Capítulo IV - Amándote de nuevo

Bec recibió el beso y se terminó de ir con una pequeña sonrisa en el rostro. Su Alec era un angel, jamás lo haría...

***

Pues, ya eran las 10 de la mañana, hora en que Sean le había prometido a Alec pasarse a su casa para darle un buen masaje. Bec, mientras tanto, estaba escondido a las afueras de la torre, esperando su presa.
A esa hora en punto, el hombre fuerte y bronceado se apareció por la calle principal y dio una vuelta hacia la torre del reloj. Entró por la extrañamente abierta reja y tocó la puerta de la torre para que Alec supiera que había llegado.
-Aleec~ Ya vine. Advierteme si se encuentra tu marido!- Dijo en voz alta, para que lo escuchara.
Bec estaba haciendo las de un espía, siguiendo al joven y escondiendose detrás de un arbusto del renovado jardín de Alec. O ese estúpido. Averiguando si él estaba o no para salirse con la suya.
"No le abras, Alec! Si le abres....Si le abres...termino contigo!!" Pensó enojado. De verdad lo estaba engañando?

Alec asomó la cabeza por una ventana, riendo alegre. Al fin había llegado! La espalda lo estaba matando.
-No es mi "marido", Sean!- le recordó sonriendo mientras bajaba corriendo a abrir la puerta. -Es mi novio. Hay un anillo de diferencia. Pasa, te estaba esperando!-
El relojero acompañó a Sean por las escaleras, charlando con él.
-Te excediste un poco la última vez, sabes? Me quedó doliendo... Es verdad que con el tiempo relaja, pero no uses tanta fuerza hoy. Ten piedad de mí!-

(looool! aaaamo esas charlas de doble sentido)

-Jaja! Está bien, trataré de ser más delicado. Que por cierto tengo una nueva loción...Así no estarás tan seco y no te dolerá tanto.- Le guiñó un ojo y se acercó más a él, desapareciendo arriba en las escaleras.
Mientras tanto, al oir esas palabras, Bec sentía que el alma se le iba a los pies. Alli, mirando a la nada y con los labios entreabiertos, se percató del miedo que sentía y que iba gradualmente escalando por todo su cuerpo. Inconscientemente llevó una mano a su pecho, a la parte izquierda, y trató con todas sus fuerzas que su corazón no se partiera en dos.
A pesar del frio que le recorría la espalda, Bec se puso lentamente de pie y los siguió sigilosamente. Necesitaba ver con sus propios ojos las pruebas de la infidelidad de su novio.

Sean subió y subió las gradas interminables de esa torre. -Agh, Alec, mudate a una casa más comoda...- Dio su humilde opinion de fisioterapeuta cansado de los escalones cada vez que Alec lo contrataba para una sesión. -O mudate conmigo, cariño.- Se burló un poco. Sean definitivamente no era gay, pero le encantaba provocar a su clientela.

Al oír lo de la loción, Alec se iluminó en una sonrisa. La aromaterapia era una de las cosas más deliciosas jamás inventadas por el ser humano. Cómo era que unas gotas de esencia de lavanda podían relajar tanto?
Subió sus escaleras con paciencia y tranquilidad. Estaba tan acostumbrado que no sentía nada de fatiga.
-No podría mudarme contigo, Sean. Me terminaría doliendo el cuerpo todos los días- le contestó riendo.
-Además, amo ésta casa. Hace poco la recuperé y no tengo ganas de irme.-

Al fin llegando al último piso, Alec se adelantó para abrir la puerta de su habitación. El cuarto del reloj ahora estaba limpio y ordenado, con las ventanas abiertas, plantas y muchos modelos de máquinas sobre la mesa de trabajo.
-Voy a empezar a trabajar dentro de unos días. La tienda queda cerca a tu casa, así que puedes ir a verme ahí- le comentó.

Sean sonrió, feliz de que por fin Alec estuviera encontrando su camino.
-Claro que iré alla. Será menos cansado que subir tantos escalones...- Comentó, cerrando la puerta tras si.
Bec aprovechó el momento para ir rapidamente a la cocina y buscar un vaso. Luego llegó sigiloso a la puerta y con el vaso se dispuso a escuchar todo lo que pasaba.

