Capítulo IV - Amándote de nuevo

-Oh, Franz...- Siguió la voz hasta la habitación, y cuidadosamente se recostó en la cama junto a su novio, pasandole delicadamente un brazo por la cintura.
-Tengo buenas noticias...- Dijo, abrazándolo un poco más fuerte. -Pero estás bien? Parecías bien cuando te dejé.-Puso la cabeza en la almohada, cerrando los ojos y comenzando a pensar que una siesta no sería una mala idea.
-Te traigo algo?- Preguntó, tal vez preocupandose demasiado. Era un doctor después de todo, seguro sabía que tomar y que no.

-No te preocupes, estoy bien- sonrió Franz, besando los cabellos de su Nathan. -Es el insomnio. A los dos nos vendría bien tomar una siesta de vez en cuando, sabes... En la guerra y últimamente no dormimos mucho, es malo para la salud.-

El mareo no quería irse, pero Franz se las arregló para ignorarlo. Ahora estaba con Nathan y no tenía ganas de enfermarse.
-Yo también tengo algo bueno que contar, pero ve tú primero- le concedió, acercándose un poco más y cerrando los ojos. La luz lo molestaba un poco. No tendría fiebre...? No se sentía como con fiebre. No, porque en ese caso le dolerían los ojos y no la cabeza.

-Oh, buenas noticias también? Pues bien, yo empiezo...- Se levantó un poco, todavía mirandolo y acariciandolo suavemente.
-Salí a...a hacer algunas cosas. Cuando iba caminando, me encontré con Bec. Recuerdas? El mecánico que estaba en nuestra casa? Pues bien, él me...uumm... contrató para un trabajo. Lo hice bien aparentemente y me pagó!- Dijo feliz, sacando la bolsa de oro y motrandosela.
-No he contado cuanto es, pero suena como bastante! Tanto como para estar tranquilos otros tres meses!-
Ahora sus problemas de la renta estarían solucionados por ahora. Lo siguiente sería encontrar empleos estables para traer a los padres de Franz...aunque el apartamento fuera algo pequeño.

Franz escuchó la historia de su amado con una sonrisa sorprendida, y abrió un poco los ojos para mirarlo. Pero como en realidad lo molestaba la luz, simplemente volvió a cerrarlos y lo abrazó con cariño.
-Eres maravilloso, sabías? No sé cómo lo consigues, pero lo eres.- No le contó nada sobre el dinero que él había conseguido. Lo dejaría como una sorpresa para cuando Nathan fuera a dejar sus ganancias en la caja de los ahorros. Se contentó con besar a su novio, contento de poder estar tranquilos por unos meses más.

Mmm, la cabeza le empezaba a doler un poco más.
-Voy a dormir otro poco, Nate. Quieres acompañarme?- preguntó, acurrucándose más cómodamente en su sitio. Al día siguiente ese dolor se le habría pasado.

Nathan se dejó besar, correspondiendo como siempre, pero sintiendo la boca de su novio un poco más caliente que de costumbre. Pero al separarse, no dijo nada al respecto. Hmm...No sería un buen momento para enfermarse.
-Amm, si claro. Me gustaría.- "Luego del susto que acabo de pasar con Bec, nada sería mejor que un buen descanso."
Nate dejó la bolsa de dinero en la mesa de noche, se quitó los zapatos rápidamente y se volvió a recostar con su novio, abrazandolo.
-Pero si me muevo mucho despiertame, si? No quiero causarte molestias.- Dijo, besándole el cabello.

El médico ya se sentía tranquilo, ahora que habían salido de apuros. Asintió al pedido de su novio y tras unos minutos cayó dormido, sintiendo el placentero calor del cuerpo del otro al lado.

Algo en su sueño lo molestaba. Pero no podía decir qué era, porque estaba demasiado ocupado soñando que caminaba por el bosque, solo... El bosque estaba en llamas. Él mismo tenía quemaduras. Pero no era eso lo que lo molestaba. Tal vez otra cosa, al otro lado de los árboles o bajo la tierra... Un brillo circular. Una luz brillante.
Habían pasado ya tres horas cuando el médico abrió los ojos y de inmediato volvió a cerrarlos, ahogando un quejido. Ahora realmente le dolía. A ciegas se llevó una mano a la frente. Estaba caliente. Pero no, no podía enfermarse! No en ese momento.
Ah, la ironía. Precisamente a él le vino a dar algo. Decidió pasar revista sobre sus síntomas, hallando que debía ser gripe. Y una de las malas.

