesión y en la segunda que entre el robot ese, en un momento todo dramatico o algo asi 8D drama.)

Al comenzar, el fiscal hizo un resumen del caso por pura formalidad y enseguida comenzó sacando sus cartas. El abogado defensa que le había puesto el estado también hizo su mejor trabajo.
Bec no entendía ni quería entender, solo quería salir de ahí y reunirse con Alec...el cual por cierto, no había visto. En un descuido del juez, volteó hacia el público que esta atrás suyo y pudo ver por fin el rostro de su amado. Le dio una pequeña sonrisa y abrió su boca para murmurarle unas palabras pero oyó una tocesilla impertinente que venía del juez y que le señalaba que por favor se sentara correctamente mirando hacia el frente. Bec suspiró para tranquilizarse y no lanzarle una mirada asesina al juez, volviendose sin tener la oportunidad de hablarle a Alec.

Pues, un abogado decía algo y el otro le contestaba con un osado "OBJECTION!!", y presentaba pruebas de aquí o allá. También pasó Bec al estrado y dio su declaración justo como había pasado, al igual que el panadero que lo acusó de haberlo visto salir esa misma noche a hacer fechorías. Así pasaron unas dos horas y el juez pidió un receso de 15 minutos. El guarda de seguridad lo llevó al lobby de descanso junto con su abogado, quien le decía que no sabía como iba a resultar el caso.
-Sinceramente, Jean, no veo mucha esperanza...Es decir, no tienes ninguna prueba!- Le dijo el abogado, quien sostenía unos papeles y una taza de café.
-Si, entiendo... Pero tiene que creer que yo no lo hice!-
-Te creo. Pero otra cosa es que el juez lo haga...-

((LOL OBJECTION WHY espera, café? hmm o3o estamos terriblemente tentadas a hacer un cameo de P.W))

El juicio siguió. Llamaron testigos, hasta le tocó a Alec tener que subir a declarar. Pero lo que dijo fue, en palabras muy formales, que él conocía a Bec más de lo que los demás podrían nunca y que sabía que él no había hecho nada. El relojero negó tranquilamente que Bec hubiese alguna vez tratado de maltratarlo o amenazado con hacerle cualquier cosa. Con su aplomo y decisión algunas personas del jurado empezaron a simpatizar con el caso, pero aún no había suficientes pruebas que dijeran que Bec era inocente. El juicio estaba cercano a terminar.

Y entonces, el hombre con bigote se levantó de la esquina apuntando dramáticamente al estrado.
-YO SÉ QUIÉN LO HIZO! Y NO FUE ESE HOMBRE DE AHÍ!- exclamó, sorprendiendo al jurado y caminando hacia el centro. Dejó unas cuantas plumas verdes atrás, pero nadie lo notó. El juez, enojado, le pidió una explicación.
-Por qué interrumpe el juicio de esa manera?-
-Porque YO soy el culpable!- declaró el desconocido. El fiscal lo miró escandalizado.
-Cómo puede probar usted eso?- preguntó. Desde la gente se adelantó un joven (era Gene, pero disfrazado) que algunos vecinos reconocieron como "ese vago que vive en el techo de la bodega".

-Yo lo ví entrar detrás del fallecido. Lo ví mientras me comía un sandwich de atún- dijo. Era verdad. Ese vago siempre estaba comiendo atún.
Así que ahora había otro culpable y un testigo que lo confirmaba!
-Además! La ciudad está pavimentada, pero para llegar a la morada del fallecido hay un jardín de por medio. Y el acusado es tan pobre que sólo tiene un par de zapatos. Tendrían que estar llenos de barro porque fue una noche húmeda y nunca los limpia- añadió alegremente el vago, ignorando la mirada asesina que probablemente le estaba lanzando Bec en ese momento.
-Y-, dijo antes de que el fiscal pudiese abrir la boca,- no fue que cuando lo encontraron estaba ebrio? Para estar así de borracho debió haber bebido toda la noche. Creen que alguien así va a tener la inteligencia y el pulso para atarle una bolsa llena de agua a alguien hasta ahogarlo? Gentlemen, please.-

(XDDDD me encanta que solo echarse al agua de como lo hizo XDDDD no lo supero)

-Ah?! Pero que...?!- Bec se iba a poner de pie y darle su merecido al amable caballero que lo estaba salvando, pero el policía le hizo mirada de "I'm watching you" y el mecánico no tuvo otra opción que calmarse y tragarse los disque insultos.

El juez calvo comenzó a rascarse la barba, como analizando el caso.
-Pues...yo creo que está claro! Aquí hay un testigo y una declaración...además no habían suficientes pruebas contra el señor Becque...así que...- Aún así no se decidía.
-Oh vamos!- Empezó Bec, quien había hecho esfuerzos para mantenerse callado. -Ya el tipo del bigote confesó! Yo no lo hice!-
-Hmmm...con que no lo hizo...Bien entonces!- Dio tres mazazos. -Declaro al acusado... NOT GUILTY.- Y cayó una lluvia de confeti en el juzgado. -Apresen al hombre del bigote y tomenle la declaración!-
Y asi fue como llegaron unos policias a arrestar al hombre. Bec entonces se puso de pie para que le quitaran las esposas e inmediatamente se volteó hacia su novio para darle una gran y picara sonrisa.

Alec observó la situación maravillado y divertido, con una gran sonrisa en el rostro. No podía creerlo! Parecía una broma. Y cuando el vago salió de la sala, mientras todos se iban, el relojero casi pudo jurar que había visto esos ojos azules en alguna otra parte. Pero eso no importaba ahora!
Mientras los guardas se llevaban al verdadero asesino, Alec corrió hacia su novio empujando al que se pusiera delante y lo abrazó con cariñosa fuerza.

-Sabía que no eras tú- le susurró al oído, sintiéndose más calmado de lo que se había sentido en semanas.
-No vuelvas a pelear conmigo de esa manera- le pidió, mirándolo a los ojos. -Ya ves lo que pasa.-
Luego de eso lo tomó de la mano para irse a casa finalmente. Maldita sea que se quería acostar con él apenas pisaran el umbral de la puerta.

***

Afuera, Gene se sentó dentro de las paredes de la iglesia (a donde había entrado por un hueco) y sacó a LeCuak de su ropa dándole un beso en la cabeza.
-Al final todo salió bien, no, monsieur LeCuak? Ah, pero que ésto nos sirva de lección... No puedes simplemente matar a la gente así. Hay consecuencias. Vamos a tener que ser más discretos, monsieur.- El genio hablaba y hablaba en voz baja, mirando a una esquina, donde tenía aún el cuerpo de un ratero que había tratado de entrar a casa de Alec unos meses atrás. El pobre diablo.