-Bien, quitate la ropa y acuestate en la cama. Solo piensa en relajarte...yo haré el resto.- Dijo el masajista como decia cada vez que visitaba a un cliente. Era bastante como un lema.
Pronto sacó la loción especial que había comprado hace unos dias y abrió la tapa. Olía a lavanda. Perfecto para relajar tanto la piel como los sentidos.

En esos momentos Bec se sentía herido, traicionado... Como le hacia a Alec ese tipo en la cama que no le hiciera Bec? Tan mal amante era que tenía que buscar placer en otras partes? ....O tal vez era que Alec quería a ese sujeto? Pensó en entrar a la fuerza y matarlo, pero decidió esperar.

-Aaahh, lavanda! Recordaste!- celebró alegremente Alec, quitándose la ropa y dejándola tirada por ahí- estaba demasiado ansioso como para doblarla propiamente. De verdad le dolían los músculos.
-Es un olor hipnótico, leí que sirve para relajar a casi cualquier persona...- Se estiró, ya sin ropa, y se echó en la cama sin preocuparse de hacer las sábanas a un lado. Miró por la ventana al brillante y tranquilo día, preguntándose cómo le iría a Bec en su viaje. Una semana, no...? Era mucho tiempo.

-Has tu magia, Sean- pidió, cerrando los ojos y relajándose de antemano.

-Claro que lo recordé.- Se acercó a Alec, mirando su cuerpo desnudo y montandose sobre él. Luego dejó caer la loción sobre su espalda.
-Hmm... Que tal así? Te gusta?- Dijo en una voz calmante y baja mientras pasaba sus manos por su espalda. Sus habilidosas manos pasaron lentas hacia sus hombros, y frunció el ceño. Que era ese nudo de estres?
-Vaya, estás tan duro, Alec...Unnn...- Comenzó a masajear con fuerza ese punto, jadeando un poco con el esfuerzo.

Bec mientras tanto sentía que su estómago le daba vueltas. Habia oido a Alec quitarse la ropa y luego cuando se tiró al colchón. Lo estaban haciendo justo donde ellos dormían todas las noches! Que indecente...
"Ahora que dijo? Está exitado con solo unos segundos? Oh no, mi Alec...Entregandose tan facilmente a cualquiera..."

El relojero no reprimió un profundo suspiro de satisfacción, aunque quejándose algo suavemente.
-Me encanta~ Aw! ... Eres tan hábil, no sé cómo... aaah, qué delicia...- Alec no podía menos que halagar el talento nato de Sean para ocuparse de sus nudos. Aunque el relojero no llevaba una vida particularmente estresante, el efecto de la maquinaria en sus músculos era muy adverso a su salud. Gracias a Dios había encontrado a Sean, o para ese día ya estaría sin poder caminar.

-O-oye! Duele! Ve más despacio~- se quejó, aunque en realidad estaba encantado. Pocas cosas se sentían tan bien como un buen masaje.

-Hah, está bien, relajate...Lo haré más despacio...- Trató de masajear más suavemente, tal vez pasando a otra parte de su cuerpo mientras tanto para no causarle más dolor.
-Ummm...Es genial que hayas conseguido piel nueva aquí. Me gusta que ahora puedes sentir todo...- Enfatizó la palabra "todo", mientras masajeaba su espalda baja.

Bec se acercó más a la puerta. "Aquí?" Alec ultimamente tenia mucha sensibilidad cuando le pasaba los dedos o la lengua alrededor del ombligo...Seguro a eso se referia! Ese asqueroso!

Lentamente volvió a los nudos de los hombros. Vació más loción y comenzó un masaje lento, que se hacia suave y rapido en intervalos, justo para relajarlo al máximo.
-Mmm...Si...Ya casi...- Suspiró, contento de ver su trabajo funcionar.

( )

Era verdad: hacerse masajes con piel sintética era delicioso, porque al fin podía sentir las manos de Sean trabajando.... y las de Bec, si Bec supiera hacer masajes. Algún día Alec se lo tenía que pedir, aunque fuese a modo de juego.
-No me arrepiento de haberla conseguido...- contestó en un murmullo, adormeciéndose por lo relajado que estaba y de vez en cuando suspirando o quejándose en voz queda.
Abrió los ojos de nuevo cuando su masajista se concentró en ese punto de la espalda en donde se había formado toda su tensión.
-Ahhh, sí, ahí...! Más fuerte!!- pidió feliz, porque aunque le dolía sentía que el nudo se desataba.
-Nadie puede hacer lo que tú haces, Sean....!-

-Oh, si, ahi es!- Es claramente era el punto de tensión y la manera más adecuada de desaparecerlo.