-Mmm...- Ah, pero que buen sueño se estaba echando. En una cama cómoda, sin preocupaciones y con el calor de su novio.
"Hmm...Tan caliente..." Era delicioso, pero algo no estaba bien. Con ese pensamiento se fue despertando, más que todo porque sintió un movimiento en la cama.
-Hmmm...Franz?- Abrió los ojos y sonrió, abrazándolo más. -Te sientes mejor?- Preguntó, dadole un beso en el tope de la cabeza, pero...
-Huh?- Puso su mano en la frente del otro, preocupandose. -Franz, tienes fiebre! No te has estado cuidando, cierto?!- Se alarmó y se sentó.

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Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Bec seguía con su plan para contentarse con Alec. Podemos apreciarlo en un cuadro parecido: https://www.youtube.com/watch?v=TkbOGaJqJmg
Solo que menos divertido, los guardas tienen rifles, no hay monos y hubo unos cuantos heridos. ( )

(LOOOOOOOOOOOOOOOL)

-Por favor, no...- Iba a pedirle que no gritara, pero se dio cuenta de que Nathan no estaba gritando. Era él, que tenía un dolor terrible tras los ojos y en los oídos.
-Creo que tengo gripe- le explicó en un susurro, con una sonrisa suave para no alarmarlo más. -No es nada grave... Es decir, sí, para una gripe es grave, pero si me cuido estaré bien en un par de días al menos... Lo siento mucho.-
Sí se había estado cuidando! No tenía explicación. Ojalá fuera el clima o algo así normal.

(Es mpreg -w- easy )

Nathan suspiró con preocupación, pero también con algo de angustia ya que no era el momento indicado. Que bien que se había encontrado a Bec en el camino.
-Tranquilo...- Susurró. -Yo cuidaré de ti. Pero...no se exactamente que traerte, dime que necesitas y lo iré a comprar, está bien?- Y de seguro las medicinas serían caras, mucho más que estaban en medio de esa guerra. Pero bueno.
Puso una mano en su hombro, no quería acercarse mucho para no hacerlo sentir peor, tampoco quería hablar para no darle más dolor de cabeza.

Franz tomó la mano que su novio apoyaba en él y le dio un ligero y cariñoso apretón.
-Te lo agradezco, Nate. Va a sonar un poco extraño lo que te voy a pedir, pero... Podrías comprar raíz de jengibre? Al menos... una bolsa. Espero que no esté caro...- No, no era que tuviera antojo de galletas de jengibre. Los padres de Franz siempre le trataban así la gripe cuando niño, y siempre funcionaba como magia. Al crecer, el médico pudo estudiar la raíz y descubrió que había alguna sustancia en su composición que eliminaba las toxinas de la gripe. Eso debía funcionar bien hasta para un caso pesado como el suyo.

( será mpreg o no será?! que suspenso!)

-S-si...Si, claro! Ya mismo iré!- Dijo, levantándose de la cama y buscando en la bolsa de oro algunas monedas para comprar el jengibre.
-Dame unos minutos, iré a la botica!*- Se puso los zapatos de nuevo y corrió fuera de la casa.
-Jengibre! Jengibre...- Al llegar a la botica, le dijeron que en efecto no había, que de seguro en el mercado si podría conseguir.
Nate se apresuró al mercado, y de hecho, en el primer puesto encontró una linda bolsa de jengibre.
-Esto es!- Dijo, llevandose una sorpresa al voltearse y ver a cierto mecánico esconderse detrás de un saco de lentejas. -Bec!-
-Ssshh! Cállate, chico! Vete!- Susurró, aferrandose a su bolsa llena de partes de...maquinaria? No, no parecía de las máquinas pesadas que los mecánicos solían arreglar. Eran piezas doradas como de reloj. Que extraño.
En fin, Nathan dio media vuelta e hizo como si nada hubiera pasado o como si nadie estuviera escondiendose detrás de las lentejas del segundo puesto. Corrió de nuevo a casa, que bastante tiempo había gastado ya, y entró.