Bec entonces entró en rage mode. "Nadie puede hacer lo que tú haces, Sean....!" Acaso él no lo satisfacía? No lo dejaba extaciado cada noche?
Pues entendía el punto. Ya habia tenido suficiente de escuchar los gemidos de su novio a manos de otro hombre.
-AAAAARRRGHHH!!- Se levantó y mandó el vaso a volar a una pared, rompiendolo en mil pedazos. Luego, dio dos pasos atrás y abrió la puerta de una patada, que se quedó pintada en la madera. De repente se reveló a Bec la peor imagen: el bastardo encima de Alec...el cual estaba completamente desnudo y con cara de placer.
-No....Alec...- Su mente completamente ignoró que Sean todavia estaba con toda su ropa y que sus manos hasta ahora estaban solo en su espalda. Simplemente vio a un extraño acostandose con el amor de su vida. Su cara se contorcionó en una expresión de dolor puro y traición. Su mano derecha volvió a aferrarse al lado izquierdo de su pecho: su corazón se había contraído y luego roto en partes pequeñas.

Sean se levantó alarmado. Sabía lo que era ese tipo.
-O-oye...N-no es lo que parece...- Trató de caminar lentamente hacia él, con cuidado...
Bec estaba quieto. Peligrosamente quieto. Todavía con su mirada en el suelo y su mano en el pecho.
Pero... (https://www.youtube.com/watch?v=54vtXRI32MQ) Volteó su cabeza hacia Sean, con ojos incendiandose, iracundos, y cargó contra Sean, tomándolo del cuello y goleandolo en contra la pared.
-Aaarrgh!!- Le apretó el cuello con fuerza, la otra mano levantándose para formar un puño y quedandose estacionado en el aire. -Dime....Dime una razón para no matarte ya mismo!!!- Todo su cuerpo temblaba de inmensa cólera mientras Sean trataba de liberarse y tomar aunque sea un poco de aire.
-N....o.....Ugh....!- El joven queria explicarse desesperadamente antes que el mecanico lo destrozara.

De lo tranquilo y relajado que estaba Alec después de un mes de tensiones, pasó a un estado de sorpresa tal que lo hizo levantarse de la cama sin darle tiempo siquiera a vestirse. De la nada misma su novio había entrado en la habitación, y en modo berserk para empeorar las cosas!
El joven relojero tardó unos segundos en procesar las cosas, por efecto del aceite de lavanda. Bec no estaba de viaje? No iba a regresar en una semana o más? Pero más importante aún, acaso Bec no podía ver que no pasaba nada?
Bueno, no. No podía, y si seguía así le iban a dar cargos por homicida. Alec espabiló y se dirigió hacia Bec, apartándolo de Sean con fuerza (gracias a las partes mecánicas aún tenía cierta cantidad de eso) para que lo dejara respirar.
-Cuál es tu problema, Bec?!- preguntó muy enojado. No se trataba así a un huésped- qué, no se trataba así a nadie!
-Cálmate de una vez! No pasa nada!!-

Si Alec no lo hubiera empujado, de seguro aquel hombre sería picadillo para ese entonces. Bec dio unos pasos atras, herido de ver que Alec estaba defendiendo a su amante. Ni se estaba disculpando!
Sean cayó de rodillas al suelo, sujetando su cuello y tociendo por aire. -Ugh....No....es...- Todavia queria explicarse, porque ahora temía que lo fuera a buscar a su casa y asesinar mientras dormía.
A Bec le dio más colera aún. -Corre, grandísimo idiota! Corre porque si te atrapo....-
Sean no se hizo ni lento ni perezoso. Se puso de pie y escapó el cuarto y sus cientos de escalones, para salir corriendo de esa torre para lo que le quedaba de vida.
-Aaaargghh!!- Se volteó, tomó la lampara de noche y la tiró contra el piso. Luego tomó la mesita de noche donde estaba la lámpara y la tiró lejos. Los contenidos de las gavetas se esparcieron por toda la habitación. -No pasa nada?! No pasa naaada?! Te has estado acostando con ese hombre, eso es lo que pasa!!- Dio un paso adelante y su pie se encontró con una foto en un marco de cristal que siempre habia estado encima de la mesita de noche. Era una foto de ellos dos, sonriendo, felices. Bec la tomó y de igual manera la hizo estallar en la pared.
-Dijiste que me amabas, Alec! Acaso valgo tan poco para ti?- Se volteó hacia la ventana. -Pensé que...- Habia pensado que eran el uno para el otro. Pero se había equivocado.

El relojero se habría tardado mucho en comprender los motivos de su novio si éste no se los hubiera gritado. Alcanzó a cubrirse para que ni cristal roto ni papeles le cayeran encima. Conciente de su situación, jaló una de las sábanas para no estar desnudo mientras veía a su masajista huir despavorido escaleras abajo.
-Bec, no seas idiota- le respondió con franca indignación, llevándose una mano al puente de la nariz y preguntándose de dónde iba a sacar un masajista tan bueno como Sean. Probablemente nunca lo volvería a ver. Y si lo veía, sería con las marcas esas horrorosas en el cuello.
-Es OBVIO que no me estaba acostando con él!! Cómo has podido pensar eso? Ves lo que has hecho??- le recriminó, olvidando si había o no informado a Bec de que necesitaba masajes una vez al mes.
-Ugh, ahora no va a querer volver....! Sabes lo difícil que es contratar personal en ésta ciudad??-

Bec paró un momento para verlo, sin calmar su ira ni un poco.
-Que? Ahora me vas a salir con una excusa tan barata? Masajes?! Eso no era un masaje!- Fue hacia un lado de la habitación, expresamente para traer abajo el armario y reventarlo contra el piso.
-Te di mi vida, Alec! Arriesgué mi vida para cruzar todo el pais y recuperarte! Y ni así puedo hacer que me ames?!- Se recostó en una pared, la que estaba cerca donde habian puesto la esfera gigante, y se dejó caer al piso. -Pues entonces no se que debo hacer...- Murmuró, ahora golpeando el piso. Al parecer, eran sus ultimos minutos de colera y pronto vendría la depresión acompañada con alcohol. Oh Bec tan predecible.

-Puedes empezar NO portándote como un niño!!- estalló Alec, vistiéndose apresuradamente. Lo del armario había sido demasiado. Cada mueble de esa casa, cada pared, cada cosa era muy especial para el relojero. Eran lo que quedaba de su pasado, y no permitía que nadie se metiera con los fragmentos de su vida anterior.
-No es la primera vez que te he tenido que aguantar esos celos sin sentido tuyos! Si mis palabras no te valen, si con ellas no me crees y tienes que espiarme no hay nada que hacer. Pero escucha bien...-
-Que eches abajo mi casa no va a remediar nada, y ciertamente no va a hacer que me quede ni un minuto más contigo!!- ultimó, bajando las escaleras al vuelo para ver si podía parar a Sean y disculparse. Pero al llegar a la puerta y no ver ni sombra de él, agarró su llave de la pared y bajó a la calle sin mirar atrás. Necesitaba hablar con alguien de todo lo que le había pasado, y sabía a quién acudir.

(OH SNAP.) (Recuerda que Alec solo va con la sabana XD)

Bec quedó atónito. Alec le había respondido. Pues bien! Que se vaya! Si lo iba a traicionar y luego hacerse la victima, pues que así sea. No iba a correr detrás de él....o si?
Rapidamente se levantó y comenzó a bajar las escalera pero se detuvo. No, Alec fue el culpable. Esta vez no sería él quien lo trajera de vuelta.
Suspiró y regresó a la habitación, viendo todo el desastre que habia causado en unos pocos minutos. Se masajeó las sienes y comenzó a limpiar. Tenía que aprender a calmarse un poco más ante estas situaciones o terminaria destruyendo todo por lo que había peleado.