-Franz? Aquí está el jengibre!- Se acercó, mostrandole la bolsa. -Que debo hacer ahora?-

(estoy tan feliz de al fin poder contestar QUQ antes no se me ocurría nada)

El reloj de la torre de Alec dio las tres. Bueno... DEBÍA de dar las tres pero en realidad las campanas sonaron como "London Bridge Is Fallin' Down". Tras unos segundos de silencio, dieron las tres. El ruido logró distraer un poco a Franz, que extrañado miró por la ventana. Las ventanas estaban limpias. Brillaban bajo el sol, como si acabasen de darles una pasada con agua.

Eso le recordó que debía limpiar.
Justo en ese momento entró Nate, su querido Nate, con el jengibre. El médico sonrió y se estiró un poco, arrepintiéndose luego pues le dolía.
-Ponlo a hervir, debo tomarlo como una infusión. Oh... y destila un poco en la alquitara, sí?- le pidió, señalando el armatoste que se veía en un lado de la habitación. No era muy profesional, pero servía a sus propósitos perfectamente.
-El aceite, quemado, huele muy bien. Y has traído tanto jengibre que nos sobrará hasta para hacer galletas, hehe~ Ow...-

(the fuck es una alquitara? La vara que usó el chico en perfume? XD *no sabe nada de la vida*)

Nathan asintió atento a las instrucciones. Aferrando su mano más fuerte a la bolsa.
-No te muevas! Esto te hará sentir mejor! Tu quedate ahi y descansa!- Y con esa misma, se fue a la pequeña cocina que tenia el apartamento.
Sacó (como se llama esto...se me olvidó, la machaca XD no se), la tetera y la alquitara...tambien un molde, para poner a tostar el gengibre en el horno y hacer galletas...porque no?
Mientras estaba haciendo la infusion y destilando el gengibre, no pudo evitar preocuparse por su situacion. Y que pasaba si Franz se enfermaba gravemente? Él solo no podria mantener ese apartamento, más muchos otros gastos...no, no! No pensaría en eso. Era solo un resfriado.
-Pero...si pasa...que haré?- Suspiró.
El silvido de la tetera lo hizo salirse de sus pensamientos, y poner atencion a lo que estaba haciendo. Sirvió el té en una taza y se lo llevó bien calientito a su amado.
-Franz, aquí está. Bebelo todo.- Dijo, llevandolo a la cama.

(lol, machaca)

El médico se incorporó, agradeció el amable gesto con una sonrisa y procedió a beber a sorbos el té de jengibre. Un poco picante, pero nada mal. Mientras se lo tomaba, empezó a contarle a Nathan algunas cosas para distraerlo. Más que nada pequeños detalles interesantes sobre su trabajo o la ciudad.
-No hemos podido hacer turismo desde que llegamos... cuando mejore te llevaré a ver un par de cosas- ofreció Franz. No sabía si Nathan ya conocía esa ciudad, pero daba lo mismo. La cosa no era tanto conocer como ir juntos a alguna parte, y sabía bien a dónde.
Dejó el té a un lado, sintiéndose un poco mejor. Pero más pálido.

Sintió como si le arañaran la garganta y tuvo que levantarse para correr a la cocina y vomitar en el fregadero. Por qué estaría la cocina más cerca que el baño??
Jadeando de esfuerzo y asco, pudo abrir los ojos para notar la sangre que se iba por el desagüe. Abrió la llave del agua, que pronto barrió con la evidencia, y se limpió la boca. Decidió restarle importancia.

Nathan siguió con atención la conversación, sentandose un poco más comodamente en la cama.
-Si, pues, hay muchas cosas que me gustaría ver. He estado aquí antes pero no por mucho tiempo, así que me hubiera gustado visitar esa enorme torre que...Franz?!-
De repente su novio se levantó de la cama y corrió a la cocina. Desde allí oyó como botaba los contenidos de su estomago en el fregadero. Entonces si era más que un simple resfriado...Pues, había que trabajar el doble ahora.
Nate lo siguió, acariciando su espalda.
-Estás mejor? Ven, vamos a la cama, no estás bien...Debería...Debería llamar a un doctor?- Que irónico, contando la profesión de su amante.