(nope, ya está vestido pero sólo con pantalón y camisa ouo)
El relojero tomó la calle todo de frente, giró a la derecha en la tienda de máscaras, pasó por su local nuevo y derecho hacia la iglesia en la plaza del mercado. Ignoró los puestos de frutas, verduras, carne y mecanismos mientras entraba a un callejón que conectaba con la parte alta de la ciudad.
Ahí se detuvo al frente de un edificio, al cuál entró. Tomó el ascensor hasta el último piso y ahí estaba Gene sentado en un sillón, leyendo el periódico. Al revés.
El genio levantó la cabeza con alarma, pero sonrió al ver que era su ratoncito lindo.
-Hola, buen día, bienvenido!- saludó, levantándose para darle un abrazo. Alec sólo suspiró y entró en la casa.
-No te veo muy bien, Alecsito. Qué pasa? Porque para que me vengas a ver te tiene que pasar algo- apuntó Gene, aunque creía saber de qué iba todo eso. Maldita sea, Bec.
-No estoy nada bien. Bec es un imbécil- inició Alec, que acto seguido se encargó de contarle todo lo que había pasado a su amigo. Detalle por detalle, mientras alimentaba a LeCuak.
Gene escuchó en silencio, mientras que una incontrolable ira se formaba dentro de él. Oh, el idiota, el malparido, el BASTARDO!!
Bec? No, Bec no. Bec había actuado bien como un buen enamorado.
SEAN tenía la culpa, OBVIAMENTE!!

Cuando Alec terminó de desahogarse, Gene le ofreció algo de tarta en un platito.
-No te preocupes por esas cosas, ratoncito gris, todo se va a solucionar. Bec tiene cabeza y sabrá qué hacer- mintió, porque estaba claro que aunque Bec tenía muy buenos sentimientos no sabía actuar para nada. Si supiera ya habría matado a Sean desde antes para evitar todo éste tema.
Pero eso se podía arreglar, no?

-Supongo que sí sabe- concedió Alec, -pero aún no estoy dispuesto a volver a la casa. Crees... que pueda quedarme aquí ésta noche?-
Gene lo miró con más alarma aún, pero asintió de todas maneras. No no no no, no podían empezar a separarse así!
-Si no te molesta dormir en el sillón, es que odio las camas.-

Tendría que ocuparse del intruso lo más pronto posible. Esa misma noche. Y ya sabía cómo. Ah, el infierno le iba a quedar chico comparado con lo que Gene planeaba para él.

(Pobre Sean XD)

-Ahh...Terminé.- Mas o menos. El cuarto se veia arreglado, pero todavía tenia que remachar la mesita de noche, el armario y comprar otro marco para la foto.
Se volteó al reloj y miró que ya era de noche. Ahora que había limpiado, necesitaba desahogar sus penas con licor. Tomó las llaves, su bolsa y salió de la torre.

***

Cuando regresó media hora despues, vació su bolsa en la cama: varias botellas de ron cayeron. Bec se sentó en el piso y abrió la primera, tomando la mitad del liquido en una sola tanda.
-Esta va por ti, Alec!- DIjo, levantando la botella en el aire y tomando de nuevo.
Así pasó toda la noche, hasta que fue demasiado para él y se desplomó inconciente en el suelo, durmiendo como un bebé.

Luego de una cena muy divertida, con Gene contándole cosas de cuando eran niños y conversaciones acerca de la ciudad y la vida, Alec se fue a su sillón agradecido con su amigo por haber apartado su mente de todos esos problemas. LeCuak se acurrucó a su lado, ayudándolo a dormir.

Cuando se escuchó la respiración pausada del mecánico, Gene salió silenciosamente del departamento llevando consigo su caja de herramientas. Se dirigió a casa del masajista (claro que sabía dónde era) y se sentó unos minutos frente a ésta, observándola. Increíble que dentro de una casa de apariencia tan limpia e inocente se hallara el mayor criminal de la ciudad entera. El que se atrevía a atentar contra el amor!
Amparado por la noche y el sueño, el genio burló cuidadosamente la cerradura e ingresó en la casa. Subió las escaleras prestando poca atención a sus alrededores, hasta dar con una puerta tras la cual se escuchaban ronquidos. Esa sería.... no? Daba igual, Gene iba a matar al que estuviera dentro.
Le removería la piel tira por tira, desde los pies hasta el cuello. O no, tal vez lo iría cortando en pedacitos lentamente... No, no tenía TANTO tiempo. A menos que se lo llevara... Abajo, a donde nadie podría escucharlo, a donde las calientes calderas de la ciudad cumplían su función. O simplemente noquearlo y hervirlo hasta la muerte. No, eso era misericordioso.
Una jeringa con veneno? Tijeras en la garganta? Talvez un sacacorchos. En los ojos? O UNA GUILLOTINA ok no.
O mejor... Sólo una bolsa de plástico y algo de agua! Sí, porque era limpio y servía.

De tanto acariciar sus ideas, a Gene se le voló media hora pensando extasiado frente a la puerta.

(Me cago en la puta, maldito foro)

-Allí!- Señaló cierto panadero con su dedo. Apuntaba hacia la entrada de la torre del reloj. -Allí vive ese mecánico asesino!- Dijo a la fuerza policiaca que asintió y rápidamente se movió hacia la reja.
Volaron el candado con una especie de láser, al igual que la cerradura de la puerta de la torre. Apuntaron sus armas al entrar y fueron registrando habitacion por habitacion, subiendo los escalones, hasta que llegaron al ultimo cuarto, donde un borracho Bec estaba desplomado en el suelo.
Los policias entraron con precaución. Al parecer solo estaba dormido, por los ronquidos y las botellas vacías de ron a su alrededor. El capitan alzó su brazo con la palma de la mano abierto, señalando a los demas policias que aguardaran. Luego levantó dos dedos y los apuntó hacia Bec. De inmediato dos policias se acercaron al mecanico y lo patearon hasta que despertó.
-Pero que...- Abrió los ojos y los volvió a cerrar, efecto del dolor de cabeza de la goma que se traia.
-Jean Baptiste Becque. Está bajo arresto por sospecha de asesinato.-
-Que?!-
Pronto uno de los dos policias le puso el arma en la cabeza. Bec instantaneamente puso las manos en el suelo...ya sabía que hacer. El otro policia sacó unas esposas y le apresó las manos por la espalda. Luego entre los dos lo levantaron para que mirara al capitan.
-Todo lo que diga será usado en su contra. Se le proporcionará un abogado si es que ya no tiene uno.- Luego el capitan asintió y otro policia le puso a Bec una máscara, la cual se aferró a su rostro mecánicamente.
-Mmmh!! Hhhn!!- Pero si ni podía hablar! Apenas y respirar...
Y asi, los hombres se lo llevaron casi arrastrado, mientras el vulgo se reunía alrededor de la torre a ver como lo arrestaban.
-Yo sabía que era un criminal!- Susurró la señora de las flores.
-Dicen que golpeaba al dulce chico que vive aqui tambien. Y lo obligó a traficar droga!- Contestó la joven hija del carnicero.
-Yo oí que fue un crimen pasional...el chico que mató era su novio. Y ese criminal lo dejó por el chico del reloj. Luego el otro consiguió novia y él lo mató por celos.- Se oyó al esposo de la señora Marie.
De todas maneras esto era malo....muy malo.

Después de que Gene lo despertase, le diese desayuno y lo mandase emocionado a regresar a casa, Alec caminaba por la misma calle del mercado que cruzase ayer. Pero ésta vez estaba más llena de gente, y la excitación bullía entre las personas que susurraban. Extrañado, el relojero se aferró a su bolsa de pan fresquito y se acercó a un grupo a escuchar.

Al cabo de unos minutos ya había escuchado demasiado.
Corrió esquivando a las personas para alcanzar a ver cómo los policías se llevaban a Bec en medio de los insultos del vulgo. Alec tuvo que contener las lágrimas, por no hacer una escena en público y porque aunque quisiera no podía contradecir a la gente. Matar a Sean sonaba como algo que Bec habría podido cometer el día anterior, en toda su ira...
Cómo había podido Alec irse sin controlarlo?

***

En un techo no muy lejano a la conmoción, a tres calles para ser exactos, una botella se estrellaba contra el piso espantando a LeCuak. El patito levantó la vista hacia su amo, al cual NUNCA había visto tan enojado.
-IGNORANTES!! NO SABEN LO QUE HACEN!!- gritaba el genio, destrozando las cosas que tenía a su alrededor e incluso las que no, tal era su ira. El pato trató de calmarlo, pero voló hasta la chimenea de una patada.
-Ahora voy a tener que arreglarlo TODO DE NUEVO!!!- Gene se descolgó por una ventana y enseguida se puso a trabajar, aunque terminó doblando las herramientas con las manos. Vaya sí tenía ganas de matar a alguien en ese momento.
Con la burocracia y la estupidez de la policía, ayudar a Bec le iba a tomar años! O dos días. En cualquier caso, mierda de vida ésta.