Franz volteó hacia su novio, mirándolo con disculpa en los ojos. Pero él tenía razón, necesitaba ayuda y no podía fiarse sólo de sus conocimientos.
Intentó hablarle, pero la voz no le salió. No importaba. Alcanzó una libreta y lápiz que siempre tenían en la cocina para hacer la lista de las compras, y escribió:
-"659-15-2233-89"- Un número de teléfono. Para más señas, uno privado. Si iba a tener que someterse a un médico, que al menos fuera un amigo suyo... así se aseguraba que fuera bueno y tal vez no le cobrarían la consulta!

Nathan estaba terriblemente preocupado, pero no queria que se le notara, ya que debia ser el adulto responsable en esta situación.
Siempre confiaba en que Franz fuera su soporte, fuera el que dirigiera la relacion ya que era el mayor...pero esta vez tenía que cuidar de él!
-Entiendo! Ve a la cama! Yo lo llamaré...tenemos dinero suficiente, asi que no importa cuanto cueste.- Dijo, dandole un pequeño beso en la frente de su novio.
Nate tomó el teléfono en la cocina y comenzó a marcar. -A ver...6...- Puso el dedo y dejó la ruedita girar.- 5...- Igualmente dejó marcar elo número hasta que terminó y las lineas sonaron.
-B-buenas tardes...si, disculpe, necesito que venga de inmediato, mi...amigo... está enfermo, no se...ah? Si...no, eso no...Acaba de vomitar al parcer....Desde esta mañana, pero parece grave, no es solo un resfriado...si...aja...muy bien. Entiendo...-
Siguió hablando con el doctor, para luego darle la dirección de su apartamento. Al colgar, Nate suspurió y le habló desde la cocina.
-Franz, dice que ya viene para acá. Necesitas algo? Mas cobijas?- No quería que lo viera asi de nervioso.

(te dejaré el doctor XD tu eres mas conocedora de esas cosas -w-)

Aunque no lo parecía, Franz estaba atento a la conversación de Nathan. Sonaba nervioso. No había sido intención del médico poner nervioso a su novio, así que le restó aún más importancia a su estado y trató de no pedir tantas cosas.
-No, gracias- contestó, alzando un poco la voz para hacerse más audible. La garganta le dolía desde dentro, como si se la hubiera desgarrado...
-Mas bien espera en la sala... él llegará. Estoy seguro. No se olvidaría...- pensó en voz alta, bajando gradualmente la voz. Pensativo se giró un poco hacia la ventana. No, probablemente se le olvidaría. Pero llegaría, tarde que temprano.

***

Más tarde ese día, mucho más tarde que temprano, Odrie se cuadró al frente de la dirección que le habían dado y tocó el timbre un par de veces. Llevaba una mochila (no un maletín) de doctor, lleno de cosas, por si a Franz le había dado algo grande y no se habían dado cuenta. Porque eran capaces, esos médicos de guerra, tan metidos en los demás que se olvidaban de ellos mismos.
Odrie no se llamaba Odrie. Se llamaba Odradek, pero ese era un nombre francamente horrible y de todas maneras nadie podría pronunciarlo.

Nathan estaba algo cansado de esperar. Justo se iba a levantar a buscarlo cuando sonó la puerta.
-Franz! Ya llegó!- Avisó lo obvio y fue a abrir.
Afuera estaba un doctor con una...mochila?
-Amm, buenas tardes, soy Nathan, amigo de Franz. Por favor pase, doctor...Perdon, cual era su nombre?- Preguntó, la verdad estaba tan nervioso que no le prestó atención.
Se hizo a un lado para que el hombre pasara y pudiera por fin atender a su amado. -Él no está bien, se que no lo está, por favor haga algo...-

-Odrie- se presentó, juntando los pies en un gesto medio militar y medio de burla. No se llevaba bien con el ejército. Tal vez porque se había tenido que negar mil veces a ser reclutado.
Odradek se parecía a Franz. Bueno, todos los alemanes se parecían. El cabello medio naranjoso, la piel tirando a pálida... Con la diferencia, claro está, de que Odrie era más recio y se dejaba la barba porque fuck the police. Todo el mundo le decía que se afeitara pero no lo iba a hacer. Algún día su barba le llegaría a los tobillos.
Entró en el departamento, que ya se conocía, y fue a saludar a su colega. Tenía ganas de saludarlo como siempre, con una buena palmada en la espalda, pero apenas lo vio juzgó que no era prudente.