Ugh. Molestia innecesaria.
Cuando esos hombres lo llevaron a la estación de policía, no lo dejaron defenderse. Abrieron una celda, le quitaron el habitamento del rostro y lo tiraron en el suelo, enseguida cerrando la celda.
-No me van a quitar las esposas?- Preguntó un Bec algo molesto.
-Silencio.- Respondió un guarda que estaba protegiendo la puerta de entrada y de paso las celdas de los demás prisioneros. Claro, que estas celdas solo encerraban a los que todavía no habian llevado un juicio. Si se encontraban culpables, dependiendo de la gravedad del delito, los podrían llevar o al centro de detención de la capital o a la carcel del país de origen de cada preso.
Bec una vez estuvo en la cárcel central de las colonias francesas. Era horrible y traumante. Sus padres lo habían encerrado allí cuando era adolescente, para tratar de reformarlo. Pensaron que tal vez si conocía lo que le podía pasar si seguía de rebelde, conseguirían transformarlo en un muchacho decente...pero para su decepción no sucedió, y más bien terminó aprendiendo unos cuantos trucos.

-No he hecho nada! Tengo derecho a un abogado!- Trató de nuevo, acercandose a las barras.
-Silencio he dicho! Una vez más y te callaré yo mismo!-
Oh no he didn't. -Inténtalo, idiota! Tengo derecho a una llamada!-
-Que te calles!- Sacó la pistola de electricidad. -O acaso quieres que te haga gritar?- Le dio una media sonrisa.
-Eso le dije a tu hermana anoche.-

.... Y así fue como Bec quedó inconsciente en su celda.

Ahora, el relojero se sentía el centro de atención de los vecinos. Gente que antes no le hablaba se mostraron extrañamente solidarios y comprensivos con sus lágrimas contenidas. Lo llevaron a tomar algo para el disgusto, intentando consolarlo con "es mejor así", "al menos tú estas bien" y "deja de pensar en eso". Pero Alec no quería dejar de pensar en eso. Más bien, se moría por saber por qué Bec había tenido que resolver el problema precisamente matando a Sean.
Y también se sentía triste por haber perdido un amigo. Sean era algo provocador, pero era una excelente persona! Comprensivo, amigable, talentoso... un amigo para Alec, que casi no tenía ninguno. No podía entenderlo. Bec lo amaba, por qué mataría a su único amigo? A menos de estar en el error de que eran amantes, no...
Al terminar su café, Alec agradeció a sus vecinos y enrumbó hacia la cárcel.

***

Un ratito después se abrió la puerta de la celda y entró Gene, tan campante.
Cómo?
Tenía a LeCuak afuera distrayendo a todo el cuerpo policial.

Luego de asegurarse de que Bec seguía con las esposas, Gene se agachó a su lado y empezó a moverlo constantemente.
-Bec. Bec. BEC!!! Despierta, Bec!!! Agh por qué me vino a tocar alguien como tú, contigo no puede nadie!- gruñía el genio, que de repente tuvo una idea brillante y sacó una aguja de su bolsillo. Con cuidado pero fuerza, le enterró la aguja en un hombro. Eso no lo mataría pero fijo lo despertaba!

-Hmmm....- ¿Que era eso? Eso....él sabía que era, pero....como era la palabra? Hmm...Oh, dolor. Era dolor. -Aaahh!- Bec abrió de golpe los ojos y se trató de alejar de lo que sea que le estaba haciendo daño.
Cuando recuperó un poco más la consciencia y miró sus manos esposadas, recordó todo el alboroto. Lo proximo de lo que se percató fue de un visitante no muy apreciado.
-Gene! Que haces aqui!!- Se puso de pie a como pudo, recostandose en la pared a como una de sus piernas todavía estaba dormida. -Algo le pasó a Alec?! Dicen algo de un homicidio, pero yo....- Definitivamente no lo había hecho. Ni siquiera sabia quien se había muerto!