-Estás hecho mierda- le sonrió el doctor con sinceridad, mientras se sentaba a su lado y sacaba sus instrumentos de trabajo.
-Compórtate en mi casa, Odrie- contestó Franz, riendo por lo bajo. Hace tiempo que no veía a un amigo. Se sentó en la cama para facilitarle la tarea a su doctor y, de paso, para que no tuviera él que decirle que se sentara en la cama. Si la gente ya sabía que eso se tenía que hacer, por qué no lo hacían hasta que les decían? Era molesto.

Nathan se sorprendió ante la facilidad que tenia para hablar con su novio, tanto, que un poco de celos le recorrió el cuerpo...pero ahora no era momento para eso.
Cerró la puerta tras el doctor y lo siguió a la habitacion, mirando atentamente que hacia el desconocido.
-Amm, doctor Odrie, hay algo que pueda hacer para ayudar? Necesita algo?- Probablemente no, pero no quería estar allí de pie como un estupido, algo debia hacer! Todo menos ver enfermarse a su Franz...

Odrie se lo pensó un poco mientras miraba dentro de la garganta de Franz.
-No, gracias, chico. Más bien siéntate aquí y cuéntame de dónde conoces a Franz... si no sabré yo que éste hombre sólo vive para su trabajo... Qué, eras paciente suyo?-
Lo pidió para distraerlo, para que se metiera en el relato y no pudiera leer en la cara de Odrie lo que estaba pasando dentro de Franz.
El doctor había descubierto que el interior de su amigo estaba muy dañado.

Habían cicatrices de heridas leves que seguramente ni notó, podía ver heridas abiertas en las paredes de su boca, cuyo dolor probablemente estaba neutralizado por la saliva que es un cicatrizante natural... Miró un poco más abajo. Las amígdalas, ensangrentadas. "Ah, a mí no me engañas, tú has estado vomitando sangre..."
Iba a tener que hacerle un examen más completo. Si su garganta estaba así, sus pulmones o estómago debían estar pagando el precio.

(Acuerdame que pronto tenemos que cambiar de capitulo XD)

Nate oyó la pregunta del doctor, no sabiendo si le diría toda la verdad.
-Amm... Bueno, cuando fuimos a la guerra, sufrí un accidente y perdí y ojo.- Señaló el parche. -Mi pierna y mi mano. Franz estaba en el pabellón médico y me salvó. Allí nos conocimos.- Sonrió y un leve sonrojo recorrió su joven rostro.
-Y ustedes como se conocieron? Llevan mucho tiempo siendo amigos?-

(but of course <3!)

Odrie terminó su exámen, pero se tomó un rato extra para asegurarse de que no dejaba nada fuera.
-Hm, nosotros somos de la misma promoción de la escuela de medicina. Franz era un llorón- sonrió el hombre, ante lo cual su amigo emitió un ruido de protesta.
-Era un llorón y un cobarde! Saltándose las disecciones porque "le daba nervios", a puro juntarse con los de literatura, a la primera que nos tocó abrir un cadáver el niño casi se desmaya!- Franz lo pateó. Odrie se quejó pero rió de todas maneras, y terminó con lo suyo.
-Bueno, Franz, quiero que me esperes aquí en lo que traigo las máquinas. Tú también, chico.-

(cuando? luego de que Franz se va?)

-Jaja! De alguna manera me lo puedo imaginar.- Claro, si Franz era demasiado gentil y hermoso como para abrir algún animal. Nate era diferente. No merecía el amor de su novio, no alguien que fue a la guerra a acabar con las vidas de varios soldados.
En fin, el doctor se fue por las máquinas y Nathan volteó a ver a su novio.
-Franz, todo estará bien, ya lo verás! Debe ser...un refriado...si! Solo eso...- En ese punto no sabía si estaba consolando a Franz o a él mismo.
-A la gente buena como tu no le pasa nada...cierto